Carta 2

2.4K 240 10
                                    

Querido Joaquín:

La psicóloga me dijo que enviarte cartas o escribir en un diario haría que mi dolor disminuyera, decidí que escribirte sería una buena opción y después de la primera carta que envíe al lugar donde vivías, elegí hacerlo seguido. Aquí estoy, intentando que los sentimientos encontrados que tengo no me hagan arruinar la hoja con mis lágrimas.

Joaquín, tu siempre fuiste más sentimental que yo, pero ahora es a mi a quien le cuesta retener lo que siente y terminó llorando cada que te recuerdo.

Recordé la vez que te hable, ¿tu lo recuerdas? Seguro que si, estaba tan nervioso que te tire encima el pastel que llevaba en manos, pensaste que había sido tu culpa e intentaste repararlo, hasta te ofreciste a comprarme otro, pero Joaquín, ese pequeño pastel de chocolate era para ti, claro que eso no lo supiste porque me dio pena decírtelo.

No sabía como acerarme, tenía miedo a que ni siquiera me dirigieras una mirada, así que investigue por mi cuenta que es lo que te gustaba, y descubrí por buenas fuentes - Niko, tu mejor amigo y también mi compañero de equipo - que te encantaba la comida, en especial los pasteles de cualquier sabor. Nunca te conté, Joaco, pero el día que decidí hablarte, le rogue a mi tía para que preparará un pequeño postre que posteriormente te daría a ti, sin embargo quedo embarrado por todo el piso y ni siquiera pudiste probarlo. Y aunque todo fue un desastre, no me arrepiento porque después de disculparte miles de veces y de convencerte de que no era tu culpa, me miraste con tus ojitos bonitos, reteniendo una risa que quería salir desde el fondo de tu estómago y con la voz divertida me dijiste:

- De nuevo, siento lo del pastel, mi nombre es Joaquín, por cierto.

Y aunque eso ya lo sabía, fue aún más bonito escucharlo de tu boca. Entre tartamudeos te dije mi nombre, me sonreiste y te alejaste, dejando a mi corazón acelerado y mi cuerpo temblando.

Joaquín, fue suficiente escuchar tu voz para caer enamorado de ti.

Te extraño más que nunca. Le haces falta a mi corazón, y aunque nunca leeras esto:
Con amor, un tonto que no deja de amarte.

Querido Joaquín, nunca leeras esto. EMILIACO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora