Carta 6

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Querido Joaquín:

Creo que nunca te lo dije Joaquín, pero tenerte entre mis brazos era como sostener al sol, tú eras mi sol, y entonces te fuiste y me dejaste en la oscuridad, tanteando tu silueta y buscando por una luz que no llegaba.

Hoy, después de más de 1 año de tu partida, creí que era buena idea ir a hablar con Renata. No fui el único al que dejaste sin luz, Joaquín, ella te extraña tanto, extraña tanto a su hermano mayor, a su protector y su confidente.

Cuando su mirada cayó en mi, te mire reflejado en sus ojos, pero al intentar ir más allá, estaba vacío, la dejaste vacía a ella también, mi amor, te llevaste todo contigo. Y no podrías devolverlo nunca. Volvimos a llorar abrazados, soltando risas de vez en cuando al recordar lo patozo que podías llegar a ser.

Renata también me pidió que siguiera adelante, últimamente todos me dicen lo mismo, pero, ¿es que no saben acaso que al único que quiero es a ti? ¿no están enterados de que tomaste mi corazón y no había forma de que lo regresaras? ¿no sentían lo que yo sentía, Joaquín? ¿ellos pensaban olvidarte alguna vez? La verdad es que no, Joaquín, nadie puede olvidarte aunque lo intenten.

Una vez, mientras estabas recostado en mi pecho y jugabas a trazar líneas en el, te pregunté que es lo que no harías nunca, una pregunta fuera del tema porque es lo que solíamos hacer cuando iba a tu casa y lo único que deseábamos era estar en tu cama y hablar de cualquier cosa, pero tu respuesta fue sería y profunda. Me dijiste que jamás dejarías a tu hermana, que eras el encargado de cuidarla y que no serías como tu padre, tu no la abandonarías nunca. La amabas, y ella aún te ama, pero no cumpliste tu promesa, Joaquín, la dejaste sola y ya no había nadie que la cuidará.

Joaquín, cuando te apagaste, nos apagaste a todos a tu alrededor.

Devuelveme a mi sol, le temo a la oscuridad, y aunque nunca leeras esto:
Con amor, Emilio




Querido Joaquín, nunca leeras esto. EMILIACO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora