«Decir adiós también cuenta como amor. A veces hay que dejar ir, y otras hay que aprender a irse»
Era un viernes, un viernes muy especial puesto que ese día perdíamos clases por el evento de “La Samaritana” donde un grupo representaba la historia de esa mujer, luego las madres de mi colegio católico bendecían las aguas y, al final, pasabas por vasos y vasos de agua a cada puesto que tenía cada uno de los grupos.
Aquel día me quedé sola probando agua, me acerqué a mi hermana en busca de apoyo, pero me abandonó por su novio, así que estaba recorriendo los puestos sola, mientras escuchaba la música que salía de las bocinas de la plaza cívica; probé aguas de diferentes sabores, sólo me faltaba una opción, el agua del grupo de Alexander, era agua de horchata, así que era mi favorita y no iba a quedarme sin probarla. Me acerqué a su puesto y ví a Alexander sólo, no me importó y pedí un vaso, la probé y estaba pasable, había probado mejores aguas de horchata.—Mi amor— escuché su voz justo cuando me di la vuelta, dispuesta a irme, rodé los ojos molesta, no quería hablar con él.
—¿Qué pasa?— me giré hacia él.
—No, nada— respondió luego de unos minutos en silencio —Hace tiempo que no hablamos.
—¿Ah sí?— traté de sonar desinteresada, en realidad sabía que llevábamos aproximadamente un mes sin dirigirnos una mirada o una palabra.
—Sí, bueno...— silencio incómodo —Quería decirte que...
—¡Alex! Te busqué por todos lados, ya ví porque estabas... Aquí— lo interrumpió la voz de Joanna, quien apenas verlo se colocó en su lado izquierdo, demasiado cerca, ¿me lo había imaginado o me barrió con la mirada? Su tono de voz fue de molestia.
—Sí, estaba aquí con mi chica, mi secretaria— me agarró por los hombros y yo volví a rodar los ojos.
—Ya me di cuenta— me saludó con un asentamiento de cabeza y yo le devolví el gesto.
Nos pusimos a hablar cosas sin sentido, hasta que, de la nada, ella se molestó con él, ahora que retrocedo a ese momento creo que se molestó porque él nunca me soltó del agarre a mis hombros, y también porque comenzó a picarme el estómago con su dedo en gesto cariñoso.
—Olvidalo— se dió la vuelta y se cruzó de brazos.
—No, nena, no— le rogó él, hablaron de algo entre susurros que no logré escuchar, me sentía incómoda en ese momento, como el mal tercio de una relación.
—Emmm, Alexander, me llama mi hermana, hasta pronto— inventé la primera excusa que se me vino a la mente, me despedí y me di la vuelta para irme.
—No, mi fetiche, no te vayas— me tomó de la muñeca, estaba a punto de voltearme cuando Joanna le gritó.
—¡Alexander!— él se dió la vuelta, yo miré de reojo como ella se iba dando pisotones al suelo, demasiado enojada como para, hipotéticamente, sacar humo de la cabeza. Yo también seguí mi camino, mirando de reojo como Alexander se quedaba parado sin saber detrás de quien ir.
Ahora me causa gracia mis pensamientos, pero puedo jurar que en ese momento, esa situación se me figuró a una escena de esos mangas shōjos en los cuales, en el drama, el protagonista debía decidir irse detrás de la protagonista, el amor de su vida, o irse detrás de la otra chica, todo con un fondo rosa y burbujas alrededor, luego el decidía irse con la protagonista y eran felices; pero se me había olvidado que mi situación no estaba dentro de un manga shōjo, y que para nada era la protagonista.
Dentro de mi cabeza pensaba en varias cosas al momento, pero de pronto, hablando de maga shōjo, recordé una escena de un manga llamado Ao Haru Ride, en él, la protagonista decidía que si el chico que le gustaba se bajaba del tren por ella lo seguiría amando, si no lo hacía se olvidaría de él... Eso me dejó parada por un momento, viendo cómo Alexander no se había movido ni un centímetro, pensé “¿por qué sufrir por alguien que tiene novia?” pero también se me vino a la cabeza lo que me dijo Xu Feng ¿y si realmente me amaba, y si yo le gustaba? Así que me decidí a hacer lo mismo que Futaba -la protagonista del manga- y lo dejaría a la suerte, si Alexander iba detrás mío yo lo seguiría amando, pero si iba detrás de Joanna trataría de olvidar mis sentimientos por él... En verdad deseaba que él fuera detrás mío, me quedé parada, viendo todo en cámara lenta de nuevo, de la nada todo era como en los mangas románticos, nos enfocabamos nosotros tres y no había nadie alrededor, mientras yo gritaba en mi interior “por favor sígueme a mi, por favor sígueme, por favor, por favor ¡Sígueme para que yo pueda amarte como hasta ahora!”... Pero eso que deseaba nunca sucedió, ví de reojo como él me dirigía una última mirada y, enseguida de ello, corría detrás de Joanna, la volteaba del hombro y se ponían a discutir.
Seguí mi camino, iba en dirección al baño, con la frente en alto y lágrimas queriendo escapar de mis ojos. Dolía, en verdad dolía, se me formó un nudo en la garganta, lo amaba y él nunca se dió cuenta, él la había elegido, él fue detrás de ella, él no me amaba ni un poco. Llegué al baño y me encerré en un cubículo, solté mis lágrimas durante unos minutos, minutos donde mi espalda estaba recargada en la puerta, minutos donde me sostuve el pecho con una mano y con la otra me limpiaba las lágrimas, si algo había aprendido después de tantos años llorando en silencio por la madrugada y acallando mis gritos de las pesadillas era a no emitir sonido alguno para no alertar a nadie; luego me tranquilicé lo mejor que pude y respire hondo otro rato más, salí del cubículo, me lavé las manos, crucé la puerta y durante esas horas fingí que todo estaba bien.
Llegué a mi casa a dormir, me encontraba mal, pero había tomado mi decisión, lo iba a olvidar, no sé cómo o cuando pero iba a lograr olvidar mis sentimientos por él, iba a olvidar todo, juraba hacerlo, simplemente... Iba a dejarlo ir.
Esqueleto69
Quedan exactamente 4 capítulos para terminar con la historia, realmente fue resumida en los acontecimientos más importantes que sucedieron porque la mayoría de días era un reírme, hablar y estar con ellos sin hacer nada realmente interesante como para ser parte de mis sentimientos hacia él.Sin más que decir, Alondra fuera... Pero recuerden, al final del arcoiris hay un unicornio gay.
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Tóxico
Fanfic«Y si te digo adiós no es porque no te ame, es porque un día me dí cuenta que te amaba tanto que dejé de amarme a mí» -Roberto Rocha -Eres uno de los pocos seres vivos que conozco que es así de brillante... Y eso me encanta. -Es importante, mujer. ...