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Una nueva vida

Oscuridad.

Una espesa oscuridad la rodeaba por completo mientras que el olor a humedad envolvía el estrecho compartimiento en el que estaba, del cual se percató cuando intentó moverse.

Gritó.

Asustada, aterrada. Atemorizada al no saber en dónde se encontraba, al no poder ver nada y sin poder escapar y correr lejos de ahí.

¿En dónde estaba?

¿Qué había pasado?

Luz.

De pronto una luz se hizo presente, obligándola a cerrar sus ojos.
Se dio cuenta que algo se deslizaba encima de ella y lo primero que vio fueron esos ojos azules cristalinos que reflejaban tristeza. ¿Siempre fueron así?

—Es cierto. —Dijo asombrado— Estas aquí.

— ¿Que...? —la pregunta pareció desvanecerse en el aire. Su garganta estaba seca y no podía producir sonido alguno.

Tenía sed

—Debes estar confundida. —Altaír termina de abrir el ataúd en donde se encontraba la joven y la ayuda a salir. — Estas en el mausoleo subterráneo de mi familia.

Al salir, la joven observa el lugar por todos lados. Bajo la tenue luz de las velas se percata de que hay estatuas decorando el lugar, estatuas que parecen ser de grifos y gárgolas. El terror la empieza a poseer al darse cuenta de que el lugar en el que se encuentra está lleno de tumbas. Altaír parece notar su nerviosismo y dice:

—No te preocupes por ellos, están dormidos.

Seguido toma su mano y la lleva hacia una puerta secreta escondida en una pared que parecía no haber nada más que eso, luego suben unas pequeñas escaleras que los lleva al salón de lectura en el primer piso, el cual la joven recuerda que ya había estado ahí, el día en que Altaír la salvó por primera vez.
Al salir, la joven empieza a sentirse débil y cae sentada en un diván aterciopelado, Altaír toma asiento frente a ella.

—Estas débil. —Dice con sorpresiva preocupación— Necesitas comer.

Camina hacia la cocina y toma una copa de cristal y un cuchillo, pone su muñeca encima de la copa y con el arma filosa hace un pequeño pero profundo corte, suficiente para que una línea de líquido carmesí empiece a llenar la copa; al regenerarse y cerrar la herida, toma la copa y se la entrega a la joven quien lo observa con desconfianza.

—Bebe. Te hará bien.

— ¿Qué es eso? —dijo pero ningún sonido alguno salió de sus labios.

Te hará sentir mejor. —Una voz responde.

Asustada, observa al joven de frente pero sus labios no se han movido tampoco. ¿Cómo es posible? Debido a la resequedad en su garganta el hablar parece una tarea imposible, entonces ¿Cómo pudo hacerlo?

Entonces lo supo.

No ha dicho palabra alguna. Todo ocurrió en su cabeza. Sus pensamientos fueron los que hablaron por ella. Entonces, ¿cómo podía escucharlo a él?

No estés asustada. —volvió a escuchar su voz en su cabeza pero sus ojos seguían fijos en él, en sus labios que permanecen cerrados, comprobando así que en efecto, está hablando en su cabeza. —Muchas cosas cambiaron mientras dormías.

— ¿Qué cosas? ¿Qué pasó con Dagomar?

—Tranquila, te contaré todo pero primero bebe esto. —Altaír alzó la copa esperando que Liz la sostuviera.

Desire | Libro 1 (Saga Desire)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora