Balam significa jaguar en lengua maya. La palabra se aplica también en la mitología maya a unos genios o seres deletéreos (el Uay Balam) protectores de los campos y las cosechas. Se les rendía culto antes de empezar la siembra y por tanto algunos los consideraron como deidad, aunque no aparecen en el panteón maya.
También se les llama Nukuch (Nohoch)-Uinik que signifca hombre grande y el de Yumil-Kol se les aplica cuando protegen las milpas.
Los Balames famosos, ¿son el origen del mito?
Ik’i B’alam, Ikí Balam o Iquib Balam, es un personaje de la mitología maya, donde su nombre significa (iquib, luna y balam, jaguar) "el jaguar de la Luna" o "el jaguar lunar". Fue uno de los cuatro caudillos mayas votánides que poblaron el sur de Yucatán, según el Popol Vuh -el libro sagrado, libro del consejo o libro de la comunidad-.
Los otros tres hermanos, también creados de maíz, fueron Balam Ketzé ("el jaguar que ríe" o "el jaguar con la dulce sonrisa"), Balam Akab ("el jaguar de la noche" o "el jaguar nocturno") y Mahukutah ("el que está sentado"). Iki Balam es también conocido como Ek Balam ("el jaguar negro"), y se le representa como un hombre vistiendo una piel de jaguar de color negro.
Cakixajá fue el nombre de la mujer de Iquib Balam. Nombres alternativos: Iqui B'alam, Iqui-Balam, Iqui Balam e Iquib B'alam.
Los primeros hombres creados partieron a la ciudad mítica de Tula, donde les fueron entregadas sus deidades respectivas. A excepción de Ik’i B’alam, son los creadores (los abuelos) de las tres grandes divisiones, o amaq’, de los K’iche’ (Quiché): Kaweq, Nija’ib’ y Nima K’iche’. Fueron humildes y obedientes de los mandatos de su deidad respectiva, aunque en muchas ocasiones fue Tojil, la deidad de los Kaweq, el que habló por todos. Aseguraron la sumisión de los demás pueblos al ofrecerles fuego a cambio de entregar sus corazones. Por esta razón, posteriormente secuestraron a los habitantes de los otros pueblos para sacrificarlos ante sus deidades. Finalmente, murieron dejando atrás el Envoltorio Sagrado a su descendencia. Fueron fieles a la hora de cumplir los deseos de sus deidades y finalmente mueren serenamente.
Balam Quitzé, B'alam Quitzé, Balam Kitzé o Balam Ketzé es un personaje de la mitología maya. Era el dios protector de los campos y las cosechas. Se le rendía culto antes de empezar la siembra. Su rostro recuerda a sus padres, los reyes jaguar. Su nombre significa "jaguar con la dulce sonrisa" o "jaguar que ríe", y para los mayas fue el primer hombre en ser creado a partir del maíz, después del gran diluvio enviado por el dios Huracán. Los dioses crearon a la mujer Caha-Paluma específicamente para que se desposara con él.
Los otros hombres de maíz fueron Balam Akab (jaguar de la tierra), Mahucutah (el que está sentado) e Iki Balam (jaguar de la luna). La esposa de Balam Akab se llamaba Chomihá, que significa Agua Hermosa y Escogida; la de Mahucutah, Tzununihá que se traduce como Agua de Gorriones; y la de Iki Balam recibía el nombre de Caquixahá, Agua de Guacamaya.
Balam-Agab o B'alam Agab es un personaje de la mitología maya. Su nombre significa (balam, jaguar y agab, noche) "el jaguar de la noche" o "el jaguar nocturno", fue el segundo de los hombres creado a partir del maíz, después del Gran Diluvio enviado por el dios Huracán para repetir la Tierra. Los otros tres hermanos, también creados de maíz, fueron Iquib Balam ("el jaguar de la Luna" o "el jaguar lunar"), Balam Quitzé ("el jaguar que ríe" o "el jaguar con la dulce sonrisa"), y Mahukutah ("el que está sentado"). Se había casado con Choimha, la mujer creada específicamente para este propósito.
Se le representa como un hombre vistiendo una piel de jaguar de color negro y azul.
Creencia popular
En la cultura maya, particularmente la yucateca, los Balames son, más en la actualidad, espíritus mayas encargados de proteger a los poblados, a las milpas y a los hombres. De acuerdo a la tradición popular, hay cuatro de ellos para cada sitio, cada uno de los cuales se ubica en uno de los puntos cardinales para llevar a cabo sus funciones de protección.
Suelen aparecer por las noches, aunque -algunas veces- llegan a manifestarse en el día. Se supone que si alguien tiene un encuentro con uno de ellos, enfermará de espanto; este padecimiento es consecuencia de sufrir un gran susto y se manifiesta con vómitos, diarrea, problemas de sueño, desgano, etc.
En cuanto a su aspecto, se les describe como ancianos de barba muy larga; su cara es horrible y difícilmente alguien podrá resistir una mirada suya. Usan sombreros de palma de ala ancha, llevan sandalias de piel y visten túnica flotante. Son muy aficionados al tabaco, de hecho, se dice que las estrellas fugaces, en realidad, son las colillas de los cigarros que arrojan los Balames. Existen discrepancias respecto a su altura, ya que se les describe muy altos o muy pequeños.
Su carácter es dual, es decir, hacen el bien, pero no dudan en castigar a los que han olvidado hacerles las ofrendas correspondientes.
Clasificaciones
Los Balames se clasifican en dos tipos dependiendo de sus actividades. Los encargados de proteger los pueblos son llamados Balam-cahob que significa Balames de los pueblos o Canan-cahob (guardianes de los pueblos). Y los responsables de cuidar las milpas son llamados Balam-col. Los Balames protegen los pueblos y las milpas no sólo de humanos y animales dañinos, sino de espíritus capaces de hacer daño; cuando un solo Balam no puede vencer al enemigo en cuestión, chifla pidiendo ayuda al resto de los Balames que, al escuchar el llamado, acuden prestos a auxiliarlo. Una de las armas que utilizan los Balames son los piliz-dzoncab, que son una especie de proyectiles hechos de piedra obsidiana que arrojan utilizando los dedos. Estos artefactos son muy valorados por los curanderos ya que los usan para hacer sangrías.
Otras creencias
Los campesinos tradicionales valoran en gran medida la labor desempeñada por los Balames y la agradecen dejándoles jícaras de zacá como ofrenda (bebida refrescante de maíz).
Otra de las creencias respecto a los Balames es que ayudan a los niños que se han perdido, lo hacen chiflando, para que quienes los buscan, puedan encontrarlos. El problema es que el niño se verá afectado por el encuentro y será excéntrico toda su vida.
Versión chiapaneca: El Balam también se aparece en Chiapas
En Chiapas se le conoce como Dzulúm, cuyo nombre se traduce como “ansia de morir”. Sin embargo, aquí no es tan benigno como se le podría considerar; poco se conoce de este ser e inclusive su figura fantástica es un misterio, ya que pocas personas no han logrado vivir para contarlo. Se dice que por las noches sale a proteger sus “dominios”, ya que él cree que todos son suyos, puesto a que es una de las creaturas más temidas en las cercanías de Chiapas, hasta el mismo tigre le teme al sentir su presencia; e incluso el jaguar le ofrece comida y no por hambre, sino para marcar su dominio. Según la creencia popular, ningún mortal era digno de ver su figura, exceptuando sus víctimas a las que él escogía.
Sus presas humanas son principalmente mujeres, creyéndose que tiene la capacidad de provocar una atracción irresistible en sus víctimas, por la cual su apariencia debe ser hermosa y sublime. Algunos han ido más allá como para imaginarlo como un enorme felino, con la apariencia similar a la de un jaguar, de un brillante pelaje oscuro y fulminantes ojos de color rojo. Otros lo han imaginado como un jaguar de pelaje gris con manchas pardas, llevando crines puntiagudas en el lomo y el pecho, poseyendo una cola tan larga como su propio cuerpo; encontrándose en ésta aros rojizos y también poseyendo ojos de color amarillo. También hay mujeres que han hecho un pacto con esta criatura, con el fin de convertirse en brujas con tal de dejar sus humildes vidas.
Posiblemente, representaría el suicidio o sería un segador de almas, puesto que se dice que las mujeres destrozadas por dentro le atraen y cuando éstas se suicidan sus almas están a favor el de él. También este mítico personaje aparece en la novela literaria llamada Balún Canán, escrito por Rosario Castellanos.
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Leyendas populares de terror
TerrorEn el mundo existen una gran variedad de países, culturas, tradiciones y costumbres. Algunas son fantásticas y atractivas, mientras que otras pueden o son brotescas, ridículas o exageradas. También sus monumentos, edificios, calles y el recurso natu...