CAPITULO CUATRO

27 3 0
                                    

Harry.

Escuchar su voz me ponía tenso. Me gire sin soltarla y como imagina ahí estaba, parado con su sonrisa falsa. Siempre había sido un maldito mentiroso, afirmaría con mi vida que nunca fue honesto conmigo o con cualquiera. Ni cuando le prometió "hasta que la muerte nos separe" a mi madre. La muerte si los había separado pero fue porque él lo quiso así.

- Te dije que no volvieras - dijo sonriéndole a mi prisionera.

- No te metas en mis asuntos - dije de mala gana. Volví a mirar fijo a la pequeña rata que tenia contra el auto.

- Harold - grito. Sonreí, al parecer su coraza de hombre bueno no le duraba demasiado últimamente. Tironee de su brazo y después de dedicarle una sonrisa de triunfo al trajeado me dirigí a mi auto.

- Entra - le dije mientras la empujaba al asiento del copiloto. Lo cierto era que solo me estaba divirtiendo un poco con ella. Esta me miraba atónita sin decir nada, me molestaba que hiciera las cosas fáciles. Encendí el auto y salí a toda velocidad del maldito instituto.

- ¡Oye! - se quejó - ¿Porque esta mi teléfono destrozado? - dijo al ver sobre la guantera lo que quedaba de él.

- Hasta que hablas, me estabas aburriendo - dije sin mirarla - Necesitaba donde encontrarte - explique.

- ¿Hacia falta que lo destrozaras? - se cruzo de brazos.

- En realidad encontré tu horario en tu bolsa. Pero era demasiado tentador, no veía ese modelo de celular hace años - reí.

- Eres un idiota

- Dime algo que no sepa - la miraba de reojo, pero ella estaba concentrada en tratar de juntar las piezas de su antiguo celular. Me adentre al centro de la ciudad debía buscar un par de encomiendas en el correo. Cuando llegamos estacione frente a este y baje del auto.

- No intentes escapar - dije sonriendo mientras ponía el seguro para niños.

El idiota de la correspondencia acabo con el poco humor que tenia. Si no fuera por las cámaras de seguridad que estaban en el lugar hubiera partido su cara. Debía cuidarme de cualquier cosa que me comprometiera corromper la ley. Luego de un rato volví con todos los paquetes, los eche al asiento trasero y subí al auto.

- ¿Dónde están mis cosas? - grito antes de que pudiera sentarme. Ella sostenía su bolso vacio mostrándome su interior.

- No lo se, John estuvo jugando con el - dije despreocupado.

- Las necesito, ¿acaso no sabes que el bolso de una chica no se revisa? - dijo con voz chillona

- Mira no me interesa. Así como tu no sabes que no se espía a la gente, yo revise tu bolso ¿Y? - dije mientras ponía en marcha el auto - Mira no se porque te estoy aguantando... ¿Dónde vives? -

- No te diré

- Maldita sea, eres insoportable - dije golpeando el volante - Lo averigüe de todos modos - marque el numero de John. Luego de un par de palabra me tiro la dirección del malnacido de Steve.

- ¿Eres el hijo de director? - pregunto luego de un extenso silencio - No te pareces en nada él, aunque si lo pienso bien ambos son igual... de engreídos - continuo. No pensaba en contestarle, no era de su incumbencia mi vida. Estaba llegando a la dirección que John me había dado, pero no parecía que fuera certera. Estábamos llegando a los barrios más peligrosos y carenciados de la ciudad.

- No pareces de esta zona - dije sorprendido.

- Es porque no vivo aquí - contesto de brazos cruzados.

La gente de aquí no me quería y tampoco pretendía agradarles. Así que doble para volver por la avenida en la que habíamos venido. Teclee un mensaje de texto para John regañándolo por darme la dirección equivocada. Luego frene el auto en el medio de la entrada a la autopista.

- Me dices donde vives o te dejare tirada aquí - mi paciencia no duraba mucho. Menos con un estorbo, como el que era ella.

- Me bajo - me sorprendí de su respuesta. Estaba demasiado tranquila para mi gusto.

- ¿Por qué no me temes? - dije mientras observaba como se bajaba.

- ¿Y porque debería de hacerlo? - me desafío.

- Porque mate a tu padre - dije serio.

- Estas equivocado -fue lo último que dijo luego de cerrar la puerta.

No me temía o lo fingía muy bien, pero no me iba a quedar perdiendo mi hombría. Acelere dejándola en la entrada de unos de los sitios menos adecuados para una mujer. Mire por el espejo retrovisor pero ella caminaba en dirección al barrio. Valla que tenía agallas. Podría haber sido mas rudo pero estaba seguro que no saldría de ese lugar y no tardaría mucho en salir en la portada del periódico como otra chica desaparecida.

Estacione en la cochera del edificio y tome los paquetes para subir por el ascensor. Quinto piso, para ser exactos. Saque las llaves del pantalón como pude ya que tenía las manos cargadas y abrí la puerta. Una vez adentro tiré todo al sofá y fui por una cerveza.

Mi hermana aun seguía pensando que estaba en la cárcel, cuando en realidad nunca lo estuve. Por eso cada mes iba a buscar los paquetes que me enviaba. Era lo único que lograba sacarme una sonrisa después de todo. Ella era mi amor, mi vida y mi ángel. Nadie le podía ganar.

Había desde galletas, fotografías de su panza crecida y algún que otro libro para leer. La única razón por la que me mantenía al margen de la ley era para poder viajar a verla, a ella y a mi sobrino por nacer. Tome una galleta y la mordí, pero estaba tan dura como una piedra que la deje de nuevo en la caja. Me fije en la fecha que había sido envida, dos meses atrás.

La puerta se abrió, y no tuve que saltar a la defensiva porque el único que conocía donde vivía y tenia una copia de la llave era John. Me observó mientras miraba con cautela la fotografía de Gemma, y tomo una galleta de la caja.

- Viejo, esto esta durísimo- dijo sobándose los dientes con la lengua. Sonreí sin mirarlo - ¿Qué miras? - pregunto apartando los paquetes para sentarse.

- Nada - dije guardando todo, él me conocía mas que nadie pero aun así no me gustaba hablar de estas cosas - ¿Por qué me mandaste a ese vecindario de inmundicia?- le pregunte mientras iba a buscar dos cervezas más.

- Es lo que me pediste - se excusó - ¿Qué hiciste con ella? - dijo mientras destapaba la botella con los dientes.

- La deje en la entrada a la autopista - me senté a su lado y le pase mi botella para que también la abriera - Es la hija de Steve - dije pensando - Aunque al principio parecía preocupada por él, después ni se le movió un pelo cuando le dije que lo había matado - la verdad también era que ni siquiera se parecía a ese idiota. Ella era castaña, menuda y delgadísima como una hoja de papel. Sus ojos miel resaltaban de su tez blanca. Todo lo contrario a Steve; quien tenia la piel tostada, pelo y ojos tan negros como la noche.

- Es que no sabemos si esta muerto - dijo tomando de su cerveza - Salto al canal nunca vimos su cuerpo o salir vivo de ahí.

- Dudo que halla sobrevivido a los golpes de James. El canal solo término con él - encendí la televisión y empecé a cambiar de canal en canal.

- Por cierto, mira - dijo entregándome una pequeña foto que saco de su bolsillo.

- ¿Quién es alma? - dije leyendo el reverso de la fotografía.

- No lo se, la encontré en su bolso. Apuesto que es su hermana por su parecido.

John tenía razón, la niña de la foto tenía múltiples rasgos parecidos con la rata. Su cabello, su nariz e incluso sus ojos.

---------------------------------------------------

Estoy feliz, casi dos capiss en un día. Aunque este mucho mas corto que el otro. En los cap que narra Harry van a ser así no tan extensos porque la historia es de Jane (ya me van a entender). Se que esperaban que H fuera mas rudo, pero no quiero que la historia tome ese camino -el chico malo, mafioso y criminal- sino que va para otro lado. Muchas gracias por leer, prontito subo más!! Saludos B

Por Equivocación (Mistake) H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora