Nuevo hogar. Nueva vida.
CAPITULO II.
NUEVA CIUDAD,
NUEVA VIDA.
No podía creer que el tiempo llegara a volar tan rápido.
Estaba de pie pacientemente en el patio delantero de mi casa, esperando a que un Chevrolet azul marino se estacionara en la acera de al frente, para así poder marcharme y dejar todo atrás.
Mi vida. Mi casa. Mis cosas. Y a la única persona en que podía confiar por ahora, en mi misma.
¡Que felicidad!...Noten mi sarcasmo.
La verdad es que no estaba de ánimos, ¿notan mi antipatía? no podía dejar de pensar en las cosas que tuve que enfrentar durante estos 2 años después de la muerte de mi padre. No tenía ganas de pensar en eso, ya había sido suficiente llorando durante 3 meses seguidos su muerte. Es como cuando te aferras a alguien o algo, tanto que cuando ese alguien o algo se va, te sientes solo, vacío, sin ganas de nada excepto de volver a estar junto a esa persona. Y al principio cuesta mucho superarlo.
La verdad es que mi padre y yo éramos muy unidos, era la única persona que me había entendido y aconsejado desde que tenía uso de razón. Y no podía dejar a mi mamá de lado, solo que con ella era diferente. En cambio mi padre era más compresivo, amable y cariñoso.
¿Porque a él le toco la peor parte?
Cerré los ojos por un instante e inhale profundamente. Necesitaba superarlo. No quería hacerlo, pero si seguía pensando en él, me iba a poner otra vez sentimental y me agarrarían las ganas de llorar; y ahora no era momento para eso.
La bocina de un carro sonó y mi tía Teresa estaciono su Chevrolet azul marino en la acera del afrente de donde me encontraba. Rápidamente se bajó del vehículo y me ayudo con las maletas; no sin antes darme un buen abrazo y un rápido beso en la cabeza.
一Querida, ¿Cómo te encuentras? Disculpa si me he retrasado un poco. Tuve que llevar unos papeles a mi oficina y luego de eso terminar de hacer unas compras.一Dijo ella ofreciéndome una pequeña sonrisa de disculpa.
一Está bien, no te preocupes. De todos modos no estaba apurada de...一irme. Deje la frase en el aire. Ella sabía lo que iba a decir y preferí mejor quedarme callada.
Teresa vive en el otro lado de la Ciudad que no quedaba tan lejos de ella. Después de que mi padre se muriera, mi madre había caído en una severa depresión y siempre andaba perdida en su mundo de no sé qué. Por una parte la entendía, a mi también me había afectado lo que había pasado tanto como a ella, pero al menos yo sabía que tenía que seguir adelante. En cambio ella... ella siempre seguía igual. Podías sentir a su alrededor el ambiente triste y depresivo que emanaba. Por lo que mi tía Teresa se ofreció para cuidar de mí, mientras mama intentaba arreglar sus asuntos y superar todo lo que estaba pasando.
Y la verdad es que no me agradaba la idea de dejarla sola.
一Adelice, ¿Estás bien? 一Teresa me miró preocupada.
一Eh ¿Yo? Si, solo estaba intentando recordar si había olvidado algo一Dije mirando hacia la casa.
一Muy bien, si tú dices. Entremos al auto一 extendió las manos señalando las maletas 一 Déjame ayudarte con ellas.
Entre al auto, y Teresa entro poco después de haber guardado todo lo que faltaba.
一Bien, ahora si podemos irnos, ¿Trajiste lo que necesitabas? Recuerda que te dije que no tenías por qué empacar exactamente todo, yo te comprare ropa nueva si es lo que necesitas一Dijo recordándome de lo que ya habíamos hablado.
一Eso fue lo que hice一le ofrecí una pequeña sonrisa一 Y recuerda que yo te dije que no había necesidad de porque hacerlo, tía.
一Que no se diga más, vas a vivir conmigo, en mi casa y quiero ofrecerte lo mejor para que te sientas cómoda en cualquier momento ¿bien?
一Bien一reproche y me quede en silencio. No porque estuviera molesta, sino porque a mi tía no podía llevársele la contraria nunca.
Al ver que la conversación daba por sentado, Teresa encendió el auto y arranco.
Y aquí comenzaba todo.
Nueva ciudad, nueva vida.

ESTÁS LEYENDO
La única excepción (Editando).
Short Story«Es difícil comprender porque las personas importantes en nuestra vida, tarde o temprano tienen que irse». Adelice no espera que su vida este llena de milagros. Simplemente tiene un solo deseo: y es poder relatar algún día una historia feliz en la q...