Eren se despertó a la mañana siguiente sin saber que esperar.
Pero, ajeno al hecho de que Levi se había pasado media noche despierto luchando contra sus demonios, le sorprendió verlo dormido a pesar de que el sol entraba a raudales en la habitación.
Le observó durante un instante mieras se preguntaba qué pasaría si Levi volvía a sacar el tema del matrimonio. ¿Cómo respondería él bajo la fría luz del día? Sacudió la cabeza y decidió liberarse de todas sus incertidumbres.
Salió de la cama y se acercó al cuarto de baño, donde se puso un traje de baño. Cuando volvió a entrar a la habitación, Levi seguía durmiendo.
Le lanzó un beso.
Hacía una mañana fabulosa. Un cielo azul había seguido al naranja del amanecer y la superficie del agua se hallaba reluciente. La marea estaba baja y las olas batían suavemente la orilla.
Eren se metió en el agua. Media hora más tarde, cuando salió, vio a Levi sentado en la playa con bañador, pero con aspecto malhumorado.
-Hola -Eren recogió la toalla-. El agua está buenísima. ¿No quieres bañarte?
-Sí y no. ¿Te importaría dejar de mojarme?
Eren chasqueó lengua y contuvo una sonrisa.
-Lo siento -extendió la toalla y se sentó en ella-. Se quieres te acompaño.
-¿Crees que necesito que me sostengas de la mano? -preguntó Levi con cierta animadversión-. Hago surf desde los seis años.
Eren le puso la mano en la suya.
-No me refiero a esa clase de mano. Me refería a la mano de la amistad. A veces, cuando uno se siente malhumorado, ayuda.
Eren le levantó la mano y le besó la palma. Luego le dobló los dedos y se la devolvió.
-¡Ya está!
Entonces se levantó y salió corriendo otra vez hacia el mar. Levi lo siguió.
-¡Eres un genio! -le dijo Levi más tarde, cuando estaban desayunando-. Me había levantado dispuesto a comportarme hoy como un miserable. Pero mira lo que has conseguido -aseguró poniéndole mantequilla a una tostada.
Estaban desayunando en un café del paseo marítimo famoso por sus desayunos. Los dos iban vestido de vaqueros y camisetas.
-Me alegro -le dijo con una sonrisa-. ¿Qué tienes pensado hacer hoy? Porque yo quería ir a Lismore a ver a mis padres, pero no es necesario que vengas.
-Iría encantado, pero lo cierto es que he quedado con ver a dos amigos esta mañana. Te sorprendería ver la cantidad de gente que está ahora en Byron. Son personas relacionas con el evento ecuestre, así que es una buena oportunidad. Llévate le coche.
-Había pensado en alquilar uno -Eren se sirvió un poco de café y aspiro su aroma-. El café está delicioso.
-Lo cultivan en la zona. Llévate el coche -repitió Levi.
-Nunca he conducido un deportivo.
-Es igual que los demás, Eren, ¿sabes el honor que supone esto? -le preguntó él-. Nunca le había ofrecido mi coche a nadie.
Eren se le quedó mirando un instante y luego no le quedó más remedio que reírse.
-Si crees que eso me va a hacer sentir mucho mejor, estás muy equivocado. Pero gracias de todas formas.