En la ciudad siempre se encuentran uno que otro edificio abandonado, no entran en proyectos por diferentes razones. Algunos son habitados por los indigentes de la zona, nada importa mientras haya techo y los pueda resguardar de la lluvia.
Aunque muchas veces también son usados para servicios sexuales entre los de "abajo".
Pero uno nunca sabe que podría pasar en ese tipo de situaciones.
Aquella construcción había sido una de las grandes bodegas de libros que pudo haber existido, pero un incendio había provocado que se dejara de usar y se centraran en otras zonas.
Pero los alrededores también se encontraban inhabitables, el lugar parecía un parque industrial con demasiado moho y porquería por todos lados.
El interior de la bodega era bastante grande, lo que provocaba que hubiera un gran eco por cualquier pequeñez.
Dos hombres se encontraban atados en una columna en el fondo de la penumbra del edificio, un sonido, como si de tacones se tratará, se escuchaba a lo largo y ancho de la bodega.
—Así que me siguieron hasta este lugar pensando que podrían abusar de mí —Una risa malévola y ominosa era acompañada de la dulce voz.
Una chica salía de las sombras a la poca luz que podía emitir el edificio. La chica traía tacones bastantes altos y blusa negros, falda roja con pequeños cuadros azules. Toda su ropa se encontraba desalineada. Su pelo rubio atado en dos grandes coletas, junto con su labial de cereza, lograban una perfecta combinación con su blanca piel, y un maquillaje en el sombreado de sus ojos le dejaba el toque de gótica.
—Es por eso que los hombres son unos idiotas, ¡Solo se dejan llevar por sus bajos instintos! —Decía mientras una sonrisa macabra se asomaba en lo que sería su perfecto rostro.
Los chicos empezaban a chillar y a mover sus cuerpos para poder liberarse y huir lo mas rápido posible. Pero era inútil.
La chica se acerco dando pequeños brincos y agacho su cuerpo para ver a sus víctimas a los ojos.
—Solo hay un hombre —Un pequeño y dulce susurro era lo que emanaba la pequeña chica que no debía de medir mas de un metro y sesenta —, un gran hombre que puede poner sus manos encima mío. Aunque no me hace caso —Su voz empezaba a tomar un tono chillón —Me pregunto... ¿Si los mato, me dirá algo? Ja.
Su mano tomo una forma puntiaguda y perforó el ojo de una de sus víctimas, esbozó una gran sonrisa y movió su brazo de un lado a otro atacando el rostro del chico. Al poco rato era irreconocible, incluso a los ojos de su amigo que se encontraba a lado suyo.
—Ahora sigues tu~
La chica miró de reojo al único chico que quedaba vivo, pero, de un momento a otro, la cabeza había volado en pequeños pedazos salpicando a la pequeña asesina.
La chica volteó y vio una sombra acercarse.
—¡¿Que estas haciendo?! Justo cuando había encontrado unos nuevos juguetes, tenías que quitarme lo que me quedaba de diversión.
—Sera mejor que lo dejes ahí, Naomi. El señor Fausto se enojara porque actuaste imprudentemente.
—¿Que es lo que tú sabrás del amo Fausto? Solo eres una zorra, ja, ja, ja, eres la zorra Rita.
La pequeña asesina tiene el nombre de Naomi.
Mientras que la mujer que voló los cesos del último chico, se llamaba Rita.Rita tenía un estiló diferente a Naomi. Tenía unos pantalones mezclilla, botas negras, una blusa color gris que le quedaban bien y se encontraban en orden. Su pelo rojizo y corto le daba un aire sensual, pero, al mismo tiempo, tomaba un tono serio.
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Proyecto Diavolo.
FantasyEn una Gales ficticia, Tony, un chico aparentemente normal, espera reencontrarse con su hermana Alicia. Para su sorpresa, no es su hermana quien cruza la puerta, y este visitante trae consigo problemas que alteraran el estilo de vida pacifico de Ton...