Carta 8

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Querido Joaquín:

Mi niño, creo que nadie tiene idea de lo mucho que te extraño y lo mucho que me haces  falta, he tratado de buscar  soluciones  a esto, he querido y deseado con toda mi alma dejar de sufrir pero entonces sería olvidarte y me niego a hacerlo.

Mi corazón se pertenece, mi alma es tuya y mi cuerpo tiene marcado tu nombre en cada espacio; lo único que no tienes mas es mis labios sobre los tuyos ni mis manos en tu piel delicada, y no tienes  idea de  cuanto duele.

Chiquito bonito, tuviste tantas recaídas  y en todas pensé que lograrías vencer a aquella enfermedad que estaba robandome a lo único que tenía, a la única persona que ame y que amaré. ¿Te acuerdas cuando llegaste a mi casa  con ese brillo en tus hermosos ojos castaños y me dijiste que había esperanza? Lo creímos, cariño, estábamos tan emocionados de que por fin habían encontrado una posible solución a todo con una arriesgada operación de   transplante de células, y aún así sabiendo que sólo existía un 20% de probabilidad de que todo estuviera bien, nos aferramos a ello y quisimos pensar que saldríamos victoriosos. Pero no fue así.

Nos hundimos de nuevo, yo más que tu porque eras un ser tan fuerte, tu alma resistía todo tipo de luchas  y yo te admiraba por eso.

Estuve contigo en todo, Joaquín, porque estaba seguro que al hacerlo me ayudaría a no llorar tanto tu partido, además de que quería pasar todo el tiempo posible a tu lado en caso de que al siguiente día ya no pudiera tenerte. Use todas mis armas para no rendirme y seguir de pie junto a ti, que cuando te fuiste, ya no tenía nada.

Y que lo nuestro se quede nuestro, que yo de amarte no me arrepiento. Lo que tuvimos fue tan sincero, cuanto te quise, cuanto te quiero.

Te quiero conmigo de vuelta, te quiero a mi lado y quiero abrazarte una vez más aunque eso sea imposible. Y ya perdí la cuenta de las veces  que lo he dicho pero no estoy listo para soltarte, ¿crees que ya sea tiempo de hacerlo?

Tal vez todos tengan razón, tal vez es hora de empezar a vivir  una vida por los dos, incluso si lo hago extrañandote, y aunque nunca leeras esto:
Con amor, tu Emilio.

Querido Joaquín, nunca leeras esto. EMILIACO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora