Una de tus balas.

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— ¿Y ahora qué, Viktor? — Este se posicionó frente al justiciero del mañana con una sonrisa enorme. 
— Los dos nunca hemos sido rivales, en cierta parte peleamos por quién posee más conocimiento y ambos queremos ver nacer algo nuevo, pero, ¿crees justo lo que hiciste hace años? 

Estaba atado de manos, ¿qué rayos podía hacer? no podía defenderse de ningún ataque por más que lo quisiera, ¿quién lo mandaba a ser tan curioso y meter más allá de sus narices?
— No podrías asesinarme, Viktor, lo sabes bien. — Este rió con tal energía que hizo dudar a Jayce. ¿Tendría un fin tan deplorable? 
Su némesis por fin se sentó en una mesa de mármol costosa. 
— No huyo de nadie, ni de ti ni de nadie, solo espero me devuelvas lo que es mío. Hace años atrás sabías mis planes y te negaste a seguirlos. Quisiste entregarme, pero no contabas que el dinero mueve las cosas. Puede que creas sea corrupto, pero nosotros y ellos mueven el mundo, no tu acción por tener justicia.  Aquí es cuando nos conviene o no. — 
Jayce siempre tuvo una corazonada desde pequeños por Viktor, pero era tan solitario que tampoco lo dejó abandonado a su suerte. 
— Jamás creí que fueras a cometer tal barbaridad, solo hice lo correcto. — 
Viktor chasqueó los dedos y unos tres hombres se acercaron a tomar a Jayce y romper el traje en la espalda, colgarlo pronto de las ataduras de sus manos a una que estaba del techo para sostenerlo con fuerza y así darle castigo normal. Algo muy anticuado; latigazos.

Caitlyn a pesar de haber quedado sin habla, no podía permitir que cosas así pasaran en ese momento, y menos estando ella ahí presente. Por eso esperó a que entraran para poder correr por el pastizal corto y llegar hasta donde estaba su vehículo estacionado. Por suerte la tecnología solo aceptaba sus huellas, así la cajuela se abrió y sacó su rifle junto a una tira de balas que cargaría de inmediato, el arma la colgó en sus espaldas, levantó un poco sus faltas para poner un par de armas en el lazo de su muslo, y en su mochila cargó un par de trampas para osos. A prisa bajó la cajuela y justo detrás de ella apareció VI. 

— ¡Hey! tú eras la que llegó. Déjame decirte que estabas muy hermosa, sigues siendo hermosa, a pesar de que todavía no te quitas el antifaz. — VI ya estaba muy pasada de copas, por lo que Ezreal y Sarah se encargaron de ella. Pero justo después de llevarsela cuestionaron a la sheriff. 
— ¿Qué harás, Caitlyn? — Ezreal cargó su guantelete. 
— Necesito de su ayuda, por favor refresca la cara de VI y que se le pase esa borrachera tan absurda, necesito de su fuerza bruta. —
Había pasado todo tan rápido que no entendían nada, pero pronto se organizó bien sus palabras y explicó con lujo de detalle sin tardar tanto.  Ezreal esperaría algunos en la salida Este del castillo, Miss fortune estaría preparada en la entrada y VI esperaría a algunos que escaparan por el pasillo trasero, así Caitlyn pasó el radio de la policía para comunicar lo que pasaba. 
— Por favor, sean muy sigilosos, actúen con normalidad ¿de acuerdo? sino, el plan será en vano. 
— ¿Pero a quién tienen?
— Viktor está aquí y tiene a Jayce. —
Los dos se quedaron mirando y en cosa de minutos actuaron. Caitlyn antes de separarse de ellos le tiró agua a la cara de VI, estaba fría. Así Ezreal aclaró lo que pasaba. La sheriff ocultó su arma para que VI no se diera cuenta que era ella. Así fue como corrió y se infiltró como lo había hecho anteriormente en el jardín.
VI descolocada y secándose la cara escuchaba a Sarah que le estaba dando las indicaciones que debía seguir. Por supuesto no le dijo que era Jayce el que estaba en peligro sino arruinaría el plan y todos huirían. 
Caitlyn corrió entre los árboles y con destreza se trepó a uno que estaba bastante cerca de donde ellos se encontraban. Utilizó unas gafas de visión térmica para visualizar un poco mejor la circunstancia. 

En el interior del recinto tenían a azotes a Jayce por ser tan desleal con Viktor. Claro que el último disfrutaba viendo el dolor ajeno. 
— Ahora te lamentas, hubiéramos hecho muchas cosas juntos, ¿no te parece? — 

Por otro lado, Sarah esperaba en la entrada con sus armas, bajo sus faldas. Siempre las traía. VI fingía en el patio de atrás mientras fumaba un cigarrillo. Ezreal obedeciendo las órdenes de Caitlyn llamó a las patrullas, advirtió que fueran sigilosos. Williams consciente de la llamada, hizo de inmediato caso. No pensó que les jugarían una mala pasada, y tampoco pensó que Caitlyn estuviera allí, eso fue un movimiento extra y valioso. 

Una vez más, Caitlyn era una más con la naturaleza arriba de los árboles y solo sintiendo su pulso, su dedo tembloroso en el gatillo y por sobre todo, el equilibrio y la fuerza que necesitaba para dar el tiro sin caerse de allí. No podía llegar y disparar como si nada, tenía que acercarse más, ¿pero cómo? no habían árboles cerca. Eso arriesgaría su vida, sin duda. 
— Debo hacerlo. — Bajó del árbol vigilando no hubiese nadie, puso silenciadores a sus armas en caso de un intruso, y así fue. Uno de los vigilantes estaba allí mirando que nadie estuviera cerca. Rápidamente Caitlyn se quitó las gafas térmicas y volvió a ponerse  el antifaz. No sería incómodo disparar con esto pues gozaba de mucha agilidad y precisión.  En cosa de segundos solo un disparo atravesó la cabeza del vigilante. Corrió con el arma en los brazos con el cañón apuntando al cielo para seguir al frente. Una vez llegó un poco más cerca se dio cuenta que era con el tipo desconocido que había bailado antes de Jayce. — Imbécil. — Murmuró. 
Levantó un poco la cabeza, ahí había una estatua de hierro. Con destreza se trepó  y se camufló. Tenía vista privilegiada desde allí. Posicionó la vista al lente ocular y vio claramente como un extraño golpeaba a Jayce. El pobre ya no podía más pues caía poco a poco, Viktor estaba preparando otra cosa, no sabía bien qué era, pero no le daba buena espina. 

— Ahora, tendrás que beber esto. Es ácido. El héroe que murió en manos de su némesis. — 
Antes de llevarlo a la boca de Jayce, lo utilizó con un ratón que tenía en un vaso, lo virtió ahí y el pequeño e indefenso animal se deshacía del dolor. 
Con ese animal en el vaso ya semi muerto, Viktor obligaría a Jayce a beber aquel líquido. 
Todavía no podía disparar al momento preciso. Pero cuando levantó el vaso para ver al ratón, Caitlyn no esperó más y disparó justo al ratón que flotaba en ese repugnante líquido. Viktor quedó solo con parte de cristal en la mano y el resto líquido ácido se esparció en su mano haciendo que la piel se quemara. Pronto se sujetó y se echó hacia atrás. Ahora el hombre que se atravesó para auxiliar a Viktor recibía el impacto en la sien. Se desplomó sin dar oportunidad de palabra. Con el altercado todos comenzaron a huir, habían al menos 14 personas en el interior, menos uno que murió en el acto. Caitlyn volvió a fijar la mira en Viktor, pero este huyó por la puerta trasera. Ahí se encontraría a Ezreal. El resto corrió hasta la entrada donde una candente Miss fortune los esperaba, y otros saltaban los arbustos para huir por la parte de atrás donde estaba VI. 
— ¡BOOOOM BABY! — De un puñetazo hizo entrar a dos al interior otra vez, noqueando en el acto.  
Caitlyn disparó a dos más que venían directo al frente. No los asesinó, sólo le disparó en las piernas para quitarle movilidad. 

— ¿Adónde crees que vas? — Ezreal detuvo a Viktor que dichoso estaba huyendo de él, pero no se lo permitió, no sin antes recibir un par de ataques por parte del rubio. La policía había llegado al lugar.  Detuvo a todos los que estuvieron involucrados, incluso a Viktor que de lejos vio a  Caitlyn en la estatua. Ella de reojo lo observó. Pronto bajó para auxiliar a Jayce, corrió hasta el interior de ese salón y disparó a la cuerda para que este cayera de golpe, una vez abajo cogió un cuchillo que tenía en su muslo y cortó la soga de sus manos. Con cuidado lo levantó entre sus brazos. Pesaba un montón. 
— G-gracias...— Se sentía afiebrado, estaba ardiendo. Jayce hizo su mejor esfuerzo para poder ayudarla, sabía que para un fino cuerpo como el de ella, sería imposible levantar tanto peso. — Sabía que eras una mujer diferente...— A penas hablaba. 
— Por favor, no gaste energías hablándome y haga fuerza para llegar afuera. 
Jayce asintió, sonrió porque todavía la mujer estaba con el antifaz puesto. 
Por fin luego de tanto esfuerzo entró un equipo médico y le ayudó, era preocupante las heridas que habían hecho en su espalda. Más tranquila y asegurada de que Jayce estaba en manos de profesionales se retiró con una satisfacción enorme en el corazón. Salió por la entrada principal ocultando sus armas del público en general. Solo algunos sabían quién era, hasta el oficial jefe Williams que la vio salir y de inmediato corrió donde ella. 

— Caitlyn, en el interior encontramos una bomba oculta entre plomo, así no se ubicaba la radiación. Viktor tenía otra intención además de venderla a estos peces gordos. Pero ya se verán ante la justicia. — 
Guardó sus armas en el asiento delantero del auto. 
— Vine solo porque quería distraerme, pero ya ves que nunca tengo descanso. — Ella tenía razón, dónde fuese, siempre estaba resolviendo algún caso. 
Sarah y Ezreal se despidieron de Caitlyn, en tanto VI fue a la ambulancia para saber quién era el afecto y se sorprendió de sobremanera al saber que era Jayce. Pronto le siguieron Sarah y Ezreal para saber de su estado, pero ninguno pudo tener palabras de intercambio con él pues debían llevarlo urgente al hospital, estaba que ardía en fiebre. 

Una vez en el hospital curaron sus heridas, bajaron su fiebre y administraron algunos medicamentos para bajar el dolor de su espalda.
A Jayce prácticamente le arrancaron la piel de los azotes que le dieron.

— Te quedarán marcas. — Dijo la enfermera que cuidaba su espalda cada cierto tiempo. 
— Lo sé, pero no me importa en lo absoluto. Por el momento lo único que quiero saber es el nombre de la mujer que me salvó la vida. — 

La noche pasó rápido y la mañana siguiente se dieron a conocer las nuevas noticias. Todos estaban impactados con el regreso de Viktor y esta vez sería enjuiciado y llevado al castigo de la muerte. Jamás iban a perdonar a Viktor por semejante daño que causó a Jayce y menos con el error que quiso cometer hace años. Ahora se incluía una más a la lista con el peligroso artefacto que tenía. 
Los juicios comenzaron casi de inmediato, todos dando parte de sus relatos, Viktor también tuvo oportunidad de un juicio, pero su destino sería el que todos esperaban. 

Todos quedaron encerrados en la prisión de alta seguridad de piltover, de ahí nadie huía. Todos fueron allí, todos menos Viktor que fue llevado a un punto blanco justo en medio de un campo. Las cámaras de la nación transmitían la ejecución del acusado. 
Unos policías entraron con armas al lugar, Caitlyn al lado de ellos. 
— Apunten. 
Viktor cerró los ojos, recordaba momentos buenos, no quería morir enojado o triste, solo sonrió a Caitlyn. Ella ignoró su reacción, para ella no habría más daño a su nación ni a su gente. 
— Fuego. 

Todos los ojos estaban en las pantallas, también Jayce que veía la transmisión. No negó que en ese preciso momento sus ojos se cristalizaron. Le tenía afecto, pero eso no justificaba que Viktor quería causar un mal.
Todas las balas que apuntaban a Viktor perforaron alguna parte de su cuerpo, solo una bala llegó al corazón. 
El cuerpo sin vida yacía frente a las cámaras y a los policías. 
— Bajen las armas. — Indicó Caitlyn. 
Dos policías y un médico se acercó para verificar la muerte del hombre. 
— Hoy, Jueves a las 4:48 PM, ha fallecido Viktor. — Indicó uno de los policías para que tomaran apuntes y quedara registrado en la memoria de la ciudad. 
Los gritos de las personas como un triunfo se hicieron escuchar. 
VI que esperaba al otro lado a Caitlyn la tomó de la mano para llevarla a un lugar más solitario.

— Caitlyn, quisiera pedirte perdón. No fue mi intención estar tan enfadada la otra vez, pero me di cuenta que siempre tú has estado a mi lado, y al verlo a él, siento que corro con suerte en tener a una jefa y amiga como tú. — La pelinegra solo asintió, ni siquiera sonrió. Era chocante para ella tener que asesinar a Viktor porque a pesar de todo, en la infancia eran un par de amigos inocentes. 
— VI. — Murmuró. — No puedo decir nada más. Solo sé que en ocasiones te arrebatas, pero nunca habías hecho una pataleta de esa magnitud, pero era cosa de esperar para que reaccionaras. Eres una buena mujer, tienes talento, además hiciste un gran trabajo al capturar a esos idiotas que estaban atrás del jardín. ¡Boom baby! — Dijo con delicadeza intentando dar ese toque que tenía la más alta, cosa que no logró, pero sí salió un tono adorable. 
— ¡Ay pastelito! — La apretó contra su cuerpo para darle todo su cariño. 
— ¡No, suéltame! — Su cara estaba toda apretada contra esos brazos y sus enormes guantes. — ¡VI!  — Llamó la atención a su compañera, pero en cosa de segundos volvieron a la normalidad. 
— ¿Y qué tal está Jayce? — Cuestionó Caitlyn. 
— Pues mejor, tiene para dos días más, el resto es cuidado en el hogar. 
— ¿Y Ezreal y Sarah? — Subió a su auto y VI la acompañó de copiloto. 
— Se fueron, Ezreal por fin entendió lo que pasó con Sarah y su malentendido, y marcharon en el barco de fortuna para navegar y no sé qué más. Esos siempre debieron estar juntos. 
— Es lo que opino. —

En un momento de silencio VI quedó con la duda de lo que hace unos segundos habían conversado. ¿Cómo es que Caitlyn sabía que había hecho un gran trabajo si no estaba para el día de la fiesta? Esto la inundó de dudas. En una fracción de segundos giró la cabeza hacia atrás y vio algo muy peculiar, un hermoso vestido púrpura  con los encajes y el antifaz, esto era cubierto fallidamente por una manta. 
Sabía que había visto un vestido así en algún lugar. [¡Bingo! ] pensó.

— Caitlyn, ¿qué hiciste el día que nos fuimos de fiesta todos? — Quería ver si le decía la verdad. 
— Pues, estuve trabajando toda la noche y cuando terminé me fui a casa. Estuve toda la noche con Luana. Me sentía cansada por lo que me fui a dormir más temprano y por la mañana me enteré de todo lo que pasó. Fue Williams quién me informó de todo, por eso salí tan temprano para el trabajo. 
— Ah... ya veo. ¿Sabes? te perdiste una buena velada. No me viste con vestido. Sarah me ayudó a buscar uno adecuado. 
— Imagino que se veían las dos hermosas. — Siguió con la vista al frente actuando como si no supiera nada. 
— Sí. — Continuó VI. — Nos veíamos realmente hermosas, también Jayce y Ezreal, ¡Oh! y nos topamos con señora y señor papás tuyos. — Puso su índice derecho en sus propios labios haciendo recuerdos. Caitlyn de inmediato se puso a reír al escuchar ese nombre. 
— ¿Cómo llamas a mis papás así? — Negó con la cabeza relajándose un poco. 
— Pero hubo un momento muy excitante en la noche. No sé cómo describirlo, pero apareció una mujer de pelo negro y un vestido púrpura hermoso, tenía tal elegancia que opacó a todas las mujeres del lugar, incluso a mí que prometía ser la más hermosa de la noche. — Bromeó con esa parte. — No, en realidad no sentí celos ni nada, solo admiración por su buen gusto y sencillez en aparecer. Si supiera la pobre muchacha que con el que bailó era ese bandido de Viktor. —
Con ese comentario Caitlyn se tensó un poco. Apretó sus manos en el volante, blanqueando un tanto sus nudillos por la fuerza. Tenía que mantener la calma.
— Y bueno, Jayce me olvidó por completo porque se le caía la quijada de admiración, era como si hubiera aparecido una de esas elfas de cuentos medievales a conquistarlo con solo su presencia. — Inevitablemente el sonrojo en sus mejillas se asomó. — Y desde ese momento no hacía más que hablar de ella, hasta después de todo el altercado que se vivió. Dijo algo muy curioso. Que la chica con la que había sido su último baile, lo rescató de las garras de Viktor. 

Caitlyn no quería escuchar más, ahora tenía una misión en tomar las declaraciones de Jayce. 

— VI, ahora escucharé toda esa historia de nuevo, vamos a tomar sus declaraciones. — La pelirosa. se movió como un trapo mojado porque sabía que ella tenía que escribir en ese pequeño laptop. 
— Pero pastelito, yo quiero hacer las preguntas. — 
Caitlyn estacionó el vehículo en el estacionamiento del hospital y pronto ambas estuvieron camino a la habitación de Jayce. Una vez allí VI le dio un ligero golpe en las vendas.
— ¿Qué pasa mi amigo?
— ¡Ay, VI! 
— ¡VI! ¿No ves que todavía no se recupera del todo? — Le dio un golpe en la frente a la muchacha. 
Jayce por su parte estaba caminando por la habitación para no quedarse quieto en el mismo lugar. 
— Eres tan agresiva a veces. — Se sentó en la cama y VI le siguió para poder abrir la aplicación. 
— ¿Cómo te sientes? — Cuestionó la pelirosa.
— Algo débil, un poco mal por la ejecución de Viktor y todavía lleno de dudas, pero eso es más personal. — 

VI consciente que ambos eran muy amigos y también colegas de trabajo, no quiso hacer más preguntas. Ahora entendía el por qué Caitlyn era la de las preguntas y no ella. De todas formas vio el desgano en la pelinegra. 
— No debí preguntar.
—No tranquila, está bien. — No tardó en reparar Jayce. 
— Bueno, ya debes saber para qué estamos aquí. — Asintió de inmediato esperando la lluvia de preguntas que tenía encima. 

Contestó una por una, las razones eran las mismas que relata Williams cuando le hizo las preguntas, también el testimonio de Ezreal y Sarah concordaban, aunque ellos tenían menos información de lo que esperaba. VI, solo contestó cosas obvias que los últimos dos habían dicho. Los policías también habían hecho el reporte de la bomba, también los hombres que se llevaron detenidos hablaron sin pelos en la lengua. 
Pasando al menos media hora de preguntas, VI guardó el archivo de escritura y por error activo el audio. 

— Bien, es todo. Gracias por tu testimonio. — Caitlyn dejó una caja con un pequeño pastelillo de moras, había investigado que era el favorito del defensor. — Espero tengas una pronta y satisfactoria recuperación. — Se puso sus gafas oscuras para salir de la habitación no sin antes advertir a VI que la esperaría en el auto. VI dijo que iría de inmediato con ella. 

— ¿Todavía sigues pensando en esa mujer que te salvó, Jayce? — 
El héroe de Piltóver sonrió, pero en el fondo sabía que nunca más la vería. 
— Sí, todavía sigo pensando en ella. Pero estoy consciente que no la volveré a ver, además, creo que fue un ángel en el momento preciso. 
Cuando me salvó poco pude ver lo que hacía, solo en el momento que me tomó en sus brazos pude reaccionar mejor. 
— ¡Ay Jayce! — Le dio pequeñas palmaditas en su hombro. 
— ¡VI, me duele! — La chica apretó los puños cubriendo su rostro para no recibir golpes. 
— ¡Lo siento! es solo que...— Antes de que VI terminara, Jayce la tomó de las manos. 
— Perdón por haberte dejado sola el día de la fiesta, no fue mi intención hacer eso. Además...— Pausó. — Sé que me tomarás como un loco, pero estoy cautivado. Ni una mujer se había arriesgado tanto por salvarme. No desprecio todas nuestras aventuras VI, es solo que..
— ¿Y para qué me das explicaciones? ¡Bobo! Entiendo que hayas tenido admiración por esa persona, créeme, yo también la tendría. Además... yo creo que esa chica está más cerca de ti, más cerca de lo que tú crees. —

No dijo nada más, ya era hora de ir donde estaba Caitlyn. 

— ¿Cómo así, señorita? — La frenó con la mano. 
— Sé sincero, Jayce. Por esta vez debes ser sincero y que esto no sea pasajero solo porque te salvaron la vida. 
— Con sinceridad, solo recuerdo cosas pasajeras...
— Por favor, un pequeño esfuerzo con tu memoria...— Hizo un gesto como si estuviera disparando a su cabeza. Al escuchar y ver eso, Jayce recordó algo. 
— Sé que en un momento el vaso que tenían para mí reventó por una bala, después solo vi a un hombre caer desplomado al suelo. También lo hice yo cuando una bala cortó la soga que me hacía colgar. —

Por fin VI se puso de pie dirigiéndose a la puerta, la abrió para salir y antes de cerrarla para despedirse dijo:

— Ahora respóndete a ti mismo. ¿Quién es la mejor francotiradora que tiene toda runaterra? ¿Quién es la que da disparos a la cabeza en un solo tiro y no falla? ¿Hum? jeje, bye bye Jayce. — 

Cerró la puerta dejando la intriga en la cabeza del héroe.  Confundido con las palabras de la chica comenzó a pensar, pero no hallaba la respuesta correcta. En ese segundo entró la enfermera para administrar otro fármaco. 

— Señorita, ¿Quién es la francotiradora más reconocida de runaterra?— La muchacha se puso a reír y como si fuera lo más obvio del mundo.
— Pues eso no se pregunta, todo el mundo lo sabe, vive en Piltóver. ¿Quién cree que es? —
Jayce abrió los ojos sintiéndose como un verdadero imbécil al hacer semejante pregunta. 
[ Una de tus balas me ha llegado a mí.]

— Caitlyn... — Murmuró, y en cosa de segundos tomó el pastelillo que dejó sobre el velador. Era su favorito. 

Disparo al corazón. [Jayce x Caitlyn.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora