11. Gaiden Elfriede 2: Recuerdos dolorosos

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Arsenie parpadeaba fuertemente para intentar paliar su dolor de cabeza, sin mucho éxito. Enrolló más la bufanda alrededor de su cuello, pues, aunque la noche no era fría, sino más bien fresca, el joven sentía un extraño escalofrío recorriendo su cuerpo. Sus ojos azules oscuros se encontraron con los de Elfriede y comenzó a hablar: - Sucedió hace 23 años- dijo- Mi madre, Natalia, era una bella adolescente que vivía en una aldea de Moldavia. Un día, en una fiesta cualquiera, se encontró con el tirano terrateniente de aquella región, Radu Jelihovshi; se encaprichó con ella y, a pesar de ser rechazado, la forzó a casarse con él- hizo una pausa y comprobó que Elfriede y Regulus lo escuchaban con atención- Al parecer, el dulce carácter de mi madre aplacó el temperamento abusivo y cruel de mi padre, quien rebajó los excesivos impuestos a los aldeanos para alegría de todos. El día de mi nacimiento, mi padre fue emboscado y asesinado, y una turba fue a su castillo para exigirle a mi madre que me asesinara, argumentando que había llegado la hora de que se cumpliera la maldición del menor de los Jelihovshi- consternación de los oyentes- Ella, decidida a protegerme, se las arregló para huir y mantenerse fuera del alcance de sus perseguidores durante cinco años- la voz se le quebró- Pero, un día...

Flashback
- ¡Corran, niños!- apremió la hermosa mujer de larga cabellera rubia y ojos azules, cuyo rostro se percibía idéntico al del niño de cinco años que ya corría junto a su hermano. - ¡Mamá!- clamó desesperado el pequeño al ver cómo su madre intentaba detener a una horda de gente que la aplastó contra el pavimento y rasgó brutalmente sus ropas sin esfuerzo; sin embargo, el niño mayor tomó en brazos a su hermano y, con lágrimas en los ojos, corrió sin mirar atrás. - Siempre debes proteger a tu hermanito en primer lugar le había dicho su madre en una ocasión, cosa que jamás olvidaría.
Unas horas después, los niños no lo soportaron más y salieron de su escondite en el tronco de un árbol para volver a por su madre. La encontraron casi desnuda, cubierta de sangre, respirando con dificultad a un lado del camino, hacia donde se había arrastrado con sus últimas fuerzas. Por allí pasaba una carreta, que se detuvo al ver a la mujer herida. - ¡Señora, resista un poco!- gritó un hombre, bajando de un salto del vehícula para ayudarla. Natalia sonrió dulcemente, negó con la cabeza y empujó hacia él a sus hijos, quienes la abrazaban sollozando. - Por favor, llévese a mis hijos- suplicó- Niños, cuídense...siempre...el uno al otro- fueron sus últimas palabras antes de fallecer.
Fin del flashback

Elfriede no pudo evitar derramar algunas lágrimas mientras abrazaba a los hermanos, quienes lloraban apoyados en sus hombros sin pudor alguno. - Sé lo que sienten, también perdí a mi madre cuando era pequeña- murmuró con empatía. - Yo ni siquiera la conocí- añadió Regulus pesaroso. Unos minutos después, el niño decidió relajar un poco el pesado ambiente que aquellos tristes recuerdos habían impuesto. - Dan, Arsenie- les llamó-, vengan, vamos a dar un paseo.

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- ¡Qué raro! Manigoldo no ha vuelto- comentó Regulus al notar el vacío del cuarto templo. En compañía de Dan y Arsenie, el Santo de Leo descendió hasta el siguiente templo. - ¡Qué mal! Aspros ya está aquí- comentó Regulus esta vez. - Vaya, cachorro, ¿tenemos visitas?- inquirió Aspros con una sonrisa irónica, examinando con la vista a los dos muchachos- Este chico tiene algo muy particular- indicó, señalando a Arsenie- Probemos qué es. Dan sintió un escalofrío de miedo recorrer su columna vertebral, mientras Arsenie miraba al de cabellos azules con el ceño fruncido, pues no le agradaba algo en el hombre. Sin previo aviso, Aspros le lanzó un puñetazo a Arsenie, quien lo detuvo con sus brazos sin gran esfuerzo. - Increíble- admitió Aspros con una sonrisa de malévola satisfacción- Sabía que no eras un humano normal. Antes de que Regulus pudiese intervenir, Aspros le tiró un puñetazo con poca fuerza a Dan, quien salió volando, pero no se hizo daño realmente. - ¡Desgraciado!- masculló Arsenie enfurecido al ver esto, dándole una patada al Santo de Géminis que lo hizo retroceder un paso, antes de ser agarrado por Dan, quien ya se había puesto de pie y corrió arrastrando a su hermano con él. - ¡¿Qué no ves que ese tipo pudo haberte matado?!- reclamó Dan ya fuera del templo, pero sin soltar a su hermano. - ¡Déjame, yo no soy ningún cobarde!- gruñó Dan, forcejeando para zafarse de su hermano.- Por eso tengo miedo, porque eres valiente y nunca huyes de nada- dijo Dan con voz suave, soltándolo y mirándolo de una manera que aplacó su mal genio. En ese momento, Regulus apareció por allí con un semblante serio poco común en él. - No se preocupen, Aspros no los molestará más- anunció- Le he dejado claro que son mis invitados y no puede agredirlos. - Menos mal- suspiró aliviado Dan. - Gente así es la que hace que mi fe en los seres humanos sufra una gran depresión- comentó Arsenie aún molesto.

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Arsenie despertó esa mañana sintiéndose muy raro. Algo en el pecho le quemaba y sentía que la cabeza le iba a estallar de un momento a otro. "¿Será que en verdad el demonio va a despertar en mí?", pensó aterrorizado. Sin siquiera desayunar o cambiarse, salió corriendo hasta internarse en el bosque cercano al Santuario.

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- ¡Elfriede, Arsenie ha desaparecido!- informó Dan muy alarmado, entrando al templo de Leo nuevamente- ¡Lo he buscado por todas partes sin resultados! - Esto es grave- dijo Elfriede, alistándose de inmediato para buscarlo- Vamos, Regulus, hay que encontrarlo- miró al preocupado joven- Dan, si mis sospechas se confirman, esto será peligroso, quédate aquí. - ¡De ninguna manera!- negó enfáticamente el aludido- Sabes, Arsenie siempre es el que recibe todos los golpes- dijo con melancolía- Por una vez, debo comportarme como un hermano mayor. Elfriede le dedicó una sonrisa de aprobación y emprendieron la búsqueda.

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En el pequeño bosque, un violento y oscuro Cosmos envolvía completamente al joven Arsenie. - Como lo pensé, es un Espectro- musitó Elfriede al verlo. - ¡Hermano!- gritó Dan angustiado, corriendo a su encuentro. - ¡No te acerques!- advirtió Arsenie en un tono intimidante, al tiempo que una armadura de tonos violeta muy oscuros, amplias alas enjoyadas y una elegante diadema como casco cubría casi por completo su cuerpo. En ese momento, un hombre de ojos púrpura y atavíos egipcios apareció vistiendo una armadura semejante. - Saludos, Arsenie de Goladan, la Estrella Celeste de la Destrucción- dijo este desconocido- Yo soy Pharaoh de Esfinge y, al igual que tú, soy parte de las tropas que comanda el Rey del Inframundo Hades- miró a Dan con maldad- Para ser un Espectro completo, debes cortar todos tus vínculos humanos- bajó del árbol en el que se encontraba subido y se puso en medio de ambos fraternos- Mata a tu hermano- ordenó de una forma que le heló la sangre a los presentes. Sin embargo, Arsenie, con lágrimas en los ojos, se acercó a su hermano y cayó de rodillas ante él, con las manos apoyadas en el suelo. - ¡De ninguna manera dejaré que te lastimen!- exclamó con deseperación y dolor- Tú podrías vivir una vida normal y feliz; sin embargo, por protegerme has renunciado a tener un hogar. Todo...es mi culpa- susurró- Perdóname, Dan. Estas palabras provocaron lágrimas en Dan, quien se agachó y acarició cariñosamente el hermoso rostro de su hermano. - No, no es tu culpa, nunca ha sido tu culpa- afirmó con ternura- Eres mi familia, Arsenie, te quiero y nada cambiará eso. Sin ti, yo sería un ser incompleto. - ¿Así que te resistes a la voluntad de la surplice?- inquirió Pharaoh muy molesto- ¡Entonces, yo mismo eliminaré a tu hermano!- decidió, lanzándose al ataque. - ¡No lo permitiré!- rugió Arsenie, elevando su Cosmos y arrojando una enorme bola de fuego con sus manos extendidas, la cual pulverizó al Espectro en el acto. Sin embargo, los ojos del joven se oscurecieron totalmente, las alas de la surplice lo elevaron del suelo y empezó a emanar Cosmos descontroladamente, clara señal de su lucha interna. - ¡Ha perdido el control!- señaló Elfriede preocupada. - Nuestro deber es eliminar Espectros, Elfriede- dijo una severa voz masculina a sus espaldas. - De ningún modo, Aspros, nuestro primer deber es salvar y proteger- dijo categóricamente la aludida- Tranquilo, Dan, yo salvaré a tu hermano. El angustiado joven la miró esperanzado, mientras ella se lanzó para tratar de romper el vínculo de Arsenie con la Estrella del Mal que lo controlaba. Este, totalmente poseído por la voluntad de la surplice, la atacó sin pensar varias veces, en tanto ella solo se dedicaba a esquivar, hasta que...
- ¡Devastación de Orión!
Elfriede esperó que su idea funcionara, mientras los pedazos de la surplice se desprendían del cuerpo de Arsenie. Había sido completamente destrozada, pero su portador no tenía mayores daños.

Aclaración: Esa Estrella del Mal y surplice fue inventada por mí basándome en la cloth de Sagitario.

Yo te voy a amar [Remake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora