37. Regresamos

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Inhale profundamente para luego exhalar todo el aire tranquilamente que había en mis pulmones. Habíamos vuelto a Japón hacía cosa de tres semanas, yo no había ido a la Agencia ya que según Dazai, a Kunikida le había llegado un mensaje por así decirlo, de parte de ALFA pidiendo que esperaran un poco porque necesitaba arreglar un par de cosas para que no me quisieran matar o arrestar si me veían en la calle como si nada.

Y ahora estaba ahí, frente a la puerta de madera con la placa de metal que indicaba que ahí estaba la Agencia de Detectives Armada; probablemente llevaba parado frente a esta varios minutos ya que según yo había querido llegar temprano (mi horario empezaba a las ocho) y sin embargo, estaba parado frente a la puerta sin saber qué hacer realmente. Lo único que podía recordar antes de ese momento fue todas las veces que fui acompañado de Céline, quien siempre abría la puerta de forma escandalosa anunciando nuestra llegada, o cuando yo iba para recogerla junto a Atsushi después del trabajo del pequeño y ahora... todo era extraño, porque simplemente sabía que ella no iba a estar en ninguna parte, no iba a haber rastro de que alguna vez estuvo aquí y sólo iba a tratar con gente que apenas y conocía, a excepción de Dazai, claro.

-Si tomas el pomo de la puerta, lo giras a la derecha y empujas hacia adentro, suele abrirse la puerta, ¿sabes?- dijo Kunikida apareciendo de la nada, asustándome.

Yo lo miré algo sorprendido y apenado porque me haya encontrado viendo la puerta tan fijamente, él estaba parado a un lado de mi acomodando sus lentes y llevando su cuaderno en la mano, me miraba con seriedad pero también aprecia haber comprensión en su mirada.

-¿Porqué no entras?- me preguntó mirándome con extrañeza, yo suspiré y miré hacia la puerta otra vez- Ya casi son las ocho, ¿llevas todo este tiempo afuera?

Incómodo asentí y metí mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón, me encogí de hombros sin saber qué realmente hacer aunque seguro que contarle lo que pasaba por mi cabeza en esos momentos no era tan malo.

-No estoy seguro de si debería entrar o no, todo esto va a ser completamente nuevo para mi y por algún motivo, siento que no pertenezco aquí- dije desviando mi mirada evitando que viera mi vergüenza tras esas palabras.

-Claro que perteneces aquí, sino Céline nunca hubiera pedido que el Presidente te diera una oportunidad y sé que es ilógico que estaré confiando en la palabra de una asesina, pero el tiempo que estuvo aquí me fue suficiente para saber qué no es alguien del todo mala simplemente está del lado equivocado- dijo Kunikida bajando la vista hacia sus zapatos, probablemente recordándola.

-Si, bueno también te acostaste con ella- dije pensando en voz alta ganándome una mirada molesta de su parte- Lo siento- dije desviando la mirada sonriendo nervioso, mientras acomodaba mi sombrero.

-Lo que quiero decir, es que perteneces aquí como el resto de todos nosotros- dijo Kunikida sonriéndome levemente, supongo que su manera de manejar las cosas es lo que le gusto a ALFA.

-De igual modo, ¿cómo es trabajar en la Agencia?- le pregunté con una pequeña sonrisa.

-Bueno, piensa en gente responsable, organizada y comprometida con su trabajo- dijo acomodando sus lentes nuevamente.

-Okay- dije asintiendo.

-Ahora tira todo eso por la ventana, y eso es la Agencia de Detectives Armada- dijo soltando un suspiro de cansancio.

Yo reí ligeramente y negué con la cabeza. En ese momento se escuchó un gran estruendo en el interior de la Agencia y a Atsushi gritar "¡DAZAI-SAN!" con bastante terror y preocupación.

Kunikida y yo entramos rápidamente casi derribando la puerta y realmente preocupados de que algo grave hubiera pasado, sólo se trataba de mi estúpido novio que colgaba igual que un mono de una lámpara mientras tenía cara de lunático.

El Lobo y La Oveja ||SOUKOKU||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora