• . ˚ * ━━ 𝐅𝐔𝐓𝐔𝐑𝐄 𝐍𝐎𝐒𝐓𝐀𝐋𝐆𝐈𝐀
❝Tú quieres diversión atemporal,
yo quiero cambiar las reglas del juego.❞
Alice McKinnon tiene las cosas claras: ella es la mejor bromista de Hogwarts y está lista para luchar. Pero no tenía en cuenta que...
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...y, sinceramente, me esperaba cosas peores viniendo de ti, pero tengo la sensación de que la profesora Umbridge ha exagerado todo un poco. Quiero decir, convertir plumas en gatos tampoco parece una broma tan terrible.
Aparte de tus castigos (que espero que sirvan para comportarte), quería comentarte algo más sobre lo sucedido con los Weasley. Debido al ataque, han vuelto a donde siempre. Creo que es conveniente que también vuelvas a casa lo antes posible. Ya se lo he comentado a Dumbledore y está de acuerdo en que utilices un traslador esta misma tarde.
Te quiere, Remus.
OBSERVÓ LA CARTA que tenía entre sus manos con disgusto. La noche anterior, todos los hermanos Weasley, Harry y Mia tuvieron que irse a Grimmauld Place. Harry había tenido una visión en la que el señor Weasley era atacado y, por órdenes de Dumbledore, todos abandonaron Hogwarts antes de que acabaran las clases. Alice se había quedado sola sin saber qué hacer, soportando las miradas de sospecha de la profesora Umbridge por la ausencia de sus amigos. Al menos gracias a Remus podría perderla de vista antes de tiempo.
La profesora McGonagall la encontró inmediatamente en el Gran Comedor cuando había terminado de leer la carta. La condujo al despacho de Dumbledore, donde mediante un traslador apareció en el número 12 de Grimmauld Place. Intuía que esa casa iba a ser su residencia durante mucho tiempo.
La primera persona a la que vio nada más llegar fue a Remus y corrió a abrazarle. No era su padre biológico, pero la había criado y era la única figura paterna que había conocido desde su infancia. Cuando lo veía, sentía que volvía a estar en casa (una casa con orejas y pelo de hombre lobo, pero para el caso es lo mismo).
—¿Está bien el señor Weasley? —preguntó Alice en cuanto se separaron.
—Está vivo, en San Mungo —respondió Remus. La sujetó de los hombros fraternalmente—. Los chicos han ido a verlo. Volverán enseguida.
—Ya me han contado que sigues metiéndote en problemas, Lizzie —dijo Sirius detrás de ella.
Se giró emocionada y lo abrazó con fuerza, feliz de verle. No tenía tanta relación con él como con Remus (principalmente porque se conocían de 3 años atrás, cuando escapó de Azkaban), pero le tenía mucho aprecio. Al fin y al cabo, Sirius había sido el mejor amigo de Marlene McKinnon. Alice veía parte de su madre en él.
—Era necesario. Esa arpía de Umbridge se ha pasado el curso haciéndonos la vida imposible —se defendió Alice—. No me miréis así. ¡Vosotros os hacíais llamar los Merodeadores por algo!
