El sonido de tus orgasmos resonaban por la pequeña habitación tradicional.
Sentías tu cuerpo arder en sumo placer.El chico frente a ti no te dejaría ir... No después de probar tu dulce néctar.
Su boca recorrió tu cuello dejando a su paso pequeños mordiscos que te ponían la piel de gallina.
Su mano se deslizó por el interior de tu yukata hasta llegar a tus pechos. Donde con pasión juguteó con tus pezones.
Su boca continuó su trayecto hasta hacerle compañía a las manos que te tenían cautiva.
El creciente de rubor de tus mejillas no hacía más que excitar al muchacho.
Besos húmedos se abrieron paso por entre tus senos, su traviesa lengua recorriendo cada milímetro de tu piel.
Tu mente era incapaz de concentrarse. Sin previo aviso te sujetó por la muñeca y te giró, para quedar así a cuatro patas delante de él.
Juntaste las piernas en anticipación a lo que venía. Todo tu pulso estaba centrado en tu fruto del Edén.
"P-por favor..." suplicaste.
Una de sus manos te sujetó por el cuello, pegandote así completamente a él. Podías sentir a tu espalda sus abdominales bien esculpidos y la calidez de su miembro. Como él parecía percibir la creciente humedad que asediaba tus partes bajas.
Te mordisqueó la oreja para después retomar el camino que ya había marcado previamente en tu cuello.
Un suspiro de placer escapó por tus labios entreabiertos.
No dejabas de temblar, de sentir como un calor abrasador imposible de apagar se había abierto camino por entre tú cuerpo. Él era el único remedio para apagar el ansia que estaba creciendo dentro de ti.
Estaba claro que le deseabas. Y él, lo sabía.
Sus plateados írises te escudriñaron como si fueras una presa a punto de ser devorada. Disfrutando de la vista que le estabas ofreciendo.
Con la mano libre ladeó con cuidado tu cabeza y tomó tus labios con los suyos en un beso dominante.
Su otra mano bajó deslizándose de tu cuello, describiendo círculos sobre tu pálida piel desnuda hasta llegar a tu torre de Babel.
Comenzó a juguetear con un dedo dentro de ti, mientras que su boca devoraba cada pedacito de tu piel que encontraba a su paso...
Le obsequiaste con un gemido, que aprovechó para apoderarse de nuevo de tu boca e invadirla con su lengua. Explorando así cada parte de ti...
Siguió dejando un camino de besos sensuales por tu espalda, mientras su mano todavía jugueteaba contigo.
En cuanto llegó a tu trasero comenzó a besarlo pasionalmente hasta llegar a tu centro.
"Eres mía" dijo con voz ronca, en un frenesí de pasión...
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¡Esta goukon es un error! ¡Modern AU!
Fiksi PenggemarArrastrada a 'una cita en grupo' en contra de tu voluntad, acabaste por conocer al aclamado príncipe de hielo, el chico adinerado por el que todas las estudiantes de Tokyo suspiraban. Pero para ti, resultó ser todo lo contrario... ¡No eras capaz de...