ᴛᴡᴏ

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La noche es oscura, tenebrosa, seductora, las luces le crean un camino de placer y lujuria, un camino pecaminoso que le invita a irse a sus brazos, liberar sus alas y aprender a volar, las cadenas de sus pies no le atan más, no ve la mirada de su papá ni mamá con la preocupación en ellos, ya no hay una sociedad que le aflija, ya no tiene estándares que cumplir para seguir el día a día, no tiene que dejar que las tijeras de la sociedad corten su cuerpo para ser moldeado hasta que sea aceptado, ya no tiene que mentir.

Pero, ¿Cuánto de lo que estaba sintiendo era realmente lo que quería sentir?

Aflicción, dolor, impurio (esta palabra significa "irrespirable", pero tiene más a un sentido de agobiante, a un sentido de opresión interna), antes de la liberación la ignominia le estaba matando, se sentía desleal, sacrilegio, un impío, sintió que traicionó cada paso que dio, que su espalda ocultó todo y un par de vendas cegaron su camino. Había alguien allí, ofreciendo su mano para llevarlo al mal camino, a donde no debía ir, donde no debía pisar.

El camino estaba sucio, no, no era lo ajeno lo que estaba sucio, era él, que quiso teñir su lienzo en algo que no era, el dolor del tatuaje le hizo dar cuenta de lo equivocado que estaba.

Se sintió perdido dentro de él mismo.

ー¿Qué mierda te pasa? ー

Calidez, un solo toque fue suficiente para hacer que sus ojos vieran otra vez, pudiera enfocar y darse cuenta que estaba teniendo una crisis da pánico.

Las rodillas le fallaron pero no se cayó, Bakugō con una firmeza y fuerza que su cuerpo parecía no tener le sostuvo por la muñeca y luego por la cintura haciendo que sus pechos se juntaran, que sus rostros se pusieran realmente cerca, que le robara el aliento más de lo que ya estaba perdido.

No se sintió mal, pero al mismo tiempo algo dentro de él se rompía.

ーOye imbécil, no jodas, ¡Oye! ー

Lo estaba mirando, con los ojos hacía él, con la mirada perdida en él, no estaba perdido pero sus pensamientos le estaba... No, no eran sus pensamientos, eran sus deseos chocando, los que tanto tuvo que reprimir.

Sonrió antes de lentamente agacharse en el suelo, llevó la cabeza al frente, a ese hombro de ese firme, y junto a él sus rodillas tocaron el suelo.

Le dolía el cuello.

Qué dolor tan real.

ーLo siento... Estoy bien, solo dame unos minutos ー

Su propia voz sonó baja, un japonés bajo y calmo, hasta sumiso, y eso fue lo que hizo que Bakugō se relajara, notó las bolsas en e suelo, notó que el brazo de su cintura se apretaba más, notó de inmediato la verdadera naturaleza de ese chico, entendió que había sufrido, que su naturaleza le obligó a formarse duro, a formarse con una coraza y así se obligó a sí mismo a no confiar, pero ni aunque apenas se habían conocido ese día ese chico le había dejado, la mirada que le dio fue de preocupación real, fue algo que desde el fondo de su alma se reflejó con su mirada, sinceramente se sintió feliz, sintió que aunque era una sola persona le había mirada tal y como era, ojalá pudiera ser amigo de ese chico... Por lo menos al principio.

No supo cuánto tiempo estuvo sentado en medio de la vereda, las personas pasaban la mayoría con indeferencia, algunos otros le miraban y otros se acercaban a preguntar sobre su salud, Bakugō con una paciencia que no sabe de dónde saco se mantuvo a su lado, siempre sosteniendo su mano, quizás estaba preocupado de que se fuera a desmayar, pero era la primera vez que alguien además de sus padres le sostenía tanto tiempo su mano.

No sabía si su corazón latía tan fuerte por la crisis de pánico que tuvo o porque esa mano robusta cabía tan bien en concordancia con la suya.

Se sonrió, evitando que Bakugō le viera.

Se sintió realmente cálido, sintió como que de pronto el ruido dejó de ser agobiante, que las luces dejaron de ser ojos que le miraban en foco, dejó de ver la cara decepcionada de sus padres, e incluso sintió una palmada en la espalda que le hacía saltar hacía un campo de flores y disfrutar del sol.

Se sorprendió mucho en ver una botella de agua frente a sus ojos, incluso parpadeó porque había una niña que se la estaba ofreciendo.

La tomó con su mano libre y sonrió murmurando un gracias muy pequeño y significativo, es la primera palabra que aprendió y sinceramente le encanta, poder dar las gracias en cualquier idioma es una bendición, expresa el sentimiento real.

Bakugō le soltó la mano pero se quedó a su lado con una rodilla en el suelo y la otra pierna apoyada en su pie, lo vio beber en silencio y solo cuando terminó le quitó la botella y la guardó en su bolsa, poniéndose de pie, ofreciendo su mano.

ーVamos a mí departamento, queda más cerca y no pienso cargarte si te desmayas de nuevo ー

ー... lo siento ー

Sonrió tomando su mano, sintiéndose un poquito mareado pero la fuerza de la mano de Bakugō le calmó lo suficiente para poder dar un paso, paso que ni siquiera tuvo que esforzarse en seguir dando ya que Bakugō le guió todo el camino hasta el departamento, claro, después de acariciar la cabeza de la niña, y agradecerle por algo... ¿Bakugō le había pedido a la niña que fuera a comprar agua? Imposible.

Seguramente estaba alucinando.

Vale, estar acorralado contra la puerta no es una alucinación para nada, ¿Dónde se había metido?

Tattoo [KiriBakuShima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora