Un pequeño incidente

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Después de pensar demasiado a donde ir, Diane y yo decidimos ir un momento a un parque solamente a caminar, pero una vez que llegamos note a Diane mirando a los juegos, especialmente al tobogán, sus ojos reflejaban la alegría de una pequeña niña, sin darme cuenta ella corrí dirección al tobogán, una vez que estuvo en las escaleras paro, sus ojos se tornaron con un leve color opaco, como si su felicidad se hubiera esfumado, yo no podía verla asi, por lo que me acerque.

-Sabes que quieres hacerlo Diane, vamos, sube, al fin y al cabo no estas haciendo nada malo mas que divertirte- dije intentando animarla, al parecer lo había logrado ya que se formo una preciosa sonrisa en su rostro angelical.

Yo solo la miraba atentamente, una vez que llego a la cima se me ocurrió algo, me coloque delante de su paso en el tobogán y le abrí los brazos, de un momento a otro se vio como bajaba a un buena velocidad, su rostro derramaba felicidad, realmente parecía que la pasaba de maravilla, una vez que llegó conmigo no la deje ni tocar el suelo, ya que la había tomado de la cintura para luego levantarla por los aires, en su rostro se formo una sonrisa aun mayor, mientras reía a carcajadas, esa risa que me maravillo la primera vez que la escuche. Una vez pasado un rato la baje, ella parecía estar bastante feliz, de un momento a otro me estaba abrazando, me encantaba estar entre sus brazos ya que me sentía querido más y más. Luego de todo eso nos dirigimos a unos columpios, nos sentamos en estos y comenzamos una platica.

-Sabes King, cada día me haces sentir más y más feliz, me haces sentir como si nada me faltase, ya que tu me das todo aquello- ante esas palabras pude visualizar aquella cálida sonrisa.

-Bueno Diane, cuando estoy contigo todos mis problemas y sentimientos se me olvidan y siento como si solo tuviera felicidad y amor en mi ser, siento que una como tu solo hay en los cuentos de hadas, pero en esta ocasión, tuve las suerte de que no fuese así- ante eso me levante de mi columpio, me puse delante de Diane y la abrace -Gracias por ser ahora mi todo, y por hacerme olvidar los malos momentos en mi vida- dije recordando lo de la mañana.

Diane me hacia olvidar todo lo negativo de mi vida, me hacia ver que la vida valía la pena, ya que ella era ahora mi vida, realmente tenía tantos motivos para enamorarme de ella, pero ella tal vez no tenía ni uno para enamorarse de mi, pero aun así lo hizo. Después de un rato de abrazarla la solté para no incomodarla, me puse detrás de ella y comencé a empujar su columpio, se le veía tan alegre, pero de un momento a otro Diane se encontraba en el suelo dando un grito de dolor, yo no pude estar parado, me acerque a ella e intente ayudarla.

-Diane, perdona, no era mi intención, yo solamente quería que te divirtieras... No cabe duda que soy un imbécil...- dije intentando levantarla con delicadeza.

-No King, no eres un imbécil, eres un amor, y no te preocupes por mi, estoy bien...- dijo  parándose correctamente, pero se empezó a tambalear, haciendo que casi cayera.

-Te llevaré a casa, le explicare todo a tu padre, y el castigo lo recibiré yo por herir a tan bella flor...- dije levantándola en mis brazos de una manera delicada, necesitaba enmendar mi terrible error.

Así fue como regresamos a casa de Diane, yo estaba bastante nervioso y triste, en cuanto llegamos llame a la puerta, a lo que, cuando se abrió se vio al padre de Diane.

-¿Diga?- dijo abriendo lentamente la puerta.

-Señor... Vengo a dejar a Diane...- dije nervioso.

-¿Y porqué tan temprano?- pregunto saliendo, pero luego vio como tenía a Diane ne mis brazos- ¿Pero qué paso?- pregunto mirándome con gran seriedad.

-Bueno... Señor... Diane se lastimo... ¡PERO FUE MI CULPA!... Para que no la regañe... Vengo a dejarla descansar y a recibir mi castigo...- dije bastante nervioso y con tristeza.

-Esta bien... Pasa, ya que la acomodes te diré tu castigo...- dijo cruzándose de brazos mientras dejaba pase libre para mi.

Diane me guío hasta su habitación, una vez dentro me dirigí a su cama, yo ignoraba todo, solo quería que ella estuviera ya en la comodidad de su cama y descansara, realmente estaba tan nervioso y preocupado por saber que todo es mi culpa.

-King... No te preocupes, mi padre note hará nada- se notaba que ella intentaba calmarme, pero era imposible hacerlo.

-No es eso Diane- dije recostándola en su cama -Lo que sucede es que me preocupas tu, odio verte mal, y más si es por mi culpa, yo te lastime...- No me dejo terminar, ya que de un momento a otro sentí sus labios por un breve momento.

-No digas eso King, tu intentaste hacerme feliz y sentir una niña nuevamente, y por eso te quiero- dijo abrazándome de mi cuello.

-Yo también te quiero tanto Diane, con todo mi corazón, y por eso merezco un castigo, por lastimar a mi bella flor...- dije soltando pequeñas lágrimas, las cuales sentí como eran secadas por las tersas manos de Diane.

-Por favor, deja de culparte por algo que no deberías- su voz parecía preocupada.

-Esta bien... Supongo que ahora tengo que ir con tu padre... Espero nos veamos pronto...-dije dándole un beso en la frente para luego retirarme.

Una vez que salí de la habitación de Diane se encontraba su padre esperándome con los brazos cruzados.

-Chico, se que no lo hiciste apropósito, fue un accidente, pero eso si, no te largaras sin un castigo- dijo con seriedad.

-Estoy dispuesto a aceptar lo que sea, pero por favor no me separe de ella- dijo con suplica.

-¿Separarte? claro que no, lo que harás es que cuidaras de Diane todos los días hasta que se recupere, estarás aquí temprano y te irás tarde, a no ser de que quieras dormir aquí- dijo con un poco más de serenidad.

-Señor... ¿Podría quedarme?... Si le soy sincero, no quiero ir a casa, yo le avisare a mi familia, además, quiero estar disponible para Diane si llegase a necesitar algo.

-Esta bien, puedes quedarte, aunque te digo algo, Diane puede que le halles bastantes defectos en todo este tiempo- ante eso su voz regreso a la normalidad.

-Así tenga el peor hábito del mundo, yo nunca la dejare ni pensare mal de ella- estaba decidido a pasar con ella todos los momentos posibles.

-Me agrada que seas tan caballeroso con mi hija, ya verás que probablemente, tu seas el padre de mis nietos, bien, entraras al cuarto de Diane hasta mañana, por ahora quédate aquí en la sala de estar, a no ser que quieras estar en la habitación de ella, pero estarías en el suelo, ya es tu decisión- dijo mientras se retiraba a la que parecía su habitación.

Podría estar con Diane esta noche, o sorprenderla en la mañana, pero antes tenía que avisar en casa que me quedaría en otro lugar este día.

Espero hacer todo bien por ella.

Continuará...

¿Y si te dijera que te amo? ~King~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora