Bosque Verde 🌲

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El sol ya se encontraba en lo alto del cielo, por lo que debía ser más del medio día.

Hacía calor, pero gracias a la masa de árboles a su alrededor, el aire se sentía fresco.

Hao se encontraba sentado en el frente de la carreta, tironeando de las correas del animal para que este avance hasta que en cierto momento, el hipogrifo detuvo sus pasos y se recostó.

- ¿Que pasa Chica? ¿Ya estas cansada? -El joven suspiró, y obviamente el animal no respondió.

Bajó de la carreta, se estiró un poco y pensó, "debe tener hambre, llevamos 6 horas sin parar".

- Probablemente haya fruta en el bosque, ¿te gustaría un poco, Chica? -¿Porque le hablaba a un animal? Se estaba volviendo loco.

Estancó las ruedas y guardó la provisión en la escotilla de la carreta.

Después de prometerle al hipogrifo que volvería pronto, se encontró caminando hacia el lado mas frondoso del bosque

Era un paisaje tranquilo y muy verde, los rayos del sol atravesaban los árboles, y se podían escuchar un par de pájaros cantar a lo lejos.

Minghao caminó por cerca de unos grandes y frondosos árboles para buscar fruta, era la temporada ideal para tener manzanas y peras salvajes, eran de sus favoritas.

Buscó durante un rato cerca de un gran árbol de tronco grueso, hasta que de repente.

- ¡¡woOOOW!! -Una enorme red cazo su cuerpo, elevando al chico por los aires y manteniendolo suspendido en una rama, con su cuerpo hecho bola dentro de las sogas.

La experiencia alentó a Minghao a no gritar por ayuda, ya que el cazador (o salvaje) podía encontrarse cerca, y no sabía si sería su salvación o su muerte.

Prefirió ser discreto.

Buscó por sus bolsillos con dificultad hasta sacar una pequeña daga, y comenzó a cortar las sogas una por una, almenos hasta donde sus brazos atrapados lo permitían. A pesar de ser muchas, logro cortar las suficientes para asomar un brazo y tratar de aflojar el nudo en la rama, pero al no poder, continuó cortando.

No se sabe si el chico estaba distraído, o si el extraño fue demasiado sigiloso, pero el corazón de Hao casi se detiene al escuchar a un hombre hablar debajo de él.

- ¡Ey hombresito! -Gritó una voz suave pero seria, seguramente proveniente del dueño de la trampa- ¿Que estas haciendo?, ¿Cuanto crees que me costó hacer esa red? Porque TE ASEGURO que no 20 minutos ¿acaso piensas hacerme otra?, ¿¡EH!? -Hao seguía sin verlo, no podía mirar hacia abajo en la posición en la que se encontraba.

- Por favor no me hagas nada, solo tenía un poco de hambre, y necesitaba algunas peras... -el cazador usó la voz mas dulce que nació de él, un instinto adquirido de joven, y una muy buena táctica de defensa.

Tan buena que parecía haber funcionado.

La red comenzó a bajar de a poco, y a medio metro del piso cayó con fuerza.

- De nada hombresito, debería hacerte coser esa trampa por las molestias -Por fin Minghao pudo ver a su captór; Era muy alto, su pelo negro y despeinado acompañaba a una piel muy blanca, y a un cuerpo muy delgado pero fuerte.

Su ropa estaba desgastada y sucia, pero remendada en algunas zonas con enredaderas y trozos de tela.
Solo traía unos pantalones cortos hechos con sacos de papas, pero parecían resistentes y bien hechos.

¿Era un vagabundo? no sería una sorpresa que lo fuese
Pero a pesar de su ropa, se veía muy limpio.

El chico alto se dio media vuelta para tomar su mochila y volver a su hogar, pero Minghao no pensaba lo mismo.

"Que Viva El Rey" - JunhaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora