Se apaga una luz

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La rabia lleno a Sintel, si no tuviese su trabajo pendiendo de un hilo, lo hubiese matado en ese mismo instante sin pensarlo. Sabia que no tendría otra opción, ademas ¿Que tenia de malo pedir un simple vaso de agua? Tocó la puerta para que le abriesen y luego de un instante sonó el pestillo y la puerta se abrió con un chillido, salio de la sala donde se hallaba y cuando entro sintio como cada persona posaba sus ojos en ella, era una sensacion incomoda.

- Déjenme de mirar... ¡Yo no les he hecho nada! El que esta en esa sala es quien les a hecho algo.- Pensó Sintel mientras caminaba hacia uno de los hombres que le había ayudado a librarse de Gigante.

- Su hombre quiere un poco de agua si quieren que hable ¿Donde puedo conseguir un vaso y el agua?

- Puedes preguntarle a Ava la mujer que tiene los pendientes verdes, ella es la que te puede dar un vaso con agua. Muchacha, Gigante se ha ido maldiciendo hasta a los mismísimos dioses, si logras hacer que te acepte de nuevo en tu trabajo después de esto sera por pura suerte.

- Lo conozco muy bien. Se ha preocupado por mi mucho mas de lo que yo por el... No creo que sepa como intentar siquiera acercarme a el sabiendo lo que me dices. Pero al menos lo intentare...

Se encamino hacia la mujer mientras todavía tenia esa sensación de estar siendo observada.

- Disculpa, ¿Me da un vaso con agua por favor? El preso quiere tomar algo si queremos que siga hablando

- Claro hija, dame un momento- dijo Ava mientras vertía un poco de agua dentro de un vaso de madera con unos tallados desgastados que parecían flores- Vaya... Perece que ese bribón tiene una suerte pesima, se me ha acabado el agua... Espera aquí mientras traemos otro barril.

Ava le hizo una seña a uno de los hombres de la sala para que la ayudara y desaparecieron tras la puerta. Sintel se quedo parada y analizo la sala en la que estaba ,tenia una forma pentagonal en el centro estaban dos mesas de madera cada una con cuatro sillas con hombres y mujeres hablando acaloradamente, las paredes eran de ladrillo con color amarillento y enfrente de estas habían superficies hechas a manera de sillas pegadas directamente a la pared y con unas columnas gruesas pero no largas que les servían de base, habían antorchas que daban un brillo bastante fuerte repartidas en toda la sala puestas en bases que parecían hechas de hierro. Mientras veia a la gente un pensamiento cruzó su mente, Scales, el pequeño monstruo volador debía estar preocupado por ella. La puerta sonó y apareció Ava junto con el hombre que había llamado con un barril de agua y con el vaso de agua que ella había pedido, camino hasta donde estaba Ava tomo el vaso apresuradamente, cruzó la sala y volvió a entrar en donde se hallaba su hombre.

- Mas te vale que te la tomes rápido y también que tu lengua hable también igual de rápido.- dijo Sintel

- Todavía tienes las agallas de obligarme a hablar ¿eh? Vaya que eres terca. Dame ese agua rápido y te diré el resto de lo que sepa.- dijo el encapuchado

Sintel inclino el vaso en la boca del asesino, trago lo mas rápido que pudo el precioso liquido y se ahogo en el proceso derramando parte del agua.

- Ya tienes tu agua, ahora yo quiero respuestas.

- Bien... Bien, tu ganas. Conocí a mi cliente en una plaza del barrio bajo de la capital, tengo un nombre en las sociedades ocultas de esta ciudad. Así que para una persona como el no era un problema encontrarme.

- Dijiste que la orden de matarme venia de muy arriba, estas mintiendo desgraciado.

- Te recuerdo querida, que el barrio bajo siempre fue el mejor sitio para encontrar personas como yo.

- Deja de llamarme "querida" o te abriré un hueco en el otro hombro.- amenazo Sintel

- Ya tuve bastante con las golpizas que me han dado... ¿No fue suficiente con verme ahogándome con el agua para ti? Por que si es así estas mas enferma que yo.- Se burló el hombre

- ¡Habla rápido mi paciencia se agota!- Estalló Sintel

- Ya te he dicho lo que mas te interesa, sabes de donde viene mi hombre, sabes cual es la conexión con tu amigo el "closet empotrado" y también sabes como es el. Entonces ¿Qué mas quieres saber?

De repente el asesino empezó a gruñir.

- Graaah, me arde... el pecho... y el estomago...

El asesino se empezó a mover y se intento soltar de las cuerdas que lo tenían atado sin éxito alguno, los gruñidos se volvieron poco a poco gritos de dolor que atrajeron la atención de los hombres que estaban haciendo guardia en la puerta que inmediatamente abrieron la abrieron. El asesino se tiro al suelo junto con la silla en donde estaba atado mientras su ser entero se llenaba de dolor antes de dar sus últimos respiros con estas palabras:

- Recuerda... Que una moneda... Siempre tiene dos caras...

SintelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora