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"Mejor arreglarnos"

Estoy sentada en la isla de la cocina, recién terminé de almorzar. ¿Qué donde esta Paulo? Está entrenando, se acerca un partido importante así que pasando más tiempo en la cancha que en el departamento.

Nuestra relación sigue igual, pero como dije antes estuve pensando y decidí creerle, así que planeaba reconciliarme con el apenas llegue.

Mis pensamientos fueron interrumpidos al escuchar el sonido de las llaves introduciéndose en la cerradura de la puerta. 

Al minuto de escuchar cerrarse la puerta Paulo apareció en la cocina sorprendiendose al verme ahí.

- Ori, no sabia que estabas acá.

- ¿Donde estaría si no? -solté una leve carcajada.

- No se, estaba distraído y no me percaté de tu presencia. -alzó los hombros. - Me voy a duchar.

- Paulo, esperá. -el se detuvo y se dio la media vuelta para volver a dirigir su mirada en mi.- Quiero hablar con vos.

- Te escucho. -se acercó.

- Estos días que me diste para pensar, gesto que aprecio mucho de tu parte, me di cuenta que no puedo vivir sin vos, que me haces tan feliz como nunca nadie lo hizo; perdón por no creerte, fui tan estúpida en pensar que vos me harías algo así. -me paré de la silla para estar a su altura.- ¿Me perdonás?

- Te perdono Ori, te amo muchísimo. -me abrazó para luego darme un beso.

- Te amo, nunca me sueltes. -sonreí.

- Te amo. -me dió un beso lento.

[...]

Al despertarme miré a mi lado y estaba la morsa de Paulo durmiendo con la boca abierta. No puedo creerlo pero roncando y todo le re doy.

Me levanté y me puse una remera de Paulo que estaba tirada, ya que yo estaba desnuda.

Me dirigí hacia la cocina para preparar el desayuno. Al pasar por el living casi me agarra un paro al escuchar un "¡sorpresa!" muy alto.

- Ay la concha de sus madres. -grité llevándome una mano al pecho. ¿Qué carajos hacen acá?

Eran los sobrinos de Paulo, Dolores y Lautaro.

- Hola, tía nosotros también te extrañamos. -dijo Lautaro sarcasticamente.

- Vinimos a visitarlos para que no se aburran, aunque por lo visto, se entretienen entre ustedes. -dijo dolores, obviamente se refería a mi vestimenta.

- ¿Cómo entraron? -ignoré el comentario de dolores.

- La llave que Paulo deja abajo de la alfombra, tía. -respondió Dolores alzando la llave.

- Dejen de decirme tía, ratas. -me crucé de brazos.- Voy a cambiarme así vamos a desayunar.




Amor ♡ | DybatiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora