7. Recuerdos.

111 7 3
                                    

Maxel.

Me desperté de la cama sudando. No sabía en qué momento me había quedado dormido, pero ya eran las 6:10 de la mañana y el sol apenas estaba saliendo. Pase las manos por mi rostro, y me di cuenta enseguida de que estaba temblando. Cerré los ojos e hice el intento de olvidar cualquier rastro de sueño que había tenido mientras dormía. No quería recordar que era lo que había sido, porque sabía que cualquier cosa que hubiera soñado, no era nada bueno.

Estaba solo en la sala de estar esperando a que Katherine terminara de arreglarse.

Recorrí toda la habitación para después detenerme frente a la gran ventana del apartamento que daba una espectacular vista a la ciudad. Katherine vivía en el antepenúltimo piso de uno de los edificios más grandes de la ciudad, por lo que podía ver todo desde aquí arriba.

¿Porque tan callado? pregunto una hermosa voz a mis espaldas. Pude sentir a Katherine acercarse hacia mí, y como era alta, apoyo su mandíbula en mi hombro mientras sus brazos estaban a mí alrededor.

Solo estaba esperando a que mi preciosa chica terminara de arreglarse para poder salir desde hace unos 20 minutos 一me di la vuelta Ya que se había olvidado que hoy en la noche tenía una cita con su amado novio Agregue yo.

Ella río.

¡Vamos! ¡No dure tanto! Al menos ya estoy lista y podemos irnos, cansón. Rió de nuevo Y te lo repito por enésima vez: no lo olvide, solo me había quedado dormida y no puse la alarma... Por cierto, te ves guapísimo.

Me volví hacia ella y la mire.

Ella aún se veía más preciosa.

Llevaba puesto un vestido corto que le llegaba un poco más alto de las rodillas, color azul marino. Su cabello negro caía en ondas a los lados de su bello rostro. Y sus ojos...Sus ojos estaban brillantes, y sabia cuan feliz estaba en este momento. Lo que me hizo quererla cada segundo más.

No dije nada, por lo que la acerque a mí y la bese.

En estos momentos quería más que a nada estar solo con ella. Me aguante las ganas de decirle que mejor no fuéramos y pasáramos la noche juntos, pero preferí tomarla de las manos para luego dirigirnos hacia la salida del apartamento.

Ella no sabía que esta noche le iba a pedir que fuera mi esposa.

Me volví a recostar sintiendo una punzada en mi pecho. No quería sentir esto. Quería olvidar. Quería olvidar todos esos momentos. Quería olvidarla a ella.

No iba a permitir que estos recuerdos me deprimieran, ni iba a permitir que nada de eso volviera a pasar.

Con nadie.

 ^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^

 Adelice

Me levante despacio de la cama y mire el reloj que estaba en la mesa de al lado.

Era temprano.

Me dirigí al baño para cepillarme y darme una ducha. Después de haberme vestido con unos pantalones y una camisa sencilla, baje las escaleras que daban al piso inferior de la casa.

Ayer en la noche, había estado esperando inquietamente a Teresa, y al ver que no llegaba, me había preocupado bastante. Me sentía como una madre cuando le da permiso de salir a su hija y le pone un  límite de llegada, pero al ver que su hija no cumple con esa regla, se empieza a poner histérica y preocupada, y yo en ese momento me sentía de esa manera. Me había sentido angustiada, no sabía que podía hacer y llamar a la policía parecía una idea exagerada. Ya había pasado lo mismo hace un tiempo atrás y no iba a permitir que volviera a suceder lo mismo. Aunque gracias al cielo, Teresa había llegado a los minutos después, y no podría decir cuan aliviada me sentía que estuviera sana y salva. 

Había sido lo mas tonto porque Teresa era una mujer adulta y ella podía llegar y salir cuando quisiera, pero para mi era diferente: el dolor y la perdida que tuve hace un año fue lo mismo que me había pasado ayer en la noche. Nadie nunca sabe cuando puede llegar tu fin, y por eso hay que agradecer todos los días que tenemos de vida.

Cerré los ojos los más fuerte que pude y me apoye pesadamente en la pared. Podría decir que mi corazón latía tan fuerte como si le estuvieran dando martillazos. Era la sensación más fea que había sentido en toda mi vida.

Mi padre...

El mismo que me apoyo durante todos estos años, y me ayudo a no rendirme por nada ni por nadie. El que me enseño los valores en la vida, y al que nunca volvería a ver de nuevo. 

¿Como era posible que estuviera muerto?

Me lo imagine al lado mio, sin estar allí realmente, y no me di cuenta en ningún momento cuando había empezado a llorar, pero sentía las lágrimas caer pesadamente por mis mejillas. Me senté  en el pasillo del Hospital, mientras unas personas encargadas de la sala en donde se encontraba ya muerto mi padre, corrían por el pasillo avisando a los doctores que acababa de morir un paciente. Mi mama caminaba de un lado a otro agarrándose la cabeza y murmurándose para sí misma "¿Y ahora que haré?".

¿Que se suponía que iba a ser? Ya estaba muerto y no se podía hacer nada. Los golpes que tuvo en el accidente fueron graves y tuvo lesiones por todo el cuerpo. Negué con la cabeza durante todo el tiempo, no creyendo lo que pasaba. No quería creerlo. Empecé a sollozar. ¿A quién más iba a perder ahora? faltaba que ocurriera otra cosa, y no me sentía con ganas de aguantarme todo eso.

Ya había sido suficiente.

Camine hasta la cocina y prepare un rápido desayuno, para después dejar una pequeña nota en el refrigerador, aunque no sabía si Teresa ya había salido a trabajar, pero de todos modos lo hice.

No conocía nada ni a nadie de la Ciudad, aunque prefería mil veces perderme por las calles de esta, que estar sola en casa haciendo nada y sentarme a que los recuerdos llegaran a mí No necesitaba más de eso. Ni menos cuando eran recuerdos del pasado. Así que me fui.

La única excepción (Editando).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora