El Valle De La Calma 🏞️

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Los muchachos llevaban un par de días cruzando aquel extenso valle, bordeado por un lago y donde los rayos del sol acariciaban sus rostros a toda hora.
Por el momento, habían decidido tomar un descanzo a las orillas del agua, mientras cada uno se encargaba de sus tareas correspondientes.

- Seungcheol, ¿me ayudas con la leña? -mientras el ave dormía y Jun trataba de treparse a un árbol solo para no estar quieto, Minghao hacía lo posible por encender una fogata que los caliente en la noche, pero los troncos eran muy pesados para cargarlos por sí solo.

Cheol le alcanzó una pila de tres troncos al mas joven, y este terminó de encender el fuego.

- ¡Cheol, ayudame a bajar! -ahora Jun se encontraba boca abajo en el árbol, sostenido de una rama con una sola pierna.

Sin esfuerzo, Cheol tomó a Jun en brazos al estilo nupcial y lo dejó en el suelo.

- Uff, casi muero... ¡Otra vez! -dijo el mas alto, volviendo a subirse al árbol.

A Cheol le esperaba una larga noche.

🌘

Ya en la mañana, los tres chicos se encontraban terminando de alistarse para el viaje.
El cazador leía su mapa en busca de la ruta mas rápida, y si querían llegar lo antes posible al próximo pueblo, iban a tener que cruzar el desierto.

Jun jugaba con el pájaro, haciéndole cosquillas en el pico con una planta.

Y Cheol era el encargado de subir todas las cosas a la carreta, como los sacos de comida, las mantas, los troncos y las espadas.
No le molestaba en particular hacer aquellas cosas, ya que tenía fuerza y le gustaba usarla.
Pero desde que había aceptado viajar con aquellos chicos, se había sentido como si solo sirviera para eso.

- Oigan, ustedes pueden ayudar -Dejó la última bolsa de comida en la carreta y miró a los otros dos, ofendido.

- Yo estoy planeando la ruta Cheol, no puedo.

- Agh, yo ayudé ayer -Esta vez fue Jun el que respondió.

Solo pudo mirarlos con hastío, pero no añadió nada mas.

Unas horas de viaje después, los chicos cruzaban el sendero en la cima del monte, no era muy largo pero si demasiado caluroso, mientras seguían la corriente del río que sería la encargada de sacarlos de allí y dejarlos en la entrada del desierto.

Casi a la mitad del recorrido, el ave calló al suelo agotada, no habían hecho mucho viaje pero el bioma húmedo y alto había mareado al pobre animal que irónicamente, debía estar preparado para las alturas porque era un ave.

- Oh no, Cheol necesito que la levantes.

Sin ganas, el muchacho se levantó de la carreta y fue hacia el animal para levantarlo, tomándolo del estómago y del pecho para darle impulso.

El ave hizo temblar sus piernas, pero pudo ponerse de pie al cabo de unos minutos.

- ¿Que tal si ahora conduzco yo? Llevas tres horas seguidas -Tenían demasiado tiempo en aquel caluroso valle y lo único que había hecho hasta ahora eran trabajos de fuerza, Cheol no quería ser solo el chico fuerte, sabía conducir animales.

"Que Viva El Rey" - JunhaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora