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Un encuentro inesperado

Apresurados, Liz y Diego cruzan la puerta del hospital mientras se dirigen a toda prisa a recepción.

— Disculpe, ¿sabe sobre una paciente llamada Ana Morales? —Le pregunta Diego a la joven enfermera de la recepción.

Liz estaba detrás de él, hecha una maraña de nervios mientras trataba de no llorar.

— Creo que está en cirugía. Puede ir por ese pasillo a la izquierda. — explicó la enfermera.

— Muchas gracias. — Respondieron los jóvenes casi al mismo tiempo que empezaban a caminar.

Al doblar a la izquierda, vieron a un Leo que lloraba en silencio mientras pasaba sus manos por sus cabellos repetidamente en signo de frustración.

— Leo — pronuncia Liz— ¿Dónde está? ¿Qué pasó?

— Lo siento, Liz. Es mi culpa. — repetía entre sollozos. Diego le aprestaba el hombro en señal de apoyo—Bebí demasiado, no debí manejar. Solo... Perdí el control.

— Cálmate, todo saldrá bien. — consolaba Diego. Las lágrimas solo se derramaban en los rostros de Liz y Diego.

Después de 3 horas el doctor salió de la sala de cirugía llamando la atención de los tres jóvenes. De inmediato se pararon esperando lo peor.

— ¿Familia de la paciente?

— Están en camino — responde Leo— Pero yo soy su novio.

— Está bien. — Responde el doctor——La paciente sufrió varios golpes en la cabeza y tenía unos cuantos cristales incrustados en la frente pero pudimos removérselos todos y ahora puedo decir que está estable.

Al escuchar esto, Liz siente como si un gran peso se le hubiera quitado de encima, uno que no le permitía respirar bien. El alivio invadió a todos.

— Gracias doctor. — respondió Leo.

— La paciente ahora está estable, sí, pero aún debe estar bajo observación. — El alivio que había invadido a Liz empezó a abandonarla lentamente— Debido a los golpes en la cabeza es posible que la paciente tenga un trauma.

— ¿De qué está hablando? — Pregunta Leo— ¿Estará bien, cierto?

— Su vida ya no corre peligro ahora pero hay una gran posibilidad que la paciente experimente pérdida total o parcial de la memoria.

— ¿Que...? — es lo único que abandona los labios de Liz antes de empezar a llorar nuevamente en los brazos de Diego.

— ¿Perderá la memoria? — Pregunta Leo. Sus ojos llenos de lágrimas.

— No lo sabemos aún, tendremos que esperar a que despierte. — Responde el doctor— La paciente será trasladada ahora a una habitación.

— ¿Podemos verla? — pregunta Liz.

— Es mejor que la visiten más tarde. Ahora solo pueden entrar familiares pero como no están aquí, puedo permitir que solo el novio pase.

Leo y Liz comparten una mirada para después Leo asentir y seguir al doctor hasta donde se encuentra Ana.

— Vayamos por un café. — sugiere Diego. Liz asiente y tomados de las manos caminan hacia la cafetería del hospital.

Al llegar, Liz toma asiento en una pequeña mesa de sólo dos sillas mientras que Diego ordena dos café americanos. Al tenerlos, toma asiento enfrente de Liz, notó la mirada perdida de la joven, sabe que está más que preocupada por su amiga, después toma su mano y la aprieta firmemente.

Desire | Libro 1 (Saga Desire)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora