Capítulo 1: Volver a empezar

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La mañana hacia acto de presencia con una suave briza sobre la piel de la castaña, quien molesta por el frio que sintió se enrosco más sobre sí misma y jalo lo más que pudo el edredón con el que se cubría con el fin de conservar el calor. Un par de minutos después de eso el olor a comida hizo que abriera los ojos, se sentó en el borde de la cama y estiro sus brazos hacia el techo entrelazando sus dedos y estirándolos a su vez con el fin de hacer su sangre circular con más rapidez y poder quitarse la pereza que sentía en cada célula de su cuerpo, se levantó sin preocuparse por ponerse las pantuflas y salió a la cocina de su nuevo hogar.

-¡Bárbara, el desayuno está listo! –Escucho la voz de su hermano y fue en dirección a él-

-Lo sé, fue el aroma lo que me despertó –le sonrió suavemente, su voz aún se oía ronca producto de haber dormido profundamente- ¿Qué tenemos para desayunar?

-Hotcakes con frutos rojos, para mí un café y para ti un té de manzanilla –Puso la comida en el pequeño desayunador que había cerca de la barra de la cocina y la invito a sentarse- Te queda bien el cabello corto, dime ¿Cómo te sientes?

-Aliviada de que no estoy sola en esto –susurro con un tono de tristeza- Gracias por recibirme en tu casa Christian

-Eres mi hermana ¿Cómo podría dejarte sola? –dio un sorbo a su café y dejo escapar un suspiro de satisfacción- Llegamos a este mundo juntos no pienso dejarte sola aunque me muera en el intento –La miro y noto que su mirada estaba perdida- Apúrate que debo llevarte al médico a tu chequeo y después iremos a las afueras de la ciudad, creo que es hora de que los veas.

-¿Ya puedo ver a mis padres? –Lo miro sorprendida y este afirmo con la cabeza- En ese caso debo darme prisa.

La castaña aun podía recordar el día que su hermano le dijo "Los han encontrado, pero no están bien" Ese día se había besado con Sebastián y de algún modo fue como un buen augurio de que todo iba a estar bien, ese beso le había hecho creer que las cosas perdidas iban a volver a su lugar pero, no fue así poco después de haberse acostado con él simplemente desapareció de un día a otro, aunque claro le dejo algo que la iba a perseguir casi de por vida, el solo recordarlo hacía que un vació se generara en su pecho y un su estómago diese un vuelco. Al término de su desayuno fue directa a la habitación que su hermano le había adaptado y se puso ropa cómoda; una blusa amarillo pastel que se ajustaba a su pecho y se volvía amplia en la zona del estómago de mangas largas, un pantalón negro de un material parecido a la licra que no apretaba más de lo que debía y se puso unos zapatos de suelo de color negro, tomo una gabardina por si el clima se volvía más frio de lo que ya era, agradecía profundamente el sol que hacia ese día pues aun con la estación que era lograba entibiar su piel.

-¿Estas lista? –Llamo Christian desde el otro lado de la puerta, ella abrió la puerta y lo encaro-

-Vámonos –tomo la mano de su hermano y se encaminaron hasta el ascensor del edificio, su hermano apretó el botón que llevaba al estacionamiento, cuando llego a su destino bajaron y se subieron al deportivo del muchacho quien con mucho cuidado ayudo a su hermana a subir- Oye no soy de cristal

-Lo sé, pero no quiero que te sobre esfuerces –le coloco en cinturón con sumo cuidado y luego se subió él al asiento del piloto y echo el automóvil a andar rumbo al hospital-

En la radio sonaban canciones de amor que a regañadientes el castaño aceptaba que ella pusiera, sabía que esas canciones lastimaban el corazón roto de Bárbara y ella no necesitaba eso en su estado actual, apretó el volante con sus manos para aplacar la ira que comenzaba a surgir en su ser, el recordar como hace aproximadamente 4 meses ella le llamo en una desesperación total gritando que no sabía qué hacer y que no podía volver a mirar a los ojos a su familia pues había fallado en protegerse a sí misma y que había sido una estúpida por no hacerle caso a sus instintos.

Sueños Sexuales de una Virgen II: ReencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora