Capitulo - 7- Al baile se ha dicho

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AL BAILE SE HA DICHO.

Esto se estaba poniendo feo…

Una vez mas, Gema estaba haciendo completamente el ridículo, moviendo el culo de un lado a otro, de arriba abajo, como las bailarinas de los videos de rap. Pero supongo que los tíos comen mierda, ¿no?

Sinceramente, podía sentir mi orgullo cayendo a un nivel muy bajo al preguntarme por enésima vez… ¿Por qué me había dejado arrastrar aquí?

Cada vez que llegamos a Kienyke pasa lo mismo. Gema baila, se divierte, bebe, la pasa ¡Pum Para Arriba! Y atrae la atención de toda persona con pene. Y algunas incluso sin, Y finalmente, es llevada a fuera de la fiesta por su mejor amiga protectora-yo-antes de que cualquiera de los perros con tentáculos pueda aprovecharse de ella.

Mientras tanto, me senté en el bar toda la noche hablando con Luke, el camarero veinteañero-muy atractivo, debo admitir-sobre “los problemas con los chicos de hoy en día”

Odiaba el lugar por el simple echo de lo que le había echo a mi amiga Gema. En Kienyke ella actuaba como una completa idiota.

A pesar de todo, la amaba, pero eso no le sumaba ni le restaba neuronas cada vez que entraba a ese bar. Pero en su defensa, no era la única. La mitad del instituto al que acudíamos se presentaba ahí los fines de semana, y ninguno, RECALCO; N.I.N.G.U.N.O abandonaba el club con su dignidad intacta.

Quiero decir, en serio, ¿Dónde estaba la diversión en todo esto? Ver a zorras refregándole el culo a los tíos del bar no me causaba ninguna gracia, es mas, sentía rechazo, una repulsión terrible que me hacia sentir mareada y con nauseas.

Gema se dejo caer en el taburete a mi lado mientras un largo suspiro salía de sus labios bañados en gloss sabor sandia. Se toco la frente que brillaba debido a las luces y el sudor y me sonrío.

-Deberías venir a bailar con nosotras, Meguii-dijo ella, sin aliento por su botín de agitación-es muy divertido.

-claro que lo es-murmure.

-¡Ohn  vamos! Eres una tía totalmente hostiada y amargada-exclamo Gema.

¿Ya dije que este lugar te volvía un completo imbecil?

-Explícame ¿que diversión le encuentras a bailar entre miles de cuerpos sudorosos y llenos de olor a transpiración? Puede que no sea la persona mas delicada del mundo-admití-o la más higiénica-empecé a enumerar-o la más sociable-se sumo un dedo más-o la mas…-me quede pensando. Hice un gesto con la mano restándole importancia al ver que me había salido del tema y que Gema tenía su atención dirigida en Alexander-el caso es-dije sin prestar atención a la puta con sida-que esto no tiene nada de divertido.

Gema me ignoro, pasándose los dedos por detrás de la oreja, como si estuviera echándose para atrás dos mechones invisibles. Era un habito de antes que se cortara el pelo en su actual corte castaño duende vanguardista.

-Gema, deberías venir a bailar con nosotras-dijo señalando a su otro grupo de amigas. Una mas zorra que la otra, pero si a Gema les caían bien, no tenia por que armar peleas.

Empecé a negar con la cabeza pero ella me interrumpió.

-Te traje aquí para que bailes conmigo. No es que Luke no sea divertido-Ella le guiño el ojo al camarero, probablemente con la esperanza de conseguir algunos refrescos gratis-pero soy tu amiga, y me gustaría presentarte al grupo, y también me gustaría verte disfrutar… ¿verdad, Anne?-grito Gema a alguna de las chicas que había en su grupo bailando por allí. Una se paro, me miro, hizo gesto de asco y luego siguió bailando.

-Lo noto…-murmure entre dientes, sarcásticamente. Pero Gema no lo noto, eso, o se hizo la tonta.

—Sólo te ves tan aburrida aquí, Meghan, quiero que te diviertas también.-murmuro Gema mientras agachaba la cabeza.

—Estoy bien−, mentí. —Lo estoy pasando muy bien. Sabes que no puedo bailar. Me cruzaría en tu camino. Ve a... vivir la vida o lo que sea. Voy a estar bien aquí.

Gema entrecerró los ojos color avellana. — ¿Estás segura?—, Preguntó.

—Afirmativo—.

Frunció el ceño, pero después de un segundo se encogió de hombros y volvió a la pista de baile junto a su grupo en el cual jamás, y repito: JAMAS, estaría integrada. Ni por soborno.

Me encontraba sentada en el taburete, bebiendo una coca cola tras otra. Mientras imaginaba como le atravesaba la cabeza a cada una de las huecas con unos simples palillos chinos

-Hola.

Giré los ojos y me volví para mirar al intruso no deseado. Esto pasaba de vez en cuando. Algún chico, por lo general borracho o con un grado de olor corporal informal, toma un asiento a mi lado y hace un intento a medias de una pequeña charla. Es evidente que no han heredado el gen atento, porque la expresión en mi cara era muy, muy obvia de que no estaba de humor para estar platicando con nadie.

Sorprendentemente, el chico que había tomado el asiento a mi lado no olía a alcohol, marihuana o axilas. De hecho, podría haber sido colonia lo que olía en el aire. Pero mi disgusto sólo aumentó cuando me di cuenta de a quién pertenecía la colonia. Habría preferido el confuso de cabeza borracho.

Alexander. Joder. Piensa rápido.

— ¿Qué quieres? —Exigí, ni siquiera me tomé la molestia de ser educada, aun que, pensándolo bien, yo jamás era educada.

— ¿No eres del tipo amigable? — Alexander preguntó con sarcasmo. —En realidad, he venido a

hablar contigo.

—Bueno, una mierda para ti, no hablo con la gente esta noche-conteste-y menos contigo-agregue mientras arrugaba la nariz para dejar en claro que me repugnaba su mera presencia

¿Femenina? ¡JA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora