10. Gaiden Elfriede 1: Encuentro afortunado

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Regulus se encontraba en el puerto, a punto de zarpar con destino a Grecia. Había concluido con éxito una sencilla misión, por lo que, sin haber notado que ya no tenía que usarla, lucía su armadura dorada, la cual resplandecía al ardiente sol del mediodía. - Buenos días, pequeño- dijo sonriente un joven de cabellos negros y ojos claros- ¿Vas a viajar? - Buenos días, señor- saludó muy risueño Regulus- Así es, mi barco saldrá en una hora. - ¿De dónde eres, chico?- inquirió curioso el joven. - Mhm, soy griego- respondió Regulus con un infantil sonido- ¿Y usted? - Ay, no me trates de "usted", solo tengo 22 años- replicó el joven de manera graciosa- Soy de Moldavia, pero mi hermano y yo estamos huyendo y hace tiempo que no vamos por allí- se palmeó la frente- ¡Ah, qué descortés!- sonrió amable- Mi nombre es Dan. Dan Jelihovshi. - Yo soy Regulus, es un gusto- se presentó con gesto tierno. - ¡Qué monada de niño!-exclamó Dan, pellizcándole los cachetes. - ¿Sabes? Nunca he oído hablar de esa tal Moldavia- dijo Regulus con curiosidad, sobándose las mejillas ya liberadas. - No me extraña, es una tierra supersticiosa un tanto salvaje- explicó Dan, poniéndose serio de repente- Por eso huimos, porque las estúpidas supersticiones de nuestro país aseguran que el demonio reencarnará en mi hermano menor y una chusma nos persigue para eliminarlo, así que estoy aquí para protegerlo. - Oh, vaya, parece un asunto serio- dijo Regulus algo conmocionado, ladeando su cabecita pensativo- Vayan a Rodorio, en Grecia; seguramente mi hermana mayor podrá ayudarlos. - Gracias, Reg- dijo Dan confiado- Oye, como te vi solito, decidí traerte un poco de comida para el viaje- añadió, extendiéndole un paquete de dulces y confituras. - ¡Muchas gracias!- exclamó Regulus con entusiasmo, agarrándolo con ojos brillantes. En ese momento, llegó el barco y tuvieron que despedirse.

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Dan entró muy alegre a la habitación de la posada donde un chico de cabello negro y seria mirada azul se masajeaba las sienes. - ¿Otra vez te duele la cabeza, Arsenie?- inquirió preocupado Dan. - Solo un poco- contestó el chico algo malhumorado. - Hermano, acabo de ver a un niño con armadura dorada en el puerto- anunció Dan con infantil fascinación. - Sí, claro, y yo vi una ardilla que habla- se mofó Arsenie sin creerle. - ¡Es en serio!- exclamó Dan molesto- Dijo que podríamos ir a Grecia. - Esa no es mala idea- reflexionó Arsenie, esta vez tomándolo en serio- Después de todo, nos tienen localizados- se dirigió hacia el ropero- Empieza a empacar, Dan, partiremos hoy mismo.

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La turba armada de rifles y cuchillos más parecía una manada de animales salvajes acorralando a su presa indefensa que una horda de seres humanos, si es que podía llamarse así a los tipos que golpeaban sin escrúpulos a un jovencito que yacía derribado en el suelo. - ¡Heredero de la Estrella del Mal!- vociferó uno, empuñando un sable- ¡Tu camino acaba aquí! En ese instante, Dan se interpuso entre el arma y el cuerpo de su hermano, protegiéndolo con valentía. - ¡Quítate, o sufrirás el mismo destino que el maldito!- rugió el tipo. - ¡No!- gritó decidido Dan, pese al temblor que manifestaba su cuerpo. - ¡No dejaremos que este demonio reencarnado destruya nustra tierra!- gritó el tipo- ¡Mueran los dos! Sin embargo, los huesos de su mano se quebraron con un escalofriante crujido y retrocedió adolorido. Asustada, la turba se fijó en la bella figura de una mujer cuyas angelicales facciones mostraban una dureza imponente. - Conque abusando de dos chicos indefensos, ¿no?- dijo con ira. Dos hombres se abalanzaron sobre ella, pero solo consiguieron salir volando con las costillas rotas por una patada. Los demás se pusieron en fuga, mientras Dan observaba asombrado a esa chica que parecía ser de la edad de su hermano y había hecho huir a veinte hombres armados. - ¿Se encuentran bien?- preguntó ella amablemente. Arsenie iba a levantarse, pero una punzada en su cabeza se lo impidió. - Creo que este chico está muy golpeado- señaló preocupada la joven. - No se preocupe, últimamente Arsenie no se encuentra muy bien de salud- explicó Dan inquieto. - Mi nombre es Elfriede- se presentó ella- ¿Por qué los perseguían? - Pues...- dudó Dan; aunque ella los hubiese salvado, las circunstancias de la vida lo habían enseñado a desconfiar de la gente- Somos extranjeros... Estamos en Grecia porque somos dramaturgos... Y eso fue...un conflicto de deudas- explicó lo que se le vino a la mente. - Ya veo- dijo Elfriede sin creerse ni una palabra- Síganme, los llevaré a un lugar seguro. - Disculpe nuestra descortesía, señorita Elfriede- dijo educadamente Arsenie, poniéndose de pie y mirando con desaprobación a su hermano- Mi nombre es Arsenie Jelihovshi y él es mi hermano Dan- se acercó a ella y le dedicó una reverencia- Le agradezco infinitamente el habernos salvado la vida. - ¡Siempre me haces quedar mal, Arsenie!- reclamó Dan con acento dramático, a lo que el aludido lo ignoró. - No tienes que agradecer nada... ¿Tú eres el mayor?- preguntó Elfriede dirigiéndose a Arsenie. - En realidad, ese es Dan- respondió Arsenie y su hermano frunció el ceño molesto. - Vengan conmigo- invitó Elfriede, a lo que ellos obedecieron.

Yo te voy a amar [Remake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora