Angel Wings°Kim Taehyung°

III

Ya habían pasado dos meses desdé que vi a Isabella, seguir siendo difícil para mi no verla, pero no quería correr el riesgo, ni para ella ni para mi.

Seguramente su panza ya habría crecido bastante, tenia que ir a verla, tenia que asegurarme de que ellos dos estuvieran bien.

Era una tarde calurosa de marzo, ella se encontraba tranquilamente sentada en una banca en el parque, tan bella y reluciente como siempre.
Me acerqué lentamente hacía ella, me senté a su lado y sonrió.

—Sabia que hoy vendrías—dijo con una gran sonrisa.

Esa sonrisa haría que perdiera el control.

—Perdón por no visitarte,-—me estaba disculpando a caso?—tenia cosas que hacer.—dije.

—Me imagino que la vida de alguien como tu debe ser muy ocupada.

—Pues no te lo voy a negar.—dije soltando una pequeña risita.

Por un momento nos quedamos callados sin decir nada, hasta que ella toco mi cara.

—Me gusta tu piel, es tan suave.—dijo.

Bajo su mano y tomo la mia,la dirigió hacia su panza, cuando toque su panza aquel pequeño ser empezó a moverse.

—Le agradas.—dijo con una gran sonrisa.

—¿Y ya sabes que será?

—No, aun no, de echo la semana que viene iré al medico, ahí me dieran que será.

—Me gustaría saber que será.

—Si quieres puedes acompañarme, iré el lunes, mis padres no me podrán acompañar.

—Mmnm, no se, tratare de venir, no te prometo nada.

—Ok, entiendo, bueno me tengo ir, ya se esta haciendo tarde.

—¿Si quieres te acompaño?, digo claro si quieres.

—Si, claro.

Y sin mas nos levantamos de ese lugar y emprendimos marcha hací su casa.
Me empezó a contar algo de su vida, me conto que ella perdió la vista cuando tenía apenas siete años, fue en una accidente de coche. Su vida no fue fácil.

Me percate de que alguien nos estaba siguiendo desde que partimos del parque,vno le dije nada a Isabella para no asustarla.

Llegamos a una calle en la cual había poca gente,y de la nada, toda la gente desapareció.

Nos detuvimos en seco.

Sabia que era, sabía que en cualquier momento atacarían.

—Vaya,vvaya, pero si es el mismísimo V,v¿ahora eres niñera o que?—dijo aquella voz a mis espaldas.

De todos los demonios que pudieron mandar, tuvo que ser el precisamente el.

—Erick, cuanto tiempo sin verte.—dije tensado la mandíbula.