La situación era bastante incomoda, las manos de la castaña sudaba mientras era sujetada por su amante quien aún no podía apartar la mirada del hombre que los miraba con completa intriga mezclada con enojo, un muy profundo enojo. Notó que la mujer a su lado estaba comenzando a hiperventilar cosa que lo hizo preocuparse y por fin mirarla.
-¿Deberíamos irnos? –Susurró Jack-
-Aja… -La sintió temblar, no dejaba de ver al hombre sentado en aquella mesa-
-Vámonos –la instó a salir a su lado, no se dio cuenta del momento en que aquel sujeto se levantó de su sitio y los alcanzo para sujetar la muñeca de Bárbara-
-Tú y yo necesitamos hablar –Pronunció Sebastián-
-Ella no tiene nada que hablar contigo –Se interpuso en el agarre logrando que la soltara para ponerla a sus espaldas-
-¿Y tú quién carajo te crees que eres para decidir por ella? –Cruzó los brazos esperando la respuesta del joven-
-Alguien que no la abandono en un momento crítico –Gruñó con ira en cada palabra.
Antes de que ninguno de los involucrados pudiera decir nada, el médico se les acerco rogándoles que por favor salieran a resolver sus asuntos pues estaban molestando a los comensales, ambos hombres se negaron causando el suspiro de la joven castaña y doctor.
-Bien, entonces bella dama ¿está usted cómoda en esta situación?
-Para nada –murmuro-
-No es de caballeros exponer los problemas de una dama en público, señores tienen dos opciones. Número uno: cada uno viene a sus respectivos asuntos o número dos: nos sentamos todos en la misma mesa y fingimos ser buenos amigos para no dañar la reputación de un par ejecutivo muy importante –sonrió mientras miraba de soslayo a quien parecía un fotógrafo dada la enorme cámara en la mesa-
-Gracias, pero me temo que voy a negarme -Sonrió ella amablemente- En otra ocasión será, ahora mismo tengo otros asuntos que tratar. Por favor continúen disfrutando su comida.
-Bárbara, por favor -Sebastián arrugó la gerente en señal de disgusto aun manteniendo los brazos cruzados-
-Ahora no -Lo fulminó con la mirada y se desvió para caminar hasta una mesa mucho mas alejada de ellos.
Jack camino hasta donde estaba la castaña no sin antes dedicarle una sonrisa de victoria a “su rival” quien estuvo a dos pasos de ir hasta donde estaban mas su amigo lo detuvo por el hombro, le hizo un gesto con la cabeza para que volvieran a su mesa; el tiempo pasaba, ambos hombres mayores ya habían terminado de comer, el médico había aprovechado para hablar sobre algunos temas sobre la nueva construcción del hospital infantil, por su parte Bárbara comía a paso lento, su mente parecía estar lejos de la conversación que Jack había intentado inducir.-¿Bárbara?
-Ah, perdona. ¿Qué me decías? -Sonrió con nerviosismo-
-Te decía que si no estas a gusto podemos irnos -entrecerró los ojos al mirarla-
-No, esta bien. ¿Por qué debería irme? -Empezó a ingerir los alimentos en su plato y sonrió- Esta realmente bueno
-Me alegró que te guste, pero enserio. Podemos venir otro día
-Jack, no voy a dejar de vivir solo por que el padre de mi hija esta devuelta ¿podrías simplemente dejarlo así?
-¿Cómo podría? Hace solo una hora estábamos teniendo sexo en mi casa y ahora me pides que deje las cosas así cuando él esta a solo 5 mesas de distancia ¿Dónde quedó yo en todo esto? Soy tu pareja y honestamente no me siento cómodo.
-Oh, ya veo el problema. -Arrugo en entrecejo intentando mantener la calma, la castaña suspiro y lo miro con severidad- Primero que nada que entiendas que yo no elegí mantener a mi hija y a su padre lejos, en segunda si, tuvimos sexo y como si nada estoy a cinco mesas de distancia del hombre que me destrozó el corazón y en tercera tu y yo no somos una pareja, somos amigos de infancia y tenia entendido que tenias mas que claro que no te amo y no te quiero mas allá de eso, por muy buen sexo que tengamos. Así que ahórrate la maldita escena de celos, no tengo veintiún años, tengo veintisiete, no estoy dispuesta a soportar esa clase de mierda.El joven estaba indignado, los últimos tres años creía que su relación estaba en la etapa de novios y que no hacia falta decirlo, pero resulta que ambos tenían una percepción diferente de las cosas. Ella pareció arrepentirse de algunas cosas dichas, pero ya estaba dicho y no podía callar la verdad, el ambiente se volvió incómodo para ambos que de pronto se habían quedado sin apetito.
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Sueños Sexuales de una Virgen II: Reencuentro
Romance-Vuelve conmigo -Dijo en un hilo de voz- -¿Porque debería? -comentó ella mientras sonreía con incredulidad- -Porque te amo, nena.