Capítulo 4: Un pedacito de los dos

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Jueves, 4:30 a.m. Bárbara se sentía increíblemente incomoda, intento levantarse pero un dolor en la columna se lo impidió la primera vez, a la segunda que lo intento sintió sus muslos humedecerse a una gran velocidad, asustada miro entre sus piernas y noto su ropa empapada, alarmada comenzó a llamar a su hermano.

-Christian. ¡Christian! –Empezó a respirar con dificultad más por el estrés que por haber entrado en labor de parto ¿Qué se supone que tenía que hacer? Acababa de olvidar todo lo que había visto los últimos 4 meses- ¡CHRISTIAN!

Un golpe seco, seguido de otro se escuchó lejos de la habitación de la chica, pasos fuertes en dirección a donde estaba, seguido de eso un portazo y su hermano entrando con una mancuerna incompleta.

-¿Qué pasa? –El alterado muchacho-

-Creo que rompí fuente –asustada miro a su mellizo-

-¡¿Qué?! Oh No, no, no –soltó la mancuerna, corrió hasta ella para tomar sus manos y ayudarla a incorporarse- ¿Te sientes bien para bajar por el ascensor?

-Si pero no sé si puedo caminar por mí misma –trato de mantener la calma-

-Espera aquí –corrió hasta la puerta principal dejándola abierta, toco en la puerta del departamento de Laura quien somnolienta abrió la puerta-

-¿Qué quieres, no sabes qué hora es? –Se tallo uno de los ojos-

-¿Aun tienes tu silla de ruedas? –Hablo angustiado algo que la castaña no pudo pasar desapercibido-

-Sí, ¿Por qué? –Más espabilada intento recordar donde la guardo-

-Mi hermana esta en labor de parto ¿me la prestas?

-¿Qué? ¿No le faltaba una semana? –Corrió hasta el armario donde guardaba las cosas de limpieza sacando la silla de ruedas, tomo su sudadera- Quítate –lo empujo, cerró la puerta de su casa para luego caminar al departamento de los mellizos y entrar como si de su casa se tratase- ¿Nena?

-Aquí –se quejó pues sus contracciones ya habían empezado a volverse molestas-

-Ok necesito que hagas un esfuerzo y nos ayudes a sentarte en esto –Le dijo mientras armaba la silla-

-Iré a preparar el auto –casi se fue pero su vecina lo detuvo-

-No vas a subirla en eso, ten –le lanzo unas llaves- Usaremos mi camioneta, tengo el espacio para llevarla y que vaya cómoda –la ayudo a levantarse de la cama y dar un par de pasos hasta la silla de ruedas- No olvides su maleta.

Christian bajo por el elevador con una maleta pequeña en la mano izquierda hasta el estacionamiento subterráneo, ubico la camioneta de Laura y la abrió, acomodo la maletita en un rincón y puso la rampa que la chica tenia para subir con silla de ruedas. Unos minutos después las vio salir del mismo elevador, Bárbara estaba haciendo sus ejercicios de respiración. Apurados la ayudaron a subir y acomodarse en la camioneta de la castaña. Laura tomo el mando de la camioneta y siguió las indicaciones de Christian para llegar al hospital, mientras el hacía unas llamadas, al llegar al hospital se estaciono frente a la puerta principal donde unos paramédicos se acercaron, hicieron las preguntas de rutina, la acompañaron hasta donde se lo permitieron, luego Christian le pidió a Laura que se quedara ahí mientras llenaba el registro. Justo llegaron las chicas que ella había visto en la tarde anterior y un par de muchachos más.

-¿Laura verdad? –Dijo Emily-

-Sí –se abrazó a sí misma, no le gustaba estar en el ojo de todos los presentes-

-Ya llegue –Christian apareció atrás de sus hermanos- ya registre a Bárbara, Laura te presento a mis hermanos el de pijama azul es Ricardo y el enano es Oliver. Ellas son las amigas de mi hermana Danna y Emily –se saludó con todos con un apretón de manos-

Sueños Sexuales de una Virgen II: ReencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora