X. Agoney

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- Jo Raoul pero tu prima querrá estar contigo, yo...

- Ago, – me corta antes de que termine mi frase – a mi prima le va a hacer ilusión pasar tiempo contigo y conocerte... y a mí también. Porfa vente con nosotros. – A pesar de que estemos manteniendo la conversación por teléfono sé perfectamente que Raoul está poniendo pucheros ahora mismo, supongo que le conozco ya así de bien.

Es viernes por la mañana y llevaba tan sólo media hora aquí cuando Raoul me llamó para proponerme que vaya a pasar el fin de semana a su casa para estar con él, Hugo y su prima Nerea.

El plan inicial era que pasase hoy el día a solas con ella y yo me uniría mañana para comer con ellos y conocerla, pero ahora está totalmente convencido de que Nerea querrá que esté con ellos los tres días.

El caso es que, aunque sólo sea su prima de 15 años, me da un poco de miedo conocer a la familia de Raoul. No porque no esté seguro de mi relación con él sino porque sé que esto para él es importante y necesito gustarles, empezando por la pequeña de la familia. Esto no se lo dije pero quizás debería.

- ¿Ago?

- Sí, perdón... bueno... es que...

- Amor, ¿estás nervioso por conocer a Nerea? – Supongo que él también me conoce ya así de bien.

- Un... poco... - lo digo casi en un susurro pero él lo oye perfectamente y ríe suave.

- Voy a darme una ducha rápida y bajo a llevarte un té, ¿vale? Que me apetece mucho darte un beso y hablar contigo. – Esto, evidentemente, me hace sonreír.

- Hombre pues no te voy a decir que no a algo así chiquitín, pero ¿no tenías que quedarte en casa a esperar a tu prima?

- No son ni las 10 de la mañana y me dijeron que llegaban a mediodía Ago, hay tiempo para todo. ¡Ahora te veo! – Y cuelga, sin esperar respuesta. Yo me quedo ahí parado, en mi silla de detrás del mostrador con el móvil aún en la mano y una sonrisa en la cara que ya no se me va a borrar porque tengo al mejor novio del mundo.

Pasaron tan sólo veinte minutos y Raoul está entrando por la puerta con el pelo mojado y despeinado, una camiseta rosa que le sienta genial y unos pantalones negros. Estoy justo terminando de cobrarle un par de bolígrafos a un cliente que me sonríe y se va dejando paso a mi novio con una sonrisa enorme en la cara.

- Hola. – Lo dice ya prácticamente sobre mis labios y me besa con muchísima suavidad, me recorre un escalofrío que me hace casi reír. Llevamos dos meses besándonos y todavía siento escalofríos a veces.

- Oye, ¿y mi té?

- Mierda, se me ha olvidado ir a por él. Es que tenía muchas ganas de verte... ¿quieres que vaya ahora?

- No hace falta, tienes que esperar a tu prima.

- Ago, vamos a ver... que te he dicho que Nere llega al mediodía, además que si no estoy en casa cuando toque el timbre sólo tiene que dar cinco pasos más y venir aquí... ¿vale? – Asiento y él me sonríe.

Raoul está apoyado en una esquina del mostrador acariciando distraídamente con sus dedos mi brazo que está también apoyado ahí mientras mi mira y me habla con el tono más calmado posible. Sigue intentando convencerme de que me quede el fin de semana entero en su casa y yo, que ya estoy casi convencido, le escucho y asiento con un pensamiento taladrándome en mi cabeza a pesar de lo relajante que es el tacto de sus dedos contra mi muñeca.

- Raoul... es que... ¿y si le caigo mal? Esto es importante para ti, no deberíamos forzar a que pase tanto tiempo conmigo... ¿no? – No me sale casi ni la voz, tampoco tengo claro en qué momento elegí soltarlo pero creo que necesito que me diga que eso es una tontería. Raoul se echa a reír.

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