Cruzadas.

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Ella se retorcía en el piso,mientras que un charco de sangre yacía alrededor suyo,su mirada estaba perdida,completamente gris,sin mencionar su rostro,el cual,ahora estaba pálido.

Katsuki miró aquel cuerpo y lo recogió,abrazándolo. "Lo lamento" Susurró,y su mirada de muerte se dirigió al hombre que estaba en frente suyo,Izuku.

–¿Qué has hecho,gran pedazo de Idiota? –Dijo cabizbajo.

Katsuki despertó exaltado,tenía que apresurarse,aquella premonición que acababa de tener le asustó demasiado.

Hasta ahora,solo se había colado en el castillo de Izuku,donde se escondió y sin darse cuenta se quedó dormido.
Tenía que encontrar a Uraraka rápido,si no lo hacía,ella terminaría como terminó en aquella premonición.

Su mirada se cruzó por todos lados,unos extraños pasos se escucharon en el pasillo,obligándolo a meterse de improvisto a una habitación.

–¿Se...Señor Katsuki...? –Aquella pequeña voz le hizo reaccionar,y su mirada volteó detrás suyo,encontrando a Uraraka llorando en el piso. Sus miradas ahora estaban cruzadas.

–¡Uraraka! –Gritó,y fue corriendo a por ella. –¿Estas bien?,¡Traje todo tipo de medicinas en todo tipo de casos! ¿Qué te hizo ese bastardo?,¡en serio que lo mataré!

–Señor,señor Katsuki,no se preocupe...yo solo,quería decirle a usted que...le perdono que,usted haya provocado eso...

Katsuki estaba sorprendió,cualquier otra persona le odiaría a más no poder,pero ella solo quería verlo para que ÉL no se sintiese culpable. ¿Acaso ella era un Ángel?

–No te dejare ir de nuevo,te curaré y te protegeré...siempre. –La abrazó.

–Señor Katsuki,vayámonos de aquí. –Dijo al tiempo que Katsuki la cargó.

Apenas al salir de la habitación,Deku ya los esperaba afuera. Mirándolos con rabia,solo se limitó a tomar la muñeca de Uraraka y jalarla,pero Katsuki puso más fuerza,impidiéndole llevársela.

–Katsuki,si te vas con ella,no te dejaré curarla. Pero si la dejas quedarse,te conseguiré todos los materiales para su cura...¿Qué opción eliges...? –Dijo Deku Alzando una ceja.

–Elijo la mía.

La Humana y El Hechicero. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora