Naranja

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¿Val? — se escuchó de repente un murmullo tenue, rompiendo el silencio que era sostenido por las corrientes de aire y la majestuosa chimenea de la casa de los Carvajal.

Juliana tenía puesta la mirada fija en la nada, en sus pensamientos y en las llamas oscilantes que daban paso a ilusiones surrealistas y una gama de grises desde el negro carbón hasta el albo luminiscente.
La chica aludida en ese momento alzó la mirada del teléfono entre sus manos, para mirar a la morena con una mirada interrogante; Juliana ni siquiera necesito verla para saber que tenía su atención.

¿De que color era Lucho?

El silencio goberno de nuevo y Juliana creyó haber escuchado un gemido ahogado a su lado, cuando Valentina apretó los labios en línea recta, dejando caer sus manos desganadas y su teléfono sobre su regazo.

Juls...sabes que me encanta responder a tus preguntas respecto a colores, pero no me agrada hablar de mi ex.

La morena solo soltó una risa por lo bajo y se volteó hacia la castaña. Adoraba su sinceridad casi impertinente, nunca habían dobles intensiónes con ella; ella era abundantemente clara.

Valentina entonces boto un suspiro y rascó su rostro con desgana, al parecer pensando en alguna buena respuesta.

Mmm, él era una especie de...marrón desagradable — comento la castaña con el ceño fruncido — Definitivamente él no era mi media naranja.

¿Como luce el naranja? — pregunto con curiosidad la morena.

Las mariposas, las zanahorias, las amapolas, los atardeceres, el color de las hojas en otoño. Todos son naranjas, hay muchas cosas — hablo con buena voz con una sonrisa adorable pintada en los labios — Incluso el fuego de ahí lo es — mencionó señalando la hoguera frente a ellas.

Juliana miro las flamas abrigadoras de piel que los sedujeron hace un rato y frunció el ceño sin comprender.

Creo que el naranja es un color para expresar los sentimientos  — concluyó la castaña desbordando con orgullo y grandeza, haciendo que la morena soltará una melodiosa sonrisa.

Las chicas comenzaron a empujarse y agitarse de manera juguetona, mientras soltaban risas exageradas y discutían si debían ver una película debido al invierno hostil que rompía los huesos.
Juliana pensó en qué tal vez ellas no sentían lo gélido del clima como el resto.
Valentina siempre miraba hacia adelante como si no existiesen obstáculo, a veces era imprudente e infantil, pero siempre lograba contagiarla con ese efecto vigorizante que irradiaba, haciéndola desear ir con ella a todas partes.

Fue ahi cuando recordo: «El naranja es un color cálido, vibrante y extravagante. Transmite energía combinada con diversión. Es el color de las personas extrovertidas y desinhibidas»

Ahí estaba, siempre estuvo ahí frente a sus ojos.

Juliana entonces soltó una enorme carcajada, provocando que la castaña volteada a verla atónita por un momento, sin embargo la acompaño con la risa luego de un segundo.

Quiero comer naranjas, Val — confesó la morena recargada en el hombro de la castaña — ¡Vayamos a comprar naranjas!

La chica de ojos claros volvió a reír animada por la propuesta de la morena a su lado.

Seríamos unas dementes si salimos con este frío por naranjas — siseó con diversión dejando un beso en la mejilla de Juliana, antes de levantarse por su abrigo — Ponte tu abrigo, vamos por naranjas, Juls.

Juliana asintió energética mientras mordía su labios, para luego trazar una bonita sonrisa en sus labios.

Vamos por naranjas — afirmó yendo por su abrigo.

Pero ella ya tenía una naranja y esa era Valentina.

ARCOÍRIS [JULIANTINA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora