Estigmas, demasiado marcado en su sociedad, inculcados desde que el sol nació hasta que morirá.
Simplemente no podía aceptarlo.
Apenas cumplió la mayoría de edad comenzó a hacer el trámite para estudiar en otro país, Japón era un país demasiado cerrado, demasiado severo, un país que le hacía esconderse dentro de un caparazón, simplemente no podía ser él mismo.
Apenas sus pies tocaron tierra coreana dejando el avión sintió un viento recorrerle el cabello negro, una sonrisa realmente amplia se expresó por primera vez en años en sus labios y sin evitarlo dio un saltito todo emocionado apretando un poco la correa de su mochila hacía su hombro, bajando la cabeza un poco por la vergüenza que sintió al verse observado por un par de chicas adolescentes que reían incluso de él.
Caminó así, hasta que salió del lugar, la contaminación era ligeramente más alta que en su hogar natal, pero no le molestaba, aunque apenas entendía del todo el idioma, se sentía en casa, cada uno libre, con cabellos de colores, con perforaciones, con tatuajes, ¡Amaba esos últimos más que nada!, quería llenar su cuerpo de tatuajes hasta el final, hasta que no hubiera lugar donde no hubieran.
Vale, no, solo haría los que estéticamente se vieran bien, pero quería llenar su cuello y brazos, esos tatuajes le parecían tan masculinos y geniales que simplemente no podía evitar admirarlos, ¡Quería tener esos mismos!.
Caminó casi bailando por la ciudad, eran las 5 de la tarde, el día se escondía y la noche se mostraba, el tipo de persona que rondaba las calles comenzaba a cambiar, le encantaba, se sentía en un embrujo, un embrujo que le hizo sonreír con los dientes ocultos esta vez, ¡Le encanta la ciudad!.
Tomó la maleta de ruedas antes de volver a caminar, el olor a comidas, la música, casi flota, siente la vida a través de toda su cuerpo.
Sintió su estómago quejarse de hambre y de inmediato fue a donde sus pies le llevó, sus bolsillos estaban llenos por suerte, aunque tendría que buscar pronto un trabajo allí, estaba becado, trabajó para mantenerse sin descanso durante el verano, ¡Sus sueños estaban allí!, junto a esa papa frita rellena de salchicha, ¿Por qué todo se veía tan apetitoso?.
Suspiró, poniendo una mano en su estómago para regañarle para que se silenciara, no podía ir por toda la calle diciéndole a todo el mundo que se moría de hambre.
Luego de dos horas, y caminar en vez de tomar transporte público llegó a su departamento que sería su hogar durante todo el tiempo que estuviera en la universidad, no tan grande, no tan pequeño, en un 12avo piso, una cama de plaza y media, una cocina decente, un baño con ducha y tina juntos, es algo extraño tener el escusado en el mismo lugar que la ducha pero solo le queda acostumbrarse.
Esa noche no durmió mucho, entre buscar buenos salones de estética donde pudieran domar si color negro y un centro de tatuajes y la emoción de poner hacerlo apenas llegó le costó bastante en las horas de sueño, por eso, al otro día apenas y si alcanzó a arreglarse para la hora de almuerzo, en realidad salió corriendo, quería probar los platillos típicos de comida antes de comenzar con los suyos.
Y como alguien que siempre sale corriendo, siempre debe pasar algo, como ahora: mandó a volar a un chico directo al suelo.
ー¡Lo siento! ー
La costumbre nativa de su idioma salió de inmediato, el japonés se le escapó aún sabiendo que no debía usarlo allí, pero es que no pensó, solo pudo estirar la mano al chico rubio con un cubrebocas negro y un suéter negro que le tapaba el cuello.
Se quedó sin respiración.
ーTen más cuidado, imbécil ー
Japonés, ¡El chico le respondió en japonés!, no pudo evitar la sorpresa que sintió al escucharlo, su voz profunda, ruda, totalmente dominante y masculina, se quedó como tonto al mirarlo, lo peor es que ni siquiera pudo ayudarlo a ponerse de pie, solo pudo ver como el chico lo hacía por su cuenta.
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Tattoo [KiriBakuShima]
FanfictionKirishima no se siente feliz en su tierra natal, por eso, cuándo es tiempo de ir a la universidad logra convencer a sus padres de irse a Corea a estudiar. AU humanos, sin poderes.