Día 2

592 69 2
                                    

–Buenos Días. –Dijo Bakugou entrando a la habitación.

–Señor Bakugo. –Dijo ella sonriéndole.

Él la veía como una maldita rata de laboratorio que desecharía si algo salía mal, en cambio, ella lo veía como su salvador, su luz y su vida. Era algo tan complicado.

Bakugo tenía una lata en su mano. En esta traía comida para Uraraka; originalmente no le daría de comer ya que, el no darle de comer ni beber era parte de la tortura, pero ayer, en plena tortura su cuerpo no soporto más e intento vomitar, solo sacando jugos gástricos, provocando un sentimiento de lástima en él.

Él se acercó a ella y le retiró las cuerdas que la detenían, dejándola libre.

–Levántate. –Dijo Bakugo serio.

Ella intentó levantarse,pero en un acto desesperado por hacerlo, sus manos llenas de sangre y heridas  no se lo permitieron.

–¿Acaso no puedes hacer nada bien? –Dijo Bakugo enojado.

Tiró la lata que yacía en sus manos y cargó a Uraraka de manera que no se cayera fácilmente al subir las escaleras.
Él la cargo y subió las escaleras directo hacia la casa y no solo ésa habitación.

El plan original de Bakugo era darle una cuchara y aquella lata, pero se dió cuenta de que ella no podía sostener nada, ni siquiera su propia cabeza, así  que, en un acto de "humanismo" la llevaría una única vez al piso de arriba y le daría de comer; sería la única vez que haría eso ¿o no?

La sentó en un sofá de piel de "Crobcrob" (una especie parecida a las hadas) y ella se recargó cansada en él.

–Di "aaah" –Dijo Bakugo con una cuchara en su mano.

–Aaaah. –Repitió Uraraka tiernamente.

Él empezó a darle de comer y ella sonreía y comía plácidamente.

–Escúchame bien... esto solo pasará esta vez.

Ella sonrió y asintió plácidamente.

La Humana y El Hechicero. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora