Capítulo: 3 juramento.

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3.JURAMENTO

[♠_Sakura.Haruno_♠]

-Es por aquí -dijo Sasuke-kun. Retrocedí de la cercanía unos pasos.

-Si.

Pasó por un umbral carente de puerta, al menos en el interior estaba más iluminado. Me dispuse a secar mis lágrimas con disimulo, sin embargo, se reproducía en mi mente una y otra vez su mirada gélida y me daban más ganas de llorar; pero las retuve, con mucha fuerza de voluntad, sí, pero lo hice.

Como mis ojos estaban acostumbrados a la densa oscuridad, pude vislumbrar lo que tenía la pequeña pieza: un estante de mínima proporción situado en la esquina más lejana y un catre pegado a la pared.

Sasuke-kun se sentó en el catre respirando forzoso, como si un enorme peso cayese encima de sus hombros, denotando el inmenso cansancio que sentía. Miró hacia la nada ignorando mi presencia.

-Esto... -llamé su atención, él volteó a verme-. ¿Necesitas que... te cure?

No dijo nada.

Luego asintió señalando una caja -de la cual no me había percatado- situada al final del catre.

Su voz ronca invadió la habitación -: Allí hay utensilios médicos -asentí caminando en dirección de la caja. Transcurrió un momento-. ¿Sakura?

-¿Si? -curiosa miré su rostro. Desplegó los labios haciendo amago en preguntar algo, pero los cerró casi al instante.

-Nada.

Me picó la intriga con unas inmensas ganas de insistir para que hablase.

-Puedes... -decirme». Dejé las palabras al aire. Supe que no era una buena idea hostigarlo.

Apartando la mirada busqué en el cajón; en el fondo estaban muchos frascos, los reconocí todos: antibióticos, sanación de enfermedades fútiles -fiebre, mialgia, cefalea-, fármacos fuertes -drogas-... etc. Por ahora sólo necesitaba curación sencilla de heridas abiertas -cortes, rasguños-, así que agarré agua oxigenada, algodón, alcohol y algunas vendas. Si tenía suerte no iba a ser necesario usar mi chakra.

Al voltearme Sasuke-kun ya se había quitado la camisa.

Oh my good...

Está bien, no era para tanto pero...

¡Qué sexi! ¿Quién diría que esta sería mi oportunidad para verlo semidesnudo?

Ya Sakura, cálmate. Deberías controlar esas hormonas de puberta de diecisiete años. Respira, respira, solo concéntrate en atenderlo. Sabes como proceder.

No, en realidad.

-¿Sasuke-kun? -mis mejillas ardieron-. ¿Tienes alguna herida grave en particular?

-No -respondió tajante.

-Bueno -me temblaron las manos. Tomé una inspiración larga y profunda, luego suspiré. -. Entonces voy a comenzar.

Aún llevaba puestos mis guantes negros de cuero, que adheridos a mis manos, se sentían como mi propia piel. Me los saqué para trabajar mejor y pude notar lo sudadas que se hallaban las palmas de mis manos, las froté en mi falda para secarlas y me embargó la concentración.

Mojé las motas de algodón con el alcohol y la habitación se inundó con su olor fuerte; de alguna manera, tuve tranquilidad cuando ese aroma familiar entró en mis fosas nasales. Poseía mucha seguridad en lo que haría a continuación.

Lo que nunca ocurrió: La deserción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora