13. Una misión arriesgada

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Su piel era tersa, suave, inmaculada; perfecta para él. Los dedos masculinos trazaban un recorrido ansioso por ese vientre liso hasta llegar a la parte más baja de este, algo que provocó una serie de gemidos por parte de ella, que fueron acallados por un devorador beso. - Tengo que irme, Deuteros, mañana salgo de misión- dijo Elfriede, separándolo ligeramente de su cuerpo. - Solo un poco más- pidió Deuteros, descubriéndole los pechos para saborearlos a su gusto. - ¡Ah! Lo haré si...me tomas...de una vez- gimió Elfriede con voz entrecortada de placer. - Tú lo has querido- dijo Deuteros con una sonrisa pícara, levantándole el vestido y arrebatándole la prenda que cubría su intimidad, para luego entrar en ella de golpe. Elfriede gritó y se colgó de su cuello, rodeándole la cintura con sus piernas; él se hundía en ella cada vez más rápido, hasta quedar los dos sudados y sin aliento. - Eres mi mujer, muñeca- le susurró Deuteros al oído con voz ronca. - Me encantaría pasar la noche contigo, pero debo partir antes de que amanezca- dijo Elfriede con pesar, acariciándole el pecho al moreno. - No importa, solo...vuelve a salvo, por favor, mi amor- dijo Deuteros de un modo muy tierno, que casi derrite a Elfriede. - Te lo juro, no me pasará nada- prometió la joven antes de despedirse con un último beso apasionado.

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La expresión disgustada de Elfriede lo decía todo; acababan de informarle que sus acompañantes en la misión serían Kardia y Shion. No tenía ningún problema con el jovencísimo Santo de Aries, pero con Kardia era otra la historia, pues ella lo consideraba muy inmaduro como para ser Santo de Athena, y mucho más para pertenecer a la élite. - No hagan drama, por favor, se supone que esto será una misión sencilla- acotó Shion al notar lo tenso del ambiente entre esos dos. - Entonces, no sé por qué tienen que venir dos Santos de Oro conmigo- replicó Elfriede molesta. - Es solo una misión de reconocimiento de los movimientos de algunas Estrellas Malignas, pero la torre en la que están apresados también guarda sellada a la diosa de la venganza Némesis, por lo que enviarnos es simple precaución- explicó Shion, mostrando el mejor carisma que podía para tratar de relajar a sus compañeros. - Ya veo, es una pena que Dégel aún se encuentre reposando de su misión en Francia, seguro que sería muy útil en esto- habló Elfriede, mirando con reproche a Kardia- Después de que este loco puso en peligro la vida de la señorita Athena, no lo considero muy confiable. - ¡¿Cuántas veces tengo que decir que no sabía que ella era Athena!?- gruñó Kardia, ya muy molesto por la actitud de Elfriede. - ¡Aún así, no debiste arriesgar la vida de una niña!- refutó Elfriede indignada. - Hey, ya basta- les llamó la atención Shion- Vámonos, tenemos un largo camino por delante.

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- ¿Esta es la torre?- inquirió Elfriede, deteniendo su marcha frente a un torreón gris medio derruido; sus compañeros hicieron lo mismo. - En efecto, es aquí- confirmó Shion, mirando hacia todos lados en alerta. De repente, tres Cosmos hostiles se hicieron sentir en el lugar. - Parece que ya despertaron- señaló Elfriede. - Genial, hay uno para cada uno de nosotros- comentó Kardia con una expresión de locura. - ¿Qué solo piensas en eso?- preguntó Elfriede incómoda. - Vamos, no es momento de pelear- trató de calmarlos Shion; mas, percibió un ataque viniendo hacia ellos y extendió sus manos al frente, mientras encendía su Cosmos- ¡MURO DE CRISTAL!- vociferó, levantando una pared translúcida ante ellos que detuvo el ataque- ¡¿Están bien!?- preguntó preocupado a sus estupefactos compañeros, quienes asintieron; sin embargo, Shion fue derribado por un sorpresivo ataque, dejándolo malherido. - ¡¡Shion!!- gritó Elfriede preocupada y furiosa, corriendo hacia él y encendiendo su Cosmos- ¡Devastación de Orión! El ataque destrozó al Espectro, estrellándolo contra el suelo. - ¡Aguja Escarlata!- gritó Kardia eufórico, aguijoneando sin piedad a otro Espectro, quien murió retorciéndose de dolor. El tercer Espectro trató de darse a la fuga cobardemente, pero el ataque de Kardia se lo impidió, dándole el mismo fin que a su compañero. - ¡Kardia, debemos regresar!- exclamó Elfriede, sosteniendo la cabeza de Shion en su regazo, mientras procuraba aliviar sus heridas usando su Cosmos. Kardia iba a asentir, pero un Cosmos abrumador y oscuro que emanaba de la torre lo dejó anonadado. - Némesis despertó- murmuró Shion casi sin fuerzas. - ¡No puede ser!- gritó Elfriede pasmada; pero, de inmediato, reaccionó y se volvió hacia Kardia- ¡Bicho, por más que esto me disguste, hay que trabajar en equipo para impedir que Némesis salga de la torre!
- De acuerdo- aceptó Kardia- ¿Qué hago? - Humanos- resonó la voz de la diosa-, ahora que soy libre nuevamente, les daré el justo castigo que merecen por atreverse a levantar su puño contra los dioses. - Eso es lo que tú crees, Némesis- masculló Elfriede- ¡Kardia, usa tu aguja para perforar cinco puntos de la torre, trataré de hacer un sello de Cosmos! El aludido hizo lo que se le indicó y Elfriede encendió su Cosmos; con este, trazó unas líneas a través de los agujeros hechos por Kardia, creando un sello capaz de impedirle la salida a la diosa. - ¡MALDITOS!- rugió enfurecida- ¡Pero, yo seré libre de un modo u otro! ¡No tomaron en cuenta que ese sello no funciona si tengo un cuerpo de carne! Sin darles tiempo a reaccionar, el alma de Némesis saltó sobre Elfriede y la cubrió, apoderándose de su cuerpo, el cual se retorció de una forma horrible, luchando contra la invasión; sus ojos turquesas cambiaron a una tonalidad rojiza y su rubio cabello se oscureció. El Cosmos que emitía era negro y pesado, tanto que sofocaba a los dos aturdidos Santos de Oro. - E...Elfriede- musitaron ambos. - ¡Jajaja, qué suerte, me he apoderado del cuerpo de una linda joven!- se carcajeó Némesis complacida- ¡Prepárense, humanos, llegó la hora de sembrar el caos!

Continuará...

Yo te voy a amar [Remake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora