Las chicas nuevas.

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«Ama a todos. Confía en unos pocos. No le hagas mal a nadie.» -William Shakespeare.

Era el segundo día del curso de los alumnos del primero de bachillerato y primero de secundaria, para poder conocer a los profesores, me había levantado para irme a la escuela y de ahí directo a mi salón de clases, apenas llegar noté que había dos chicas nuevas, no sabía sus nombres porque el día anterior no había asistido por flojera. Uno a uno los profesores se fueron presentando y dando una leve introducción a la materia, noté que mi mejor amiga Xu Feng (la única que me quedaba luego de que Valeria, Anita y Jimena se fueran de la escuela) faltó a clases; entonces llegó el turno del profesor de historia, luego de presentarse a él mismo y a su clase, nos pidió que hiciésemos un dibujo y una conclusión respecto a un problema social, tenía muchas cosas en mente pero lo primero que pensé fue en las guerras entre países, ¿el problema? Uno, yo no sabía dibujar, y dos, era en parejas y nadie del grupo se llevaba conmigo.

—¿Por qué no te juntas con Joanna? Son las únicas que quedan— me dijo el profesor... ¿La nueva se llamaba así?

—Entonces, ¿qué quieres hacer?— me preguntó luego de jalar su silla al lado de la mía. Le explayé mis ideas y ella empezó a plasmarlas en una hoja, era una excelente dibujante, debía decir. —¿Te gusta?

—Sí, está bien, pusiste todo lo que te dije— la alagué y ella me sonrió, le quite la hoja y al reverso escribí la conclusión que tenía en mente.

—¿Sabes redactar, crear e idear textos?— me preguntó sorprendida luego de leer lo que había escrito.

—Supongo.

—Yo no sé hacerlo.

—Yo no sé dibujar así de rápido y sin boceto previo— me encogí de hombros.

—¿No has pensado en escribir una novela?— preguntó, todos mis profesores de literatura y español me decían lo mismo, que raro, ni siquiera sé hacerlo bien.

—De hecho, estoy escribiendo una— le dije.

—¿En serio? ¿Y no quieres hacerla ilustrada? Tú la escribes y yo dibujo ¿va?— esa oferta sonaba tentadora —Me haces popular, ¿cuantos seguidores tienes?

—Apenas 65.

—Eres popular, ¿me darías tú autógrafo?— pero no sabía ni mi nombre, ¿qué pasaba con ella?

—¿Para?

—Cuando escribas un libro y te vuelvas súper famosa, podré decir que yo te conocí en persona y que fui a la primera a quien le diste un autógrafo— me extendió una hoja y riendo se la firmé, la verdad si pensaba escribir un libro, pero para eso faltaba tiempo —Listo, luego lo venderé por miles de pesos.

—¿Vale?

—Por cierto, ¿cómo te llamas?— Hasta que al fin lo preguntaba.

—Mía.

—Bien señoritas, ¿ya terminaron?— el profesor se había acercado a nosotras.

—Ya— respondimos al unísono y le extendí el dibujo.

—Bien— calificó y se fue.

—Espera, ¿están en una guerra no?— dibujó algo rápido y luego me lo mostró —Tah dah.

—Un... ¿Rambo?

—Sí— me reí por su ocurrencia.

Luego de eso los profesores se presentaron hasta que llegó la hora del receso, mi compañera Erika era a la que peor le caía, y como siempre, tratando de dejarme completamente sola jaló del brazo a Joanna y yo me fui a sentar sola en las escaleras; luego de unos minutos Joanna se sentó al lado mío.

TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora