Cuatro meses más tarde, Eren estaba sentado en su escritorio. Era su último día en Bellbird. Había celebrado su último evento el día anterior y ahora había una furgoneta en la puerta de la casa, lista para llevarse todo el equipamiento que había ido alquilando: mesas, sillas, carros, manteles, otro camión se había llevado los electrodomésticos de la cocina, las vajillas y los cubiertos.
Su despacho estaba inusualmente ordenado. Todos los papeles estaban guardados en cajas y habían desaparecido todas las notas de las paredes.
No quedaba nada, excepto el teléfono, un bolígrafo y un cuaderno.
Habían sido cuatro meses de éxito en los que había logrado cumplir con sus obligaciones. Tenía un archivo lleno de buenas referencias para su siguiente aventura empresarial, pero aquello no ayudaba a su estado de ánimo.
No había visto a Levi ni había sabido de él. Todos los asuntos los había tratado con su secretaria, Isabel Magnolia, y no había organizado más eventos para la empresa Ackerman. Contuvo el aliento y creyó que iba a desmayarse cuando estaba leyendo en una ocasión el periódico y vio un artículo titulado:
"La boda de Ackerman se celebra sin contratiempos a pesar del mal tiempo."
<<Levi y Petra>>, le dijo una voz en su interior. Pero cuando abrió los ojos y se obligó a sí mismo a leer, descubrió que no era Levi Ackerman quien se había casado... ¡Sino su madre!
Siguió leyendo, asombrado:
Kuchel Ackerman, viuda del multimillonario de la construcción Ryan Ackerman, ha vuelto a casarse en una elegante ceremonia a pesar de las inclemencias del tiempo. A su lado estaban sus hijos Levi y Mikasa.
Según seguía diciendo el artículo, su nuevo marido, que era chef, había preparado la tarta nupcial.
Eren se atragantó de tal modo que empezó a toser. Armin le oyó, apareció a su lado y le dio unas palmaditas en la espalda. Luego le llevó un vaso con agua.
-¿Qué pasa?
-¡No me lo puedo creer su madre se ha casado con un chef!
-Siempre viene bien tener un chef en casa -había comentado Armin-. ¿La madre de quién?
Eren le dio un sorbo al vaso con agua.
-La de Levi.
-Ah -Armin se encogió de hombros. No había vuelto a sentir el mismo aprecio por él-. La recuerdo. Bajita, de tez blanca, con sombrero y aspecto regio -miró a Eren con curiosidad-. Pero ¿qué tiene de malo casarse con un chef?
-Todo. Nada. Por supuesto que nada, pero... -Eren se detuvo y aspiró con fuerza el aire.
-Eso lo explica. Todo y nada. Claro como el agua.
Eren no tuvo más remedio que reírse.
Ahora, unas semanas después de la boda de Kuchel y el día anterior a que Eren se marchara, ni siquiera Armin estaba con él.
Se había mudado a Sídney y había aceptado un trabajo en el restaurante de un gran hotel.
Reiner y Sasha se quedaban para seguir cuidando de la casa y del jardín. Reiner estaba deseando recuperar su autonomía.
Ni siquiera Raiven estaba ya con él; se lo había dado a Kendal Zoe, la única persona que al caballo no mordía, aparte de Armin y él.
<<No te pongas sensiblero>>, se dijo a sí mismo cuando el último camión se marchó y se quedó solo. Lo que haría sería jugar a los nobles príncipes. Se puso de pie y miró. Llevaba puesto un pantalón negro pegado al cuerpo y una camisa blanca bordada a mano. Tenía el cabello recogido.