19. Voy sin saber lo que harás de mi

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Narra Julia

¿Cómo no se me ocurrió pensar en que Carlos vendría también? Es amigo de Dave, lo más lógico es que estuviese aquí.
Si algo me tranquilizaba de esta situación es que sabía que Javi no tenía ni idea de lo que me pasó con Carlos, y al menos por su parte no encontraría incomodidad alguna.

Mi intención en la noche de hoy era pasármelo bien y olvidar todos los problemas de mi cabeza, así que eso haría. No le iba a dar a Carlos la oportunidad de ponerme en un aprieto, ni a Javi el privilegio de hacerme sentir mal.

Al llegar a casa de Dave, me presentó a todos sus amigos. Fueron todos encantadores conmigo, y no me pudo hacer más ilusión. En cuanto a Carlos... intenté tratarlo como uno más, y a pesar de ir en contra de lo que yo realmente sentía, era lo más correcto.

La cena transcurrió con normalidad. Dave era un gran cocinero e hizo unos platos exquisitos.
El ambiente era muy bueno; entre risas y bromas fui conociendo a todo el grupo de amigos y me lo pasé muy bien. Las chicas tenían muchas ganas de hacer planes conmigo, de salir de compras y de llevarme a conocer La Capital.
En cuanto a Carlos, apenas cruzamos palabras. Estábamos cada uno en una punta de la mesa, lo que facilitó bastante la situación.
Si que tengo que decir que en algún momento nuestras miradas se encontraron, y pude notar como mis mejillas se sonrojaron. Quise pensar que era por el efecto del alcohol, pues ya habíamos bebido alguna que otra cerveza. Pero en el interior de mi, sabía que esa no era la causa.
Al acabar de cenar, nos sentamos en los sofás de la casa de Dave para continuar con las charlas y las cervezas.

Era ya la 1 de la mañana cuando los chicos decidieron que era el momento de empezar a recoger las cosas para bajarnos a la discoteca, ya que si llegábamos antes de las 2, la entrada sería gratis.
Miki, Damion, Afri y Natalia se quedaron recogiendo el salón; Joan, Noelia y María bajaron a tirar la basura; Marilia y Alba pasaron al baño a terminar de arreglarse; y Dave, Carlos y Javi se quedaron charlando en la terraza mientras yo fui a la cocina a terminar de recoger algunos platos que quedaban sucios.

Estaba apoyada en el fregadero terminando de lavar unos vasos, cuando de repente noté a alguien detrás de mí. Noté como colocaba cada una de sus manos a los lados de mi cintura dejándome, aún de espaldas, entre la encimara y su cuerpo.
Pude notar su cuerpo acercándose al mío, y su boca cada vez más cerca de mi oreja; hasta que escuché un leve susurro: ¿Ahora también vas a hacer como que no existo?
Esa voz, tan inconfundible, tan atrapante y que me volvía loca. Carlos.
Dejó un pequeño mordisco en el lóbulo de mi oreja haciendo que me estremeciese.
La temperatura en mi cuerpo iba aumentando, sobre todo cuando comenzó a dejar pequeños besos en mi cuello.
Conseguí darme la vuelta para mirarle a los ojos, y aún atrapada entre sus brazos, pegó aún más su cuerpo al mío.
Coloqué mis manos en su pecho, notando los latidos de su corazón y la velocidad que llevaban sus desacompasadas respiraciones.
La distancia entre nosotros cada vez era menor, y nuestras caras se encontraban a escasos centímetros.
Tenía sus ojos fijos en los míos. Su mirada ardiente estaba clavada en mí, y pude ver las ganas y la pasión aumentando Segundo a Segundo. Fijé mis ojos en su boca instintivamente, haciendo que él se mordiese el labio inferior.
Subí mi mano derecha a su cuello, acercando su cara aún más a mí. Nuestros labios casi se rozaban, y podía notar nuestras respiraciones entremezcladas. Cuando estábamos a escasos milímetros susurré: Carlos...
Y en ese momento escuchamos una voz que provenía de la parte exterior a la cocina.

-J: Julia, ¿dónde estás? Me voy a ir ya a casa.

Era Javi. Por un momento me había olvidado de su presencia en la habitación contigua.
Carlos y yo nos separamos de inmediato al escuchar sus pasos viniendo hacia nosotros. Yo intenté aparentar que estaba lavando los platos, y Carlos en un hábil movimiento cogió una bolsa de basura del suelo.
Justo en ese momento entró en la cocina dirigiéndose a mi.

-J: Estás rojisima cariño, ¿te pasa algo?
-Ju: Que va, solo es que aquí hace mucho calor.
-J: Sí, llevas razón. — Carlos salió de la cocina, pues supongo que no quería ver el numerito de pareja enamorada y feliz después de lo que acababa de pasar. Mi respiración aún seguía agitada, y trataba de controlarla. — Me voy a casa ya, pero tú quédate si quieres. Estoy segura de que Dave te va a cuidar bien.
-Ju: Vale. Ten mucho cuidado mientras vuelves a casa y avísame cuando llegues.
-J: No lo dudes. Te quiero. — Y se acercó a dejar un beso en mis labios, el cual fui incapaz de seguir y me aparté enseguida.

Javi me miró un poco extrañado, pero tras esto le vi salir por la puerta de la cocina para despedirse del resto, y ya por último abandonar la casa.

¿Había estado a punto de besar a Carlos otra vez si no hubiese aparecido Javi? ¿Iba mi subconsciente un paso por delante de mis propias intenciones?
Si algo tenía claro, es que este no era el momento de pensar esto. Sino que era el momento de disfrutar de la noche y de la fiesta. Y ya en otro momento me pondría a analizar esto. Pero, y Carlos... ¿Qué siente?

Narra Carlos

Aguantar el numerito de pareja enamorada toda la noche no estaba siendo fácil. Julia tenía algo que me volvía loco, y estaba seguro de que esos sentimientos también estaban presentes en ella.
Solo tenerla a escasos centímetros durante unos segundos había sido suficiente para comprobar que estaba en lo cierto. Pero ahora tenía claro que tenía que llevar muchísimo cuidado con ella, y con su novio.

Tras recoger todas nuestras cosas, nos bajamos a la discoteca, a la cual entramos todos juntos sin pagar entrada.
Al ser un grupo muy numeroso, cogimos un reservado para estar más a gusto.
Una camarera comenzó a traernos bebidas de todo tipo.
Estábamos sentados en círculo en unos sofás. Julia estaba en frente de mí con las chicas, y apenas apartaba su mirada de ellas. No sé si fruto de la vergüenza o de cualquier otra cosa.

La noche avanzaba tranquila. De vez en cuando nos levantábamos para bailar todos con todos, volvíamos a sentarnos y así.
No había cruzado aún ninguna palabra con Julia desde que salimos de casa de Dave, pero aún así no la veía nada incómoda, lo cual me reconfortaba.

En un momento de la noche, mientras ella bailaba, me quedé mirándola fijamente. Estaba increíblemente preciosa. Con su melena al viendo y sus labios color carmín que dibujaban de cuando en cuando la sonrisa más verdadera que había visto en mi vida. Movía sus caderas de una manera tan limpia y sensual que podría volver loco a cualquiera.
De repente, vi como se dio cuenta de que la estaba mirando y comenzó a sonreírme con una media sonrisa. Le devolví el gesto, el cual correspondió agachando su mirada para seguir bailando con el resto de mis amigas.

Los chicos me cogieron del brazo y terminamos sentados en los sofás.

-D: Venga tío, que se te nota muchísimo. — Me dijo Dave pegándome un puñetazo en el hombro.
-C: ¿A qué te refieres?
-M: Tío cómo miras a Julia, se te cae la baba por ella. — Dijo esta vez Miki.
-C: Anda anda, pero si tiene novio, qué estáis diciendo.
-D: Pues eso, el único problema que tenéis. Ella se nota que también está loquita por ti.
-M: Se le Caen las bragas cada vez que te mira.
-C: ¡MIKI! — Exclamé en un grito.
-D: Lleva razón, Carlos.
-C: Sois unos pesados. Mira me voy.

Y me levanté en dirección a la puerta, cuando de repente la vi en la barra. Sola. Y supuse que estaría pidiendo algo de bebida.

Dudé muchísimo en si debería ir, pero ¿iba a frenar mis sentimientos por los capullos de mis amigos?

No. Obviamente no.

Así que me dirigí a ella, que aún estaba en la barra de espaldas sin que se diese cuenta.

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Os dejo un capítulo más por aquí, que espero que os guste❤️

¿Pasará algo en la fiesta? ¿Un new rules quizás? ¿O se quedará en un intento de?

Os leo👀✨

Nuestro instinto consigue enredarnos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora