Lo que sea por amor

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Una vez que entramos Diane me pido que me quedase un momento fuera del comedor, a lo que yo obedecí, aproveche todo ese tiempo para tranquilizar mis nervios, pero me era imposible, solo Diane podía calmarme, por suerte, después de un rato salió pero no con buenas noticias para mi, ya que quería que pasase ya, yo no tuve más remedió que hacerlo, al entrar se encontraba la hermana de Diane y dos personas más, los cuales parecían ser sus padre, pero el que parecía su padre me hizo aterrarme por su mirada, parecía que en su mente ya me había torturado más de veinte veces de distintas maneras.

-¿El quién es?- pregunto aquel hombre con seriedad.

-Bueno... Señor... Mi nombre es Harlequin... Un gusto...- dije acercándome a aquel señor mientras le extendía la mano.

Aquel señor que ya pude deducir que era el padre de Diane se levanto de su asiento y apretó mi mano con una fuerza tan grande que me dolió bastante -¿Y tu qué eres de mi hija?- respondió con duda y seriedad.

-¡ES SU NOVIO!- grito Zaneri con una pequeña risa, con ese grito sabía que yo ya estaba muerto.

-Con que su novio...- su tono de frialdad fue suficiente para que me preocupara,muy probablemente de esa casa no salia con vida -Bien muchacho, siéntate aquí a un lado mió- dijo mostrándome un lugar vació.

-Esta... Bien...- respondí atemorizado, no sabía que podría pasar.

En ese momento la madre de Diane nos sirvió la comida, la cual era mi favorita, no podía creer que tendría esa suerte, por un momento me había olvidado del padre de Diane. Después de que nos sirviera y ella se sentase comenzamos a comer, todo el momento fue silencioso, hasta que el padre de Diane.

-Y bien muchacho ¿Qué tal la comida?- pregunto con seriedad.

-Esta bastante deliciosa señor, este es mi platillo favorito- dije con felicidad, realmente me había olvidado de mi miedo.

-¿Hablas enserio? Este también es mi platillo favorito- respondió aquel hombre sorprendido, eso también me sorprendió, no podía creer eso.

-Bueno señor, que buen gusto tiene- dije sonriendole, ya no sabia si estaba agarrando confianza o simplemente me sentía cómodo por la comida, pero una de las dos era.

-Si tu lo dices- dijo restandole importancia.

El resto de la cena paso sin mucha importancia, solo algunas bromas por parte de Zaneri, regaños por parte de la madre de Diane por aquellas bromas de Zaneri, y alguno que otro momento incomodo entre el padre de Diane y yo. Una vez que terminamos aquella delicia de cena el padre de Diane me pidió que lo siguiera, yo no podía negarme, a lo que eso hice, entramos a una habitación que tenía dos asientos, el se sentó en el más grande, haciendo que yo me sentase en el más pequeño.

-Bien, se que debo preguntar esto por el bien de mi pequeña, aunque no tengo la seguridad si mientes o no, pero en fin ¿Qué buscas con mi hija?- dijo cruzándose de brazos.

-Señor, yo se que probablemente no me crea, y se que lo que diga puede o será usado en mi contra, pero le prometo no mentirle, con respecto a su pregunta, solo busco ver su sonrisa cada día hasta el fin de los míos- dije con la mayor sinceridad que pude.

-Esa respuesta es aceptable, y supongo que te creo, ya que cualquier otro hubiera dicho algo como "Una relación que florezca", pero tu no mientes, ya que no dijiste algo relacionado a una familia o similar, solo relacionado a ella, siguiente pregunta. Si mi hija te llegase a engañar o a poner el cuerno ¿Qué harías?- dijo eso ultimo como un reto.

-Al menos yo se que Diane no sería capaz de eso, ella es una chica que dice lo que piensa, y si en algún momento me dice que ya no le intereso me esforzaría para volverle a interesar, pero a su pregunta, Diane no sería capaz de eso, y si lo es no podría hacer algo, ella lo quiso así, y ella así será feliz- respondí con todo lo que pensaba.

-¿Acaso tienes miedo de mi?- soltó sin más, sin algo antes, sin sentido, pero con seriedad.

-La verdad es que si señor, esto realmente aterrado, pero si quiero estar con Diane tengo que enfrentarlo de esta manera- respondí siendo bastante sincero.

-Pero sabes que, no deberías porque estarlo, ya que eres muy valiente, cualquiera hubiera respondido un simple no para impresionar, pero tu eres honesto- dijo levantándose de su asiento para irse a una mesa que había tras de el, la cual arriba tenia un tablero de ajedrez ya acomodado -Sabes mi hija es una reina en un tablero de ajedrez, ella es bastante importante, pero yo no quiero un rey para ella, el cuál solo verá por el, yo quiero un peón en su vida, alguien que, aunque sepa que morirá y este aterrado, la defenderá siempre con su cuerpo- ante eso el tomo un peón de aquel tablero para luego mostrármelo -Mira bien a este pequeño, el es considerado una pieza poco importante, pero en realidad es de lo más importante, ya que es el que esta frente a la reina, chico, Harlequin, quiero que tu seas ese peón y no aquel rey inútil-.

-Señor... Prometo ser ese peón que su hija necesita, y de ser necesario, también ser aquel caballo para saltar las adversidades e incluso matarlas para estar con su hija, aquel alfil para abrirme paso para buscarla, o incluso la torre para protegerla directamente, pero nunca seré un rey inútil en la vida de ella- dije decidido mientras me levantaba de mi asiento.

-Me agradas, se que le sacaras miles de sonrisas, tu eres el indicado- dijo acercándose a mi para luego abrir sus brazos -Oficialmente eres mi yerno, así que para sellar todo, dame un abrazo- yo no hice más que acercarme y abrazarlo, a lo que el correspondió con una sonrisa, después de un rato nos separamos -¿Sabes jugar ajedrez?- pregunto con una sonrisa de oreja a oreja, a lo que yo asentí -Entonces, juguemos una partida-.

Pasamos un buen rato jugando con tranquilidad mientras el me seguía preguntando cosas de que esperaba o que haría pero con mayor calma, hasta que al final termine perdiendo, el se había quedado con su rey, reina, peón y una torre, mientras que yo solamente tenía un peón cubriendo a la reina, un caballo y al rey. Antes de salir, el padre de Diane me pidió que le siguiese la corriente, pero que antes pusiera una expresión de tristeza y susto, y pasase lo que pasase no dejase de actuar, ni siquiera por Diane, yo obedecí. Al salir mire que Diane me miraba preocupada, me mataba verla así, quería correr y abrazarla, pero no podía hacer nada.

-Diane, llévate a este de aquí- dijo mirándome con enojo, yo no sabía que pasaba, pero no quería ver sufrir más a Diane.

ella solamente asintió con tristeza, no sabía porque su padre la hacía sufrir así. Diane me llevó a fuera para luego pregúntame que sucedió, yo simplemente evite su pregunta por lo que me había pedido su padre, ella me abrazó con gran desesperación y ganas, mientras sollozaba en mi hombro, yo solo la abrace y le dí pequeñas palmaditas en su espalda, yo sabía que ella había pensado, pero no podía decir nada, después de unos minutos me despedí de Diane, pero ella me tomó de las mejillas y me besó, me besó como si no hubiese mañana, como si su vida dependiese completamente de ello, después de esa despedida, yo me fui, después de unos minutos caminando ya no vi su casa ni a ella. En todo el camino no paraba en pensar en que estuviera pensando Diane, no quería que sufriera y menos por mi. Al llegar a casa quise ir a mi cama para dormir y verla, pero no podía creer quien estaba en mi cama, no sabía que hacia ese imbécil ahí, pero estaba en mi cama, yo no tuve que prestarle importancia, a lo que me fui al sofá a dormir, lo que menos quería era convivir con aquel hombre.

Ahora solo me queda pasar la noche y la mañana para estar con Diane y disculparme.

Continuará...

¿Y si te dijera que te amo? ~King~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora