Cap IV

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En otro lugar...

—Ash~— canturreo el pelimorado ingresando al hogar —Traje comida— colocó las bolsas sobre una mesa —Y también noticias sobre Eiji— tras decir eso el rubio apareció

—¿Que pasa con él? — pregunto exaltado

—Sospecha que no estas muerto y... Mañana quiere visitar tu tumba— respondió y miro al contrario

—¿Le dijiste algo? — fruncio el ceño

—No... El me dijo que puede sentir tu presencia— retrocedió por si recibía un golpe por parte de éste

El rubio suspiro y rasco su nuca —Supongo que es momento de verlo—

—Dijiste que sería pasado mañana—

—Si, pero no existe una tumba con mi nombre, eso hará que sospeche más— se encogió de hombros —Después de su entrevista, los veré en la Biblioteca— tomó una sopa instantánea y la preparó

—Bien... — ladeo la cabeza e hizo lo mismo que el rubio

Al día siguiente...

Ya era de mañana y el joven japonés se encontraba nervioso por su entrevista, además de que no había tenido tiempo de cortarse su cabello, bajo a la recepción del hotel y allí se encontraba el pelimorado, éste al verlo lo saludo con una sonrisa

—¿Listo? —

—Eso creo... — murmuro el pelinegro con nervios

—Todo saldrá bien— palmeo su espalda y camino —Vámonos— salieron del hotel y tomaron un taxi, se dirigieron a la empresa y el pelinegro ingreso —Suerte~— le deseo al contrario con una sonrisa

—Gracias— ingresó y fue a la recepción, le dijeron la oficina y se dirigió a ésta

1 hora y media después...

El japonés salió más tranquilo del edificio y vio al pelimorado sentado en una banca debajo de un árbol —Regresé— anuncio con una sonrisa

—¿Como te fue? — se levantó de donde estaba y fue con el contrario

—¡Bien! Me aceptaron— dijo con entusiasmo

—¿¡Enserio!?... Felicidades— extendió sus brazos y rodeó al pelinegro con ellos

—Gracias— sonrió y correspondió el abrazo, se separó y miro al pelimorado —Vayamos a celebrar— propuso animado

—Vale... Pero hay alguien al que quiero que conozcas, de hecho nos está esperando— comentó con nervios, aunque estos no eran notorios

—¿Alguien? — pregunto intrigado

—Si, es un amigo mío, le hable de ti y quiere conocerte— sonrió

—Bien, ¿en donde lo veremos? —

—En... La biblioteca— respondió y vio como las expresiones del pelinegro cambiaron —Se que te trae recuerdos, pero insistió en vernos allí— añadió

—Si, esta bien, vayamos y después vamos a celebrar— sonrió, aunque aquella sonrisa fue más forzada que nada. Caminaron rumbo a la Biblioteca e ingresaron, cuando el pelinegro tomó atención a la gente que se encontraba dentro y miro a detalle tratando de ver quien podría ser aquel "amigo", se topo con una silueta conocida, su pulso de aceleró y sus ojos se cristalizaron, una inmensa sonrisa apareció en su rostro —¡A-ash...! — murmuro el nombre de este, y el mencionado volteo de inmediato al reconocer la voz, sus ojos de igual manera se cristalizaron y sintió una infinidad de emociones, entre ellas las famosas "mariposas en el estómago"

—Eiji... — sonrió y se levantó de su asiento, extendió sus brazos para poder rodear al contrario con ellos, el pelinegro no dudó y corrió a abrazarlo

 — sonrió y se levantó de su asiento, extendió sus brazos para poder rodear al contrario con ellos, el pelinegro no dudó y corrió a abrazarlo

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—En verdad eres tú... — su voz sonaba entrecortada, abrazo con fuerza al rubio y lloró en su pecho, ocultando su rostro

—Soy yo— afirmó mientras acariciaba el pelo de éste y disfrutaba de la calidez que proporcionaba el pelinegro, era un abrazo que hablaba por si mismo, demostraba cuanto se habían extrañado y cuanto se necesitaban el uno al otro. El pelinegro se separó y miro al rubio con una sonrisa, el rubio acarició su mejilla y seco las lágrimas de éste —Te extrañe... —

—Aun no creo que estés aquí... Yo también te extrañe demasiado— de nuevo las lágrimas brotaron —Salgamos... — murmuro

—Si— fue a dejar unos libros al estante al que pertenecían y salieron, el pelinegro miro al rubio y fruncio ligeramente el ceño

—¿¡Por que me mintieron!? No saben cuan sufri por la noticia que había recibido. Estaba preocupado cuando no llegaste al aeropuerto crei que te había pasado algo y de repente cuando llego recibo la noticia de que habías muerto, sentí como mi mundo se hacía añicos— su voz de nuevo se entrecorto y se deslizaron un par de lágrimas por sus mejillas

—Lo lamento, necesitaba eliminar cualquier riesgo que me impidiera estar contigo. Cuando sufri ese atentado lo único que se pasó por mi mente fuiste tú, creí que ya no te vería de nuevo... — abrazo al pelinegro y escondió su rostro en el cuello de éste, dejando caer sus lágrimas en el hombro del joven japonés —Lo siento... — murmuro

 — murmuro

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Un nuevo comienzo [Banana fish]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora