A veces todo lo que necesitas es un lago tranquilo; que el lento mover de las aguas te devuelva un poco de inspiración, un poco de paz, un poco de oxígeno.
Cierro los ojos por un rato un poco largo. Tomo una inspiración profunda.
Vamos, inspiración, puedes venir ahora; te recibiré amablemente.
Tomo otro respiro.
Inspiración... hay galletitas.
- ¡Maldito ensayo, por qué no te escribes! Grito al aire y lanzo mi cuaderno lejos.
Tenía alrededor de dos horas antes de la clase de literatura, y debía entregar este ensayo sobre la persona que me gustaba, específicamente. El propósito era usar el lenguaje descriptivo pero de un modo subjetivo y detallista; de modo que pudiéramos compararlo con otra descripción hacia, por ejemplo, una habitación.
Pero no había nadie que me gustaba, así que vine a este lago cero inspirador a tratar de describir a un extraño.
Debía incluir una fotografía, por obvias razones, por lo que había llevado la cámara instantánea que me regalaron en mi cumpleaños; no la había usado porque sentía que ninguna fotografía o selfie podría ser suficiente para gastar una de ellas.
Al parque frente al lago asistía mucha gente; a menos de que sean las siete de la mañana, claramente, entonces sólo había hombres mayores corriendo por la pista y señoras haciendo yoga.
Pero yo tenía que encontrar un chico mínimamente atractivo para sacar una fotografía y escribir como alguien a quien esa persona debería poner una orden de restricción.
- Vamos. -Hablo a nadie en especial- Tiene que haber alguien.
Entonces lo veo llegar, con una pantalonera adidas al puro estilo fuckboy y una camiseta simple para hacer ejercicio, estira su colchoneta y se sienta junto a las damas a la clase de yoga.
Es un chico bonito, bueno, es precioso. La clase de chico bonito del que inmediatamente intuyes que es gay, ahora añádele que está haciendo yoga; pero el profe Rodríguez no tiene por qué saber eso.
Aplico zoom y tengo una foto bastante decente, pero algo borrosa, así que me acerco solo un poquito más para los detalles menores.
Le invento un nombre, comienzo a describir su cara, el puente de su nariz, los lunares en su cuello, el estilo de su cabello, describo la forma de sus labios y cuando sonríe a su compañera de al lado aprovecho para escribir sobre sus dientes, con sus incisivos mediales algo grandes. Pongo atención a los adjetivos, de manera que parezca que en verdad me gusta y no estoy describiendo un árbol.
Cuando lo termino incluso suelto un suspiro; como si acabara de dejar mi corazón en ese escrito.
Ellos terminan y se dan un aplauso; si leyeran esto, ese aplauso sería para mí, porque me quedó bellísimo.
Comienzan a retirarse y tomo mis precauciones: coloco la fotografía en la página donde acabo de escribir y cierro el cuaderno. Ahora sólo me falta pegar la instantánea, jalo mi mochila hacia mí para buscar mi pegamento, mis cosas siempre se me esconden.
El chico va a pasar cerca de mí, así que entro en pánico y decido que pegaré la fotografía en clase; cierro la mochila rápido y abrazo el cuaderno contra mi pecho, como protegiéndolo de que el chico pudiera ver a través de él.
Todo marcha bien, y me incorporo al caminito de grava en dirección a la calle, dejando al desconocido que acabo de describir atrás; voy con algo de tiempo y eso es perfecto.
- Oye. Una voz masculina habla detrás de mí, pero sigo mi camino.
- Disculpa, -tocan mi hombro y mi corazón se acelera- se te calló...
Todo pasa muy lento en mi mente y solo siento enrojecer, el único joven como yo en todo el parque voltea el papel que se me ha caído para descubrir que es una fotografía de él mismo.
- Esta fotografía... de mí. Dice algo lento y confundido.
- ¡Gracias! -no lo miro a los ojos ni un solo segundo- yo... -risitas- debes pensar que... -ahora una risa histérica- ¡no estoy loca!
Con todo el poco tacto del mundo le arrebato la fotografía y la guardo en mi mochila. Más segura.
Tomo una lenta respiración y me aclaro la garganta, quiero que baje el rojo de mi cara pero sé que será imposible. Él no se ha ido porque sé que espera una explicación y probablemente esté asustado.
Nunca he sido buena con el contacto visual así que sólo miro encima de su hombro.
- No te estoy espiando ni nada por el estilo, es que... -voy a decir la única excusa real y lamentablemente la más cliché- es para una tarea.
Pero suena ridículo.
El se ríe y esta vez sí que lo miro, confundida.
- Está bien, es tierno, siempre y cuando no planeen secuestrarme o estafar a mis padres. O a mi novia.
Dice "novia" cuidadosamente, como diciendo "chica, no estoy disponible". ¿Por qué no simplemente describí a Zac Efron? Digo, se vale, ¿no?
Miro el reloj en mi muñeca enfáticamente.
- Bien, se me hace tarde para mi clase para la cual te describí, porque no estoy planeando secuestrarte ni estafar a tus padres, -hablo atropelladamente- o a tu novia.
Le doy una sonrisa incómoda acompañada de mejillas color fuego y continúo mi camino a pasos largos y rápidos.
Definitivamente hubiera sido más fácil describir a Zac Efron, hasta le hago un libro, Sr Rodríguez.
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Minicuentos para minimomentos.
Short StoryEscribo para huir de mis libros de medicina un ratito porque mi procastinación no conoce límites.