CAPÍTULO 3

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Eren se despertó a la mañana siguiente al oír correr el agua.

Se movió bajo el edredón, pero estaba tan calentito y tan a gusto que le costaba trabajo abrir los ojos y más aún levantarse. Además, sentía algo de dolor en el pie.

En cuanto el agua se estaba escuchando, ¿sería lluvia? Llevaban varios días anunciándola. Pero no, más bien parecía la ducha.

Abrió los ojos de golpe y se incorporó de un salto al recordarlo todo. Tenía que ser Levi quien estaba en su ducha.

En aquel mismo momento oyó que se abría la puerta del baño y él entró a la cocina vestido únicamente con sus pantalones de algodón caqui y secándose el cabello con una toalla.

-Buenos días –le saludó-. ¿Tienes una cuchilla que me puedas prestar?

Él parpadeó.

-No.

Levi se pasó la mano por la barbilla.

-Entonces tendrás que aguantarme así. ¿Qué prefieres beber por la mañana? ¿Champán? ¿Vodka con zumo de naranja? Yo personalmente me decanto por los Bloody Mary –dejó la toalla y agarró la camisa que estaba en la silla-. Te lo has creído, ¿Verdad? No me extraña que seas tan receloso si tienes esa visión de mí.

Eren cerró la boca y trató de disimular su expresión de ingenua sorpresa. Luego confesó con una mueca que durante un instante se lo había creído.

-Supongo que te refería a si quiero café o té. En ese caso, té, por favor, sin leche ni azúcar. Y una tostada con mantequilla.

-Hecho –respondió Levi haciendo amago de ponerse la camisa. Pero se dio cuenta de que esta al revés y le dio la vuelta antes de volver a dejarla en la silla-. Pero te diré que hay ocasiones en las que el champán es estupendo para bridar por la mañana.

-¿En qué ocasiones? Preguntó alzando una ceja.

Levi lo observo y apretó los labios.

-Cuando una pareja ha pasado una noche para recordar –lo miró intensamente con sus ojos grises.

Eren se sonrojó de los pies a cabeza. Y por mucho que trató de apartar la mirada de la suya, no fue capaz.

-Está claro que a ti no te ha pasado –aseguró Levi con un brillo travieso en los ojos.

-No –confesó el menor con voz pausada a pesar de que sus pensamientos se agitaban a toda prisa-. Tal vez no sea un comportamiento habitual para las doncellas y sus hijos –afirmó con ironía.

Levi frunció el ceño.

-Estás obsesionado con ese tema ¿no es así, Eren?

Eren se mordió el labio inferior, pero decidió seguir adelante.

-Sí –afirmó con sequedad apartando el edredón-. Pero no quiero hablar de ello, gracias. Me gustaría entrar al baño.

-Claro.

Antes de que Eren tuviera tiempo de refutar y resistirse, se acercó a él, lo alzó en brazos y lo dejó en la puerta del baño.

Eren apretó los dientes, pero no pudo hacer nada al respecto.

Cuando Salió del baño, Levi seguía sin camisa y había una humeante taza de té y una tostada esperándole en una bandeja. También había una selección de ropa limpia y planchada en el sofá. Unos vaqueros y una camiseta, y también ropa interior.

-No –le advirtió Levi cuando le vio mirar la ropa interior con cierto sonrojo en sus mejillas.

-¿No qué? –consiguió preguntar Eren.

El retorno de su pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora