• El Rey •

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Era una noche tormentosa, la peor lluvia de la temporada.
Los árboles chocaban sus copas entre sí y las gotas golpeteaban los techos.
Casi parecía como si el cielo llorase por lo que estaba a punto de ocurrir.

Una blanca sabana se teñía de color rojo, mientras la reina soltaba un último suspiro de dolor, dejando casi de manera elegante esta vida, no sin antes, dedicar su último pensamiento al amor de su vida.
Su bebé.

Los guardias traidores, fríos como el hielo y sin pensarlo demasiado, caminaron a través de aquel oscuro pasillo en el palacio, hacia la que se suponía era la habitación del futuro rey.
El silencio fue interrumpido por los pasos de los guardias y su rápida charla.

- Encárgate del bebé, voy a patrullar, apúrate y vamonos antes de que la lluvia se ponga mas intensa -Siwon alertó a su compañero y a continuación, corrió hacia la entrada del castillo, ocultando sus pisadas con el sonido de la lluvia.

Kim entró por completo a la pequeña y rosada habitación del niño, a la vez que un relampago iluminaba de manera breve su camino.
La cuna del bebé estaba en silencio, y solo una pequeña y suave respiración podía verse a través de la manta.

Kim tomó su daga mientras observaba al bulto bajo las mantas. Sabía que no debió hacerlo, que eso arruinaría el plan, pero no pudo evitar levantar la tela que cubría al pequeño príncipe, regalandole una vista que mas rápido de lo esperado, había hecho temblar su corazón.

El pequeño bebé se hallaba durmiendo boca arriba, sus pestañas descansaban sobre sus rojas mejillas, y tres de sus pequeños dedos estaban metidos en su boca.
Estaba tan callado y tranquilo, el ruido no alertaría a nadie ya que el bebé dormía, solo un movimiento y el plan se llevaría a cabo con exito.

Era tan sencillo.

El soldado Kim Jongwoon levantó por primera vez su daga hacia un pequeño bebé, sus manos temblaban y sus labios se mantenían apretados, durante unos segundos no pudo moverse de su lugar, sentía como si su cuerpo no fuese suyo.
Él no era un monstruo, ¿Como podría hacerlo?.

Siwon todavía esperaba en la puerta a que su compañero acabe el trabajo.
El no quería ser quien cargue con eso toda su vida.

La puerta principal se abrió, pero no pudo ocultar su sorpresa al ver que su compañero no venía solo.

- Kim ¿Que mierda estás haciendo con el bebé? -El tono de Choi fue bajo, ya que la lluvia había disminuido y alguien podía escucharlos.

Su amigo no pudo pronunciar palabra alguna, pero no fue necesario al ver las gruesas lágrimas rodando por sus mejillas, y sus brazos temblando todavía con el bebé en ellos, quien ya se había despertado hace rato y ahora se revolvía incómodo.

Choi no pudo hacer nada, solo tomar al bebé en brazos y correr tan rápido como la noche se lo permitiera, hacia la cabaña con los demás soldados.

🌧️

- ¡Yo no pienso hacerme cargo de ese bastardo Choi!, ¡¿Me oíste?! -Heechul caminaba de un lado a otro en la sala, con sus brazos cruzados y un rostro enfurecido, sus compañeros tenían una sola tarea, y la arruinaron por completo.
El rey les cortaría la cabeza.

- Ya pasó, el bebé está con nosotros y no podemos matarlo -Siwon levantó la voz hacia su amigo, intentando calmar las aguas en aquella habitación repleta de soldados- Fue un error traerlo, pero no podemos abandonarlo ahora.

- ¡Oh, es verdad, ¿Que tal si lo adoptamos, lo alimentamos, y lo mantenemos aislado de la sociedad hasta que sea mayor de edad? Siempre quise una mascota! -El soldado escupió con asco, mirando al bebé quien descansaba en los brazos de su amigo Jongwoon.

"Que Viva El Rey" - JunhaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora