Yo te voy a amar [Remake]

6. Primera misión

- Elfriede, te he llamado aquí para asignarte tu primera misión- habló el Patriarca Sage dirigiéndose a la expectante joven que, pese a haber obtenido su armadura dos meses atrás, aún no había llevado a cabo ninguna encomienda para el Santuario- Protegerás a Asmita de Virgo. Elfriede alzó una ceja con asombro. El Santo en cuestión era un Dorado como su tío, la élite de la diosa Athena. ¿Por qué necesitaría la protección de una simple Santa de Plata como ella? El Patriarca notó sus dudas. - Asmita estará acumulando su Cosmos con el fin de acabar con un problemático y poderoso Espectro- explicó- Estará desprotegido y expuesto a un posible ataque durante ese tiempo. - Entiendo, Su Santidad- dijo Elfriede solemnemente- Partiré cuando lo ordene. - Ve al templo de Virgo, Asmita te dirá cuando partir- indicó el Patriarca. Elfriede hizo una reverencia y se retiró. Descendió a través de los templos que la separaban de Virgo y, al llegar a su destino, entró con pasos tímidos. - Tú debes ser Elfriede, el Patriarca me dijo que vendrías- dijo una voz muy serena. La joven, algo sobresaltada por esto, buscó al guardián del templo, encontrándose con un hermoso joven de fina apariencia, con un cabello largo de color rubio claro y los ojos cerrados, lo que le daba aspecto reflexivo y sabio a la vez. Elfriede no conocía al portador de Virgo, por lo que se preguntó si realmente sería tan joven como parecía, incluso más que ella. - Puedes ir a prepararte, partiremos mañana- agregó el joven rubio. - De acuerdo- asintió Elfriede, retirándose de inmediato. Pensando en ir al pueblo por provisiones para el viaje, bajó por las restantes casas, pero fue detenida en Tauro. - ¡Hola, Elfriede!- le saludó alegremente Hasgard- Me enteré de que te vas de misión. - Así es, el Patriarca me ordenó custodiar a Asmita de Virgo- relató Elfriede. - ¡¿Asmita de Virgo!?- casi chilló Hasgard alarmado- ¿Y tú aceptaste esa misión, niña? - Claro, ¿por qué no habría de hacerlo?- preguntó Elfriede, sorprendida por la reacción del Toro Dorado. - Se ve que eres una niña inocente- dijo Hasgard, meneando la cabeza de un lado a otro- Ese Asmita es un tipo raro con creencias extrañas, no me parece bueno ni me cae bien. Yo te aprecio, chiquilla, por eso te lo advierto. - No está bien hablar así, Hasgard- replicó Elfriede en tono reprobatorio- No me gustan las suspicacias entre compañeros. - Está bien, tú sabrás- dijo Hasgard, sabiendo que era inútil discutir con ella.

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- ¿Estás lista?- preguntó una voz tranquila a sus espaldas. - Sí, Asmita- respondió Elfriede, acomodándose el zurrón a la espalda- ¿Iremos en barco o por tierra? - Ni en barco, ni por tierra- negó el Santo de Oro. Un par de movimientos de su mano derecha y un poco de su Cosmos abrieron una brecha en el espacio. - Iremos por aquí- indicó. Algo insegura, la joven siguió al Santo de Virgo a través de la abertura espacial, encontrándose en un vacío con estrellas y luces brillantes. Minutos después, cayeron en un bosque sombrío y gris. - ¿Qué lugar es este?- preguntó Elfriede curiosa. - La India- respondió lacónico el joven hombre- Mi tierra natal. En este bosque me hice monje. Voy a meditar para acumular Cosmos. Se colocó en posición de loto y parecía muy concentrado. - Disculpa que te interrumpa, pero, ¿qué tan peligroso es ese Espectro como para requerir estas acciones?- preguntó Elfriede muy dudosa. - Es un Espectro muy poderoso- respondió Asmita- Incluso tiene un rango especial entre espectros. Elfriede decidió dejar que Asmita meditara con tranquilidad y comenzó a montar una estrecha vigilancia en torno a esa parte del bosque.

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Las horas pasaban. Asmita seguía meditando. Elfriede había almorzado con algo de lo que compró en Rodorio. Deseaba darse un baño, pero no quería separarse demasiado de Asmita. El río pasaba frente a ellos, mas no podía desnudarse así delante de un hombre. - Algo te incomoda- dijo Asmita de repente. - Ah, solo es el calor...- dijo Elfriede restándole importancia. - Puedes refrescarte en el río, está justo al frente- dijo Asmita, notando aún más incomodidad en la joven- No te preocupes, no es como si fuera a verte. Entonces, ella se dio cuenta de que su protegido no había abierto los ojos ni una sola vez. - ¿Acaso tú...no puedes ver?- inquirió. - Así es, pero, en cambio, puedo ver el alma de las personas- dijo Asmita con naturalidad- La simple falta de un sentido no puede limitarme, al contrario, fortalece mi Cosmos. - Eres admirable, Asmita de Virgo- dijo Elfriede en tono sincero, sorprendiendo al aludido. Luego de tomar su baño, Elfriede exploró el lugar con la vista, para asegurarse de que todo estuviese bien. De repente, sintió unos Cosmos agresivos, y tres espectros surgieron del interior del bosque. - Ese es el tipo que nuestro señor nos ordenó matar- dijo uno, señalando a Asmita con su sucio dedo. - Sí, ese es Asmita de Virgo- confirmó otro mirándolo. - ¡Acabémoslo ahora que está débil!- gritó el tercero con gesto de depredador. Todos se abalanzaron sobre él a una, pero unas brillantes esferas de Cosmos los detuvieron, lanzándolos contra el suelo y dañando parte de sus Surplice. Uno sangraba de la nariz, mientras los otros tenían costillas rotas. - ¡No lo tocarán!- gritó decidida Elfriede, quien ya vestía su cloth- ¡Devastación de Orión! La armadura brilló con el elevado Cosmos de su portadora, que terminó de destrozar a sus enemigos con los remolinos de su técnica. - La pequeña es fuerte, no cabe dudas- dijo una voz grave, surgida del oscuro follaje boscoso. - ¡Muéstrate!- gritó Elfriede, poniéndose en guardia. De entre el ramaje salió un Espectro calvo, con una extraña surplice que tenía lo que parecían ser manos saliendo de su espalda. - ¡Elfriede, aléjate!- advirtó Asmita con un tinte de preocupación en la voz- Es él: Atavaka de Atavaka. - ¿Estás de broma?- dijo Elfriede indignada- ¡Mi deber es protegerte! Además, yo no abandonaría a un compañero. - Me habían dicho que eres muy testaruda- comentó el Santo con una sonrisa complacida. No obstante, estaba preocupado por la joven, quien le lanzó su mejor ataque al Espectro, pero este ni se inmutó y, sin recibir un rasguño ni emplear gran esfuerzo, sacó volando a Elfriede con una de sus técnicas, estrellándola contra un grueso árbol, para luego atacar a Asmita con sus mejores técnicas. Elfriede, aún mal herida, encontró fuerzas para levantarse y, empleando su velocidad del sonido, logró interponerse a tiempo entre Asmita y el ataque. - ¡Elfriede!- gritó el joven alarmado. Este, al percatarse de esa maniobra prácticamente suicida, encendió su Cosmos y repelió el ataque, para que la joven saliese con menos daños. Aún así, ella cayó desvanecida a causa del impacto de las ondas expansivas de Cosmos; Asmita se apresuró a acogerla entre sus brazos, mientras la pelea proseguía. - Asmita de Virgo, ¿esa mujer es de tu interés?- preguntó Atavaka con un tono burlón y lleno de doblez. - Lo es- contestó Asmita sin dudarlo, para luego acabar derrotando al Espectro

Bien, creo que es hora de hacer algunas aclaraciones.
1. Mostré mucho de la infancia de Elfriede, pues esa fue mi intención en mi primer borrador del personaje.
2. Como dije en la descripción, aquí resolveré algunos misterios y uno de ellos es: Si Ilias tenía tuberculosis, ¿cómo se las arregló para no contagiar a Regulus? Porque esa enfermedad es muy contagiosa. La única explicación que se me ocurre es que se haya vuelto algo crónico, pues las enfermedades crónicas no son contagiosas.
3. Como ya vieron, no le di nombre o especifiqué detalles sobre la madre de los hermanos, porque realmente no sabemos quién era la madre de Regulus. Muchos dicen que es Arkhes; yo, sinceramente, creo que es posible, pero eso plantea más preguntas que respuestas como: ¿Por qué no estaba junto a su hijo? ¿Cómo murió (si murió)? ¿Dónde estaba? ¿Cómo pudo tener un romance con Ilias si era una pitonisa?
Nota: Disculpen cualquier error, como ven me basé en el gaiden de Asmita, el cual no he leído como se debe.
Eso es todo por el momento.