«Del odio al amor solo hay un paso» [Asakaru]

¿Es solo un paso?

Narrador omnisciente
Era un día como cualquier otro en la clase E, o al menos, eso aparentaba ser; el alboroto de los alumnos, un par de pistolas y cuchillos que salían en un intento fallido de matar a la criatura amarilla, algunos coqueteos de parte de Bitch-sensei, un Karma ausente...

Sip, todo gritaba ''normalidad''.

...

Karma comenzó a caminar por la montaña, estar acostado ya lo había cansado, por lo que decidió ir a buscar un poco de diversión, y como no, decidió ir a buscarla en el edificio principal.

Corrió colina abajo ya con una persona en mente, la persona que sería su víctima, la persona que lo mantendría entretenido por lo menos por un rato, la persona que, sin querer, hizo que se le formara una sonrisa... una sonrisa enorme, burlona y divertida.
Asano Gakushuu si que lo ponía de buen humor, aunque fuera demasiado orgulloso y cabezota como para él mismo darse cuenta mismo.

...

Asano no podía evitar sentirse inquieto, tenía un mal presentimiento sobre ese día, no sabía que era ese algo que lo molestaba, bueno si, lo sabía, sabía que ese pelirrojo lo molestaba incluso con la falta de su presencia, no podía pensar en otra cosa que no fuera en él, en su cabello, en su sonrisa, en los insultos que le iba escupir en cuanto se lo topara y... aj, esos pensamientos lo molestaban, pero tampoco tenía tiempo para preocuparse por ello. La siguiente hora iba a ser una completa pérdida de su tiempo, así es, la llamada hora libre, eso no era muy de su agrado, él ya había terminado todos los deberes que les habían dejado.

Todos trabajaban, nadie más que él había terminado, ese aburrimiento y esa inquietud que sentía desde que comenzó el día, o bueno, desde hacía un año, probablemente fueron lo que lo impulsó a salir de la clase y dirigirse a la azotea, el único lugar donde podía calmar su mente.

...

Karma sonrío, aquella cabellera naranja se dirigía al mismo lugar que siempre, justo como se lo imaginó, Asano probablemente no se hubiera dado cuanta, pero siempre se dirigía al mismo lugar, a la misma hora el mismo día todas, y cuando digo todas, es TODAS, las semanas y hacía lo mismo; un largo suspiro mientras se apoya en la reja que rodea toda la azotea, la sujeta con fuerza, mira hacia alguna dirección y se sienta por aproximadamente unos 40 minutos en los que no hace nada más que pensar, y eso comenzó a llamar la atención de un cierto pelirrojo, que sin darse cuenta comenzó en algún punto a desear que llegara ese día solo para observarlo, pero ese día sería diferente, no se conformaría solo con observar, hoy tenía la necesidad de retarlo y de paso preguntarle por ese misterioso ritual que realizaba ahí desde hacía un año.

Antes de darse cuenta ya se encontraba en la azotea con Asano dándole la espada mientras este mismo contemplaba los alrededores de la escuela.

-¿Se podría saber que hace el señorito perfecto saltando clases?- dijo Karma en un tono burlón.
La reacción de Asano fue casi inmediata, se tensó por una fracción de segundo, esa voz era imposible de confundir, se giró y cruzó miradas con aquel pelirrojo, su rival.

-¿No podría yo decir lo mismo de ti?- respondió con toda la naturalidad del mundo- O mejor aún, ¿No podría yo preguntar que hace uno de los degradados de la clase E en el edificio principal en horas de clase, Akabane?- dijo esto más para provocar al otro que por otra cosa.
-Ehhh~ , que yo me salte clases ¿Te preocupa,Gakushuu?- un pequeño tic se presentó en el ojo del presidente, le sacaba de sus casillas que el pelirrojo o cualquier peesona le hablara con tanta familiaridad, se disponía a responder pero Karma no se lo permitió- No hay nada de que preocuparse, de cualquier forma soy mejor que tú- dijo Karma sin poder evitar ensanchar su arrogante y jugetona sonrisa que no hacía más que provocar a Asano, pero este no se iba a quedar callado.

-No quiero escuchar eso de un segundón que no hace más que atragantarse en batidos de fresa- dijo Asano con una sonrisa de suficiencia en su rostro que se presentó por un solo segundo para luego ser remplazada por una cara de completa indiferencia hacia su persona.