Volumen 2. Capítulo 1.

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"—Le diré lo que es, señor —Dijo —, los fantasmas son toda clase de cosas... ¡Excepto fantasmas!"

La casa del juez.
Bram Stoker.


La luz cruzaba la ventana. Era un nuevo día y los movimientos de una persona se podían ver por toda la cama.

Los pies, las piernas, el abdomen, los brazos delgados y una figura espléndida pasaban por los ojos de Tony, que se encontraba sentado, sin poder apartarlos. 

—Mmm~

La chica se estaba despertando y quitó las sabanas que la cubrían.

Su rostro era bello, su nariz pequeña, sus labios delgados, sus ojos cafés junto con su pelo castaño lograban una belleza, que con el tiempo que tenía de vida, era conocida como una belleza madura.

—¿Ya es de mañana?

Lo dijo con un tono entre lo juvenil y la madurez que lograba que a Tony se le activará algo dentro.

—Puedes dormir otro rato.

—¿Tienes que irte ya?

La chica se sentó en la cama, cubriéndose el cuerpo con una sábana, y vio a Tony con unos ojos de cachorro desahuciado.

—Tengo que. No he ido a la escuela en varios días y nadie debe de verme entrar y salir de un hotel.

La chica había puesto una cara de enojo, junto con la inflamación de su mejilla, se oculto entré las sábanas.

—Esta bieeeen.

—No tienes que estar así —Decía Tony, sentándose en la orilla de la cama, acariciando el pelo corto de la chica.

—Hace tiempo que no nos veíamos y cuando me llamas es para vernos por corto tiempo.

—Vamos, Rosali, sabes que puedes ver a alguien mas.

—Pero el punto es que no quiero ver a alguien mas.

Tony, que hasta el momento se encontraba desnudo, soltó un suspiro y recogió su ropa. Después de vestirse se dirigió en busca de su billetera.

—¿Como te ha ido en la tienda? —Preguntaba mientras recogía unas cosas.

—Bien, mejor de lo que esperaba —La chica se había quitado la sábana y vuelto a sentar —. La encargada es buena conmigo, y aunque no gane mucho, me es fácil trabajar con la ropa.

—Me alegró.

Tony había conocido a Rosali en un burdel hace unos meses. Con el paso del tiempo, los dos se volvieron cercanos, aunque no lo quisieron. Tony, preocupándose por la chica, consiguió un empleo que le serviría a Rosali para poder mantenerse.

Al inicio Rosali no quería entrar en un ambiente totalmente nuevo pero Tony término por convencerla.

Había días, como éstos, en los que se veían y se divertían.

Se podría decir que con el poco tiempo que se conocían, Rosali se había enamorado de Tony, he ahí el porque ella no quería ver a nadie mas.

—Bueno, por si acaso, dejaré esto aquí.

Tony depósito unos billetes en la mesa y se dirigió a la entrada.

—Sabes que ya no necesito dinero ¿verdad? Gano lo suficiente para vivir tranquilamente.

Tony volteó y miro a la mujer.

—Ve a desayunar o algo. Toma el dinero como una disculpa por irme temprano.

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