-Dazai, levántate, por favor- dije en forma de quejido mientras lo movía por el hombro para que se levantara.
-No~ Chūya, por amor a la muerte déjame dormir- dijo con la voz ahogada debido a que tenía la cabeza hundida sobre la almohada- estuvimos despiertos toda la noche, ¿no puedes tenerme un poco de piedad?
-Para empezar, tu no tuviste piedad conmigo y anoche no te estabas quejando- dije burlón poniendo mis manos sobre la la cintura mientras lo miraba divertido.
-Eso me recuerda- dijo levantando la cabeza para mirarme entrecerrando los ojos, como si estuviera analizándome- No deberías de estar cojeando y con mal humor por dolor de caderas, incluso estás vestido- dijo arqueando una de sus cejas.
-Las pastillas y la pomada sirven bastante- dije encogiéndome de hombros restándole importancia, él suspiró pesadamente.
-¿Porqué no vas con los niños y yo me quedo aquí? Durmiendo tranquilamente, sin ninguna preocupación -dijo volviendo a recostar la cabeza sobre la almohada mientras sonreía con ensoñamiento.
-¡Dazai, por favor!- exclamé exasperado recostándome sobre su espalda desnuda mirando el techo- quiero ir a visitar muchos lugares y quería que me acompañaras, no tus niños
Él se quedó en silencio durante muchos minutos para luego bufar casi con molestia y se removió debajo de mi, pero a mi no me importó así que no me moví.
-Muévete, eres pequeño no ligero- dijo en quejido alzando la cabeza ligeramente, yo abrí la boca ofendido aunque sabía que no me veía.
-¿Me estás llamando gordo?- dije ofendido frunciendo el ceño algo molesto.
-Bueno, no eres precisamente una pluma, corazón- dijo burlón riendo ligeramente.
-¿Así?- dije levantándome rápidamente parándome sobre la cama.
Rápidamente alcancé una de las almohadas y sin ninguna piedad comencé a golpearlo repetidas veces con ella, mientras que él se quejaba y trataba de cubrirse con sus propias manos.
-Eres. Un. Grandísimo. Idiota.- dije haciendo una leve pasiva hablando con cada golpe que le daba- Te. Vas. A. Parar. E. Irás. Conmigo. MALDITO CRETINO- exclamé con molestia, en eso Dazai me tomó del tobillo y me tiro a un lado suyo en la cama poniéndose rápidamente sobre mi, fulminándome con molestia en su mirada.
-Eres un verdadero dolor en el trasero, Chūya- dijo frunciendo ligeramente el ceño mientras sonreía divertido- Creo que lo mejor es hacer que te quedes aquí conmigo- dijo acercándose lentamente a mi, claramente queriendo besarme.
Antes de que pudiera hacer algo coloqué la almohada entre nuestros labios ganándome una mirada sorprendida por su parte, yo le sonreí divertido.
-Lo siento, no habrá besos hasta que te levantes y vayas con nosotros- dije mientras ágilmente lo quitaba de mi y lo acostaba a un lado de mi para luego pararme rápidamente y caminar a la puerta- iré a ver si los chicos ya están listos, nos vemos abajo~ -dije copiando su típico tono cantarín antes de abrir la puerta y salir mientras lo escuchaba maldecir.
Con una sonrisa caminé hacia los cuartos de los chicos, encontrándome con ambas puertas abiertas de par en par y completamente vacías, lo cual significaba que ya estaban abajo. Al ir hacia el primer piso, pase por la cómoda y pequeña sala para pasar hacia el comedor que estaba bastante cerca de la cocina, me sorprendí al ver a Haruki sentado en la mesa desayunando con bastante calma junto a Atsushi y Akutagawa que se miraban fijamente a los ojos como si fueran dos estatuas que ni si quiera habían probado bocado todavía.
-¿Está todo bien?- pregunté extrañado mirándolos con atención, Haruki fue el único que me miró sonriente.
-Buenos días, Nakahara-san- dijo poniéndose de pie con su plato vacío- ¿quiere tostadas francesas? Yo personalmente las hice- dijo con amabilidad ofreciéndome una de las sillas entre los otros dos que parecían zombis.
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El Lobo y La Oveja ||SOUKOKU||
Fanfiction"-Te juré que iba a sacarte de la boca del lobo, para que pudieras ser feliz, mi pequeña oveja..." Yo era la presa, como todos los demás en el mundo... mientras que ALFA era el depredador que se comería el mundo entero. Muchos entraban a la boca del...