Mediados de Junio, 20××. Cede de la ONU en territorio estadounidense.
Tras una de las juntas donde se habían tratado temas referentes al calentamiento global ---y donde como era costumbre, el gringo había aprovechado para sacar a conversación el pago del muro iniciando una breve discusión con el mexicano mayor---, el europeo caminaba tranquilamente junto a la country de menor altura en completo silencio, dirigiéndose a la misma cafetería que llevaban frecuentando desde hace años.
---Oye, España ---Inició conversación la menor ganándose la atención del ibérico quien sólo asintió en señal de que le escuchaba---. ¿No te aburre hacer ésto? ---Preguntó. Notando que su duda se podía malinterpretar, decidió explicarse mejor---. Digo, a mi no me molesta para nada seguir con la rutina, me gusta mucho tu compañía. Pero a lo mejor tu ya estas cansado de que cada que nos reunimos sólo es para tomar un café en silencio antes de tomar un avión y volver a nuestros territorios ---Aclaró un poco nerviosa.
El de bandera bicolor únicamente sonrió. Las actitudes de la mexicana siempre le habían resultado muy tiernas, incluso las no siempre tan agradables que mostraba en su faceta enojada.
---Estar con vos siempre es una bendición sea como sea, querida ---Sin borrar su sonrisa, llevó su mano diestra sobre la cabeza de la chica, agitandole el cabello como cuando era una pequeña colonia. La menor se quejó en protesta.
---¡Estupida, mi pelo idiota! ¿Sabes lo difícil que es evitar que se me esponje? ---Refunfuño arreglándose el cabello ondulado con las manos.
El de mayor altura únicamente siguió riendo a lo que la chica hizo un puchero y le dio un golpe suave en el hombro. El español era afortunado. De haber sido otro, el chico estaría casi inconsciente en medio de la calle preguntándose que camión lo había arrollado.
El par finalmente llegó a la cafetería donde el personal que ya los conocía les asignó la mesa de siempre y sin necesidad de tomarles la orden, ya tenían un par de tazas humeantes en frente. Una de café americano y la otra de café con leche y canela.
---Y, bueno ¿que te cuentas? ¿alguna novedad? ---Preguntó Mexitli animadamente soplando a su taza antes de tomar un pequeño sorbo del líquido caliente.
---Pues, sí. La verdad, es que hay algo que no puedo sacarme de la cabeza por más que lo intente... ---Empezó a explicar el europeo sintiendo como sus manos temblaban. Aunque ya había "simulado" esa misma plática cientos de veces en su cabeza, nunca se imaginó que estaría tan nervioso como ahora lo estaba.
---Oh, suena muy importante ---Comentó la norteamericana que, ha juzgar por el comportamiento del ibérico, supuso que se debía a temas sentimentales. Su especialidad---. Cuenta, cuenta~ ---Le animó sonriente mientras recargaba ambos codos sobre la mesa y colocaba la cabeza sobre sus manos, prestándole su total atención al contrario.
--Mexitli. Yo... Creo que aún amo a mi ex —Explicó el español con un potente rubor en todo el rostro, sintiendo como el corazón se le intentaba escapar del pecho.
La primera imagen que llegó a la cabeza de la mexicana fue la de Portugal.
Ella era una chica preciosa y sofisticada ---o al menos, mucho más formal que ella misma---. Hasta donde sabía, había mantenido una larga relación con el de amarillo y rojo. Pero, actualmente la portuguesa se veía demasiado interesada en Inglaterra durante las últimas juntas.
Mexitli, quien tomaba muy en serio su papel como motivadora emocional y cupido de sus conocidos, hizo aquello que toda persona haría en un caso similar:
---Uy, valiste verga... ---Dijo la tricolor palmeando el hombro de su contrario con lástima. No quería darle falsas ilusiones al español de volver con la europea---. Pero, no te desanimes por Portugal, hay muchos peces en el mar y pronto encontrarás a la chica adecuada para ti ---La mexicana tomó de las manos al ibérico dándoles un pequeño apretón, dándole a entender que estaba para apoyarlo---. O chico, no soy alguien que juzgue las decisiones del corazón ---Añadió con una sonrisa.
Sin embargo, España estaba más sonrojado que antes al punto en que la parte amarilla de su bandera era casi irreconocible. La chica había malentendido su declaración, no le quedaba de otra más que ser directo ésta vez.
---Me refería a vos, Xitli... ---Aclaró el de bandera bicolor con un nudo de voz---. Sigo enamorado de ti
El rostro de Mexitli era un poema. Había empalidecido de golpe sin desviar la mirada de los ojos de su acompañante, mantenía los labios semi abiertos como si intentara decir algo pero no encontrara las palabras adecuadas para hacerlo. Finalmente, la chica chasqueo la lengua retirando suavemente sus manos de encima de las del español, soltó una risita melancólica antes de contestar.
---Uy, valiste doble verga. Amigo ---Recalcó la última palabra mientras dejaba el dinero de su café junto con la propina sobre la mesa antes de levantarse de su asiento---. Prometiste que eso iba a quedar en el pasado... ---Susurró con voz dolida.
---Mexitli, por favor. Dame otra opor- ---La norteamericana alzó la mano dandole a entender al europeo que no quería escuchar más, tenía un rostro serio antinatural en ella que asusto al mayor.
---Hasta pronto, España ---Se despidió la latina con un beso en la mejilla, como estaba acostumbrada a despedirse antes de prácticamente correr fuera del local.
Inmediatamente la latina se había marchado, el español se llevó ambas manos a la cabeza con desesperación. Deseo con todas sus fuerzas no haber arruinado las cosas en el pasado, quería que volver a tener el cariño que la mexicana le había entregado sólo a él tiempo atrás. Por lástima, hay veces en las que una sola decisión equivocada, termina marcando de por vida a las personas que quieres.
En otra parte, México se encontraba fumando recargado en un poste en las afueras del aeropuerto. Al notar la figura de su hermana acercarse a lo lejos, tiro la colilla al suelo pisoteandola para apagarla.
---¿Cómo te fue con el weri...? Oh... ---Mexitli seguía con expresión inerte y el cuerpo rígido, su hermano sabía que era lo más cercano a llorar a lo que se acercaba su gemela quien tenía la mala costumbre de aguantarse todo ese coraje dentro. Algo en el interior del mexicano se quebraba al ver a su hermanita así---. Ven aquí.... ---El norteamericano la jaló atrapándola en un abrazo de oso.
La chica se sintió un poco mejor, permitiéndose esconder el rostro en la chamarra de su hermano.
---¿Quieres que le parta la madre al puto? --- Preguntó sabiendo de sobra lo que pudo haber pasado. Mexitli negó aún con el rostro escondido---. ¿Quieres que mande a alguien más a madrearlo? ---La menor río levemente antes de volver a negar---. ¿Quieres un helado de chocolate? ---Esta vez la respuesta fue afirmativa---. De acuerdo, princesa. Un helado extra grande de chocolate para ti será ---México separó delicadamente a su gemela de su pecho y empezaron a caminar aún abrazándola por los hombros.
El mayor no pudo evitar pensar que la situación actual de Mexitli era su culpa. Quizá, si dejara de molestarla tanto con el tema, ella podría finalmente enamorarse de alguien y recibir el amor que tanto se merecía...
Era fácil pensarlo. Pero, la realidad era que estaba muy asustado. Su hermanita lo era todo para el, era la única familia que le quedaba y no quería perderla... No otra vez.
ESTÁS LEYENDO
» Mexican Brothers « [ Rusmex | Usamex ]
RandomOh México. Oh, hermoso y problemático país. ¿Qué situaciones ocurren en el día a día de tú territorio? ¿Qué gran y omnipotente figura cuida de su glorioso hogar noche y di- --Hermano... ¿Estás hablando solo otra vez? --C-Claro que no --Dijo el mexic...