Guerra de orgullos.

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— No tengo planeado propasarme con nadie en realidad, para mí fue muy extraño. — 
VI oía a Jayce lamentarse por lo sucedido después de que ella y Sarah se fueran a casa. 
— Bueno, hoy recibimos trabajos apartes. Ella salió a terreno pero a las afueras de metrópolis y yo aquí a las órdenes de Williams. — Jugueteaba con la bombilla que tenía su malteada. Había tomado media hora de descanso del trabajo pues los papeleos los terminó antes; aprendió la lección después de la llamada de atención del viernes y también porque no quería encontrones con Caitlyn después de cómo la trató.  — Tampoco me contó nada el domingo, solo se dedicó a dar órdenes en el trabajo y también se acopló con nosotros para una pequeña ayuda, ya que después se reunió con los jefes y le asignaron una misión para ella sola. Y hablando de eso, ¿qué haces en un lugar como este? 
— Tengo una invitación para ti. Cada año las familias más prestigiosas y adineradas de la región hacen una fiesta de elegancia y bueno, quiero que vayas como mi pareja. No niegues mi invitación pues conocerás un mundo nuevo. 
— Ah, Jayce. No acostumbro a usar vestidos, siempre llevo pantalones y ese tipo de vestimenta. 
— Hazlo por mí, solo por esta vez. 
— De acuerdo, pero creo que tendré que tener una asesora de imagen porque temo llegar mal vestida para la ocasión. 
— Estoy seguro de que te verás hermosa. 

VI se levantó de su puesto pues ya había finalizado su descanso y debía volver. Williams era un hombre estricto incluso más que Caitlyn. 
— Nos vemos en unos dos días entonces. 
Antes de entrar el jefe Williams salía por la puerta de vidrio enorme, allí hizo un ademán para que Jayce entrara a conversar con él a su oficina. 
Todos tomaron caminos diferentes, en la privacidad de su oficina invitó al más alto a tomar asiento, debían tratar un tema delicado. 

— Lamento haberte sacado de tus responsabilidades Jayce, pero esto es urgente. — Encendió un puro. — Tengo entendido que tú asistirás a la fiesta de máscaras que se va a realizar durante estos días. — Jayce solo asintió para no interrumpir nada. — De acuerdo. Recibimos información directa de un socio del gobierno que escuchó rumores sobre la aparición de Viktor. Obviamente no se sabe directamente quién organizó esta fiesta, pero que sea con antifaz es muy sospechoso.   — Dio una calada profunda a su puro y por lo pronto botó el humo. — Tú eres de buena posición social, conozco tu historia con él y la de tu familia, y a pesar de que los ricos y de gran poder siempre intentan aparentar ser buenos, tú y yo sabemos que no es así, que hay cosas turbias de por medio. 
No quiero alarmar a nadie, pero nadie más que tú puede estar ahí para reconocerlo, evitar que hagan ventas ilegales u oír, cualquier información será de vital importancia. — Por fin después de toda la charla pudo hablar. A pesar de que estaba en shock por la información, se dio firmeza. 
— Estaré ahí, ya fui invitado e incluso invité a VI a que asistiera, si algo llegara a suceder no estaría solo. 
— Son muy sigilosos en su actuar, tampoco creo que  armen un pistoleo, pero nunca se sabe. 
— ¿Alguien más sabe de esto? — El jefe negó. — De acuerdo, me retiro. 


Su esbelto cuerpo reposaba en una rama gruesa de un árbol altísimo. Su camuflaje era perfecto y silencioso, ni siquiera las aves temían de ella que apuntaba con un rifle directo a una cabeza. 
Ahí tenía en la mira a uno de los asesinos más buscados de runaterra y que fue a parar al área limítrofe de la ciudad. Nadie acertaba en su búsqueda, y al parecer él desconocía que esa ciudad tenía a una mujer temible que podía capturar incluso a una pulga. 

Era roñoso de aspecto gordo y nariz enrojecida, tenía las manos manchadas de tierra y a su lado tenía a una niña de no más de diesiciete años. Era repulsivo que quisiera tocarla o hacer el intento de ello. Aunque la pequeña por más que gritaba nadie acudía a su auxilio. 
Caitlyn no podía disparar con tanto movimiento pues si fallaba, asesinaría a la niña y el otro saldría ileso huyendo del lugar. 
Una brisa acarició sus cabellos y las hojas que cubrían el arma, tomó aire y una luz roja apuntó la nuca del asqueroso ser que luchaba para bajar la blusa de la niña; en ese preciso instante retumbó el sonido de la bala en su cabeza y la bala salió dispara hasta el otro lado sin causar daño a la niña, pero si manchando de sangre su rostro, le había volado los sesos. 
El cuerpo cayó de golpe sobre el otro, Caitlyn rápidamente miró a los lados verificando no hubiera nadie alrededor. Bajó de allí y fue a auxiliar a la chica que estaba bastante traumada con el hecho. Pertenecía a las tierras de Demacia, prima lejana de algún mago. 

— Estás conmigo, no tienes qué temer. — La niña se abrazó con fuerza a la oficial. No la conocía, pero estaba tan aterrada que lo único que hizo fue aferrarse a ella. Lloró, lloró hasta sentirse aliviada pues no había más peligro. — Soy Caitlyn. — Acarició su cabello peínandolo hacia atrás. 
— El mío es Gillian. — Ambas se pusieron de pie con tranquilidad, la sheriff cogió el radio y dio las coordenadas de donde estaban. No pasaron ni diez minutos y un par de oficiales con un vehículo de emergencias llegaron a socorrer a la niña y a Caitlyn en caso de emergencia, atrás de ello una ambulancia que llevaría el cuerpo del recién fallecido. 
— Vamos cariño, sube. — La niña subió al auto junto con la policía. 

La noticia ya había llegado a los oídos de los reporteros y las imágenes rondaban rápidamente por la ciudad del acusado. 
Los televisores abundaban en encabezados como: ''Asesino peligroso es capturado por Caitlyn'', ''Desde hace meses seguía su rastro y por fin lo capturó'' , '' Un disparo certero dio fin a la vida de crímenes del famoso asesino, acusado de secuestrar a una niña.'' 
Al llegar las dos a metrópolis la ciudad se llenaba de gritos y felicitaciones a Caitlyn, y a pesar de que se sentía agradecida, todavía tenía cosas por hacer, como llevar a la niña a un centro médico. 

— ¡Esa es nuestra Sheriff Caitlyn! —Triunfadores gritos salían del centro policial. Todos celebraban el éxito. 
— ¿Por eso no me llevó? — Señaló la pantalla del televisor. VI estaba a nada de hacer una pataleta. 
— Si daba la orden de que fueras tú. — Intervino Williams. — Hubieras arruinado el plan, perro. Además no podías acudir a la fuerza con este criminal, había que acudir a Caitlyn que es más calculadora y asertiva. En misiones con habilidad de fuerza haces falta, aquí era destreza. 
— Puedo ser mejor que Caitlyn, oficial. 

La central de policías se llenaba de periodistas y cámaras trás la llegada de Caitlyn al lugar, solo querían una entrevista, pero en muchas ocasiones se negaba por el cansancio. Había ido a dejar a la niña al centro asistencial con personas de confianza, médicos y asistentes del gobierno y policías para que dieran el aviso a Demacia de su aparición. 

Al entrar sin dar entrevistas, notó muy diferente a VI, iba a preguntar qué ocurría pero no fue tan necesario luego de ver la televisión encendida. 

— Entiende que si yo te daba una orden, no la ibas a obedecer, seguramente te hubieras lanzado y se nos hubiera escapado. También hubiera errado el tiro. — 

Peleaban las dos en la oficina, VI se sentía ofendida al no ser llamada, ni siquiera reportada del caso. 

— Puedo ser mejor que tú, tengo la fuerza y la habilidad de resolver estos casos tanto como tú, Caitlyn. 
—No estoy de ánimos para discutir contigo, VI. Tampoco estaba todo en mis manos como para llevarte, sabes que doy órdenes, pero hay alguien más arriba de mí que me ordena. 
— ¡Embustera! Siempre quieres tener más pantalla porque tienes algo que yo nunca he tenido, quieres demostrar a todos que tienes clase, que tienes dinero, que vienes de una familia de dinero, que tienes más que yo, que nos mandas, y que te amargas la vida estando sola por eso buscas todo esto. —  Acabó por colmar la paciencia de Caitlyn con esas palabras sin sentido. 
— Escúchame bien VI. Lanza todas las blasfemias que quieras sobre mí, pero que no se te olvide que cuando estabas en la miseria huyendo de mi, fui la única que te ayudó, te presté mi ayuda incondicionalmente a cambio de algunas cosas, eres un complemento necesario en este trabajo, pero en ésta ocasión no fue así. 
— ¿Estás en contra mía desde que escuchaste eso en el bar, verdad? Por eso quieres dejarme abajo.
— No, y tampoco estoy luciendo que vengo de familias ricas o empoderadas de dinero, que tengo clase, ¡NO! ¡TRABAJO COMO CUALQUIER PERSONA NORMAL! — 
Sin más que decir se dirigió a la puerta no sin antes recibir el último ataque de su compañera. 
— Eres una orgullosa, siempre crees que eres mejor que el resto y solo eres un peón. —
Caitlyn cerró los ojos al escuchar eso, más no contestó y dio un portazo. 

Todos los policías veían a la Sheriff salir, no fue indiferente para nadie oír los gritos que provenían del salón de reuniones. La situación fue preocupante para Williams que adoraba a las dos por igual. 
—  Por favor, sigan con sus trabajos. — Rogó Caitlyn que se sentía muy confundida todavía. Williams que quiso intervenir antes de que ella se fuera, no pudo porque VI salió detrás de ella, pero fue a su puesto de trabajo, no tenían nada más que hablar. 

Esa misma noche Caitlyn se encontraba en su morada tomando una taza de té negro en una tacita de porcelana. Luana acompañaba a su dueña apoyándose en la almohadilla del costado, mientras la pelinegra leía una tarjeta de invitación de sus padres. Otra vez esa dichosa fiesta de todos los años.  Ellos eran conscientes de que no le agradaban las reuniones grandes y mucho menos que fuera algo para bailar y además con antifaz, algo muy poco de su agrado. Pero ahora era diferente para la policía, ¿por qué no hacer algo diferente y que la mantenga distraída de todo lo que estaba pasando? Pero, ¿a quién invitaría? Era mejor ir sola ante tanto altercado. No iba a decirle a Ezreal porque tenía entendido que iba todos los años, seguramente ya tendría cita; como estaba Sarah seguramente estaría allí. ¿Quién más para invitar? ¿Williams? ¡No! eso iba a ser muy anticuado, era su jefe y a pesar que no tenía tanta edad para parecer un viejo, no quería que se dieran malos rumores. — Iré sola, así me encuentro con mis padres después de tanto tiempo, ¿no? 


Al día siguiente. 

— Ni siquiera sé qué me voy a poner, Sarah. ¿Qué me recomiendas tú? 
— Tú eres una mujer atractiva, además el negro te sienta muy bien bien con tus curvas, además tu cabello es fabuloso. Tampoco deberías combinar el rojo por tu cabello, te verías extraña, tal vez puede ser un color plomizo. Trata de que sea algo ajustado. —
Ambas estaban en una tienda de vestidos de fiesta elegantes. Caitlyn acertó con que Ezreal invitaría a Sarah, por algo estaban en la búsqueda de un vestido. 
VI encontró uno negro ajustado de largo hasta debajo de las rodillas y un corte ligero en el costado de la pierna derecha, tenía tirantes negros arriba y un escote en horizontal con ligas para tener firme el pecho. 
— ¿Qué te parece este? — Lo tomó del colgador y estiró a la punta para que lo apreciara mejor. 
— Ese es el indicado, no es vulgar, es de fiesta, largo y sensual, se verá bien con un antifaz. Los hombres se van a derretir por ti. — VI se entusiasmó por lo que entró a un vestidor para probarselo. En tanto Fortune tomó uno de color celeste largo con pedrería hasta la cintura y acentuando la cruz en su espaldar. También entró a probarse el vestido y justo como imaginó le queda. La caída de su hermoso cabello rojo llamaba la atención y con este color resaltaba muchísimo sus atributos sin ser tan vulgar. 
Ambas salieron al mismo tiempo para apreciar el vestido de cada una y también ver detalles en un espejo más grande. 

— Te ves muy hermosa, Sarah. — VI alzó los pulgares en señal de aprobación, sinceramente siempre deslumbraba. 
Sarah por su parte arregló el vestido de VI pues no había subido el cierre del todo. 
— Me gusta cómo te ves. Jayce va a babear por ti. Y hablando de él, ¿qué se traen ustedes dos? — 
VI modelaba frente al espejo para pronto mirar de reojo a su acompañante. 
— Nada en especial, no queremos intentar nada nuevo, además él es un alma libre y yo no estoy para estar preocupado todo el tiempo si iba a ser infiel o no, es un semental, pero tampoco te niego que también estoy en mi mundo. Y ya basta de cuestionarme a mí, la pregunta aquí es: ¿Qué te traes tú con Ezreal? Digo, él te invitó, ¿no? pero la última vez que lo viste, tus ánimos bajaron hasta el piso y si mal no recuerdo, casi que corrías detrás de él. ¿Qué pasa? — 

Sarah no podía ocultar más lo que ocurrió entre los dos. 

— Nos conocimos hace años buscando un mismo tesoro que nos llevaría a una respuesta, él por su lado la necesitaba para su investigación, ya sabes, es un explorador, y yo por beneficio y para encontrar dos copas de vitalidades. En esa búsqueda llegamos a un acuerdo porque había desventaja para él, no podía defenderse frente a mí y a tantos hombres. Así que terminé por reclutarlo en mi barco y navegar con él. Vio todas las peleas en alta mar, los ataques de los marinos, poco a poco se fue involucrando en mi historia y me salvó la vida en una ocasión, también salvé la suya en la villa P's Ville, un pueblo al sur de los bosques perdidos. Ayudé a mucha gente de ahí, y para cuando lo dejé en tierra firme, me siguió. Nos enamoramos profundamente y bueno, duró apróximadamente un año. Luego él volvió acá y yo me aventuré a la isla de las sombras donde conocí a Lucian. 
Hubo un mal entendido y por eso todo acabó entre Ezreal y yo. Jamás falté a su amor, Lucian solo me salvó de una mala pasada con un espectro temible que lo único que deseaba era llevar mi alma. 
Lucian y yo hicimos un buen dúo para la defensa y por favor lo llevé en mi barco para que fuese un viaje corto, pero en ese trayecto al dejarlo en tierra firme, no supe que Ezreal estaba allí esperándome. Justo ahí Lucian declaró algún sentimiento amoroso hacia mí, me besó pero no respondí, solo retrocedí y reí. No iba a ceder a eso, sabiendo que mi corazón estaba ocupado. — 

Entró al vestidor para volver a tener su atuendo normal. 

— Ahora yo sé que Ezreal se ha acercado a mí solamente por despecho, pues también conocía a Lux y su amor por ella, pero hace poco ella cometió un error. Siento que debo pagar por un mal que hice, y aunque me vea como un trapo que va a utilizar esta vez, me sentiré bien. — 

VI quedó boquiabierta, jamás habría pensado que entre esos dos habría pasado algo y menos romántico. 

— Olvidemos esto VI, y compremos estos vestidos que para mañana es la fiesta y tenemos muchas cosas que hacer. — 

Con todo lo que contó, VI no podía quedarse quieta y darle su merecido a Ezreal, un sentimiento lleno de impulso que en algún momento sacaría. 

Disparo al corazón. [Jayce x Caitlyn.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora